El Tamarguillo es, ante todo, un arroyo que desemboca en el río Guadalquivir, pero su nombre también está presente en una ronda muy conocida y en un parque relativamente desconocido, aunque hoy trataremos de poner en relieve todas las bondades de éste último. Lo primero que llama la atención del Parque del Tamarguillo, situado junto al Aeropuerto de San Pablo, son sus enormes dimensiones, ya que cuenta con 96 hectáreas de extensión, aproximadamente el doble que el del Alamillo. Tanto es así que, salvo que contemos con un físico excepcional, resulta complicado atravesarlo de punta a punta si no es a través de una bicicleta. Además, su disposición horizontal tampoco ayuda a vadearlo con facilidad.
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El Monte Gurugú: de Melilla a Sevilla
Como el que no quiere la cosa, el Monte Gurugú tiene más de 80 años de historia. Hablamos del carismático montículo que se encuentra en el centro del Parque de María Luisa desde la Exposición Iberoamericana de 1929, concretamente entre la Glorieta de los Hermanos Álvarez Quintero y el Jardín de los Leones. Si bien su elevación (algo más de 20 metros) no es excesiva, el mirador que lo corona ofrece unas vistas hermosas de todo el recinto. Se accede a él a través de una escalera pedregosa que nos retrotrae a tiempos muy antiguos y posee una cascada de agua que desemboca en un pequeño estanque.
Antaño, en sus aledaños se podían divisar patos e incluso pavos reales, pero lamentablemente dicha fauna se fue perdiendo progresivamente. No así la flora, ya que la vegetación es frondosa y heterogénea gracias a la humedad que impera en el terreno. Así, podemos encontrar desde pinos piñoneros a setos, pasando por almeces de tronco liso. Otro rasgo que define al Monte Gurugú es el túnel que lo atraviesa de un extremo a otro. En su día formaba parte del recorrido del tren de la Exposición de 1929, pero recientemente fue rehabilitado como carril bici.
¿Y de dónde viene el nombre de Gurugú? Pues del macizo dominante de la ciudad de Melilla. De hecho, dicho monte es el punto más alto (890 metros) del cabo norteafricano de Tres Forcas, y a comienzos del siglo XX fue escenario de encarnizadas batallas entre las tropas españolas y los rebeldes rifeños liderados por Abd el-Krim. Desde su cumbre se puede divisar, en un día soleado, la superficie de Argelia e incluso Sierra Nevada, aunque más que como paraje turístico, últimamente viene siendo utilizado como refugio de inmigrantes, ya que muchos subsaharianos se ocultan en sus laderas aguardando el momento exacto para cruzar la frontera.
Una selva a tiro de piedra
El jardín de Blancanieves
El pulmón de la ciudad
Un buitre en Sevilla Este
Si hay que buscar un lugar para instalar un zoo, Sevilla Este lleva meses haciendo méritos. Los vecinos de un rincón de este barrio, la zona de Andalucía Residencial, pueden presumir de tener un hábitat propicio para montar su propia jungla y atraer a una rica y variada fauna. Si en Navidad se vieron sorprendidos por un jabalí, que campaba a sus anchas por la barriada, el intrépido visitante de este jueves fue esta vez un buitre, que se acomodó en lo alto de un bloque de pisos de la calle Zapillo.Una madre y su hija estaban tendiendo la ropa tan ricamente en la tarde del jueves cuando vieron la sombra del animal, que seguidamente se posó en el pretil de la azotea de su piso.
Nace un segundo hipopótamo en el Castillo de las Guardas
Un macho de 25 kilogramos de peso es el segundo hipopótamo que nace en la reserva natural de la localidad de El Castillo de las Guardas, un espacio natural privado ubicado en la Sierra Norte sevillana.Este nuevo hipopótamo, que ha nacido este martes, se une al primer nacimiento de esta especie que esta reserva natural logró en 2007 a pesar de que no es fácil la reproducción en cautividad de estos animales, según ha destacado un portavoz de la reserva.Este espacio natural privado ha recuperado unas 230 hectáreas de una antigua explotación minera de cobre donde viven en semilibertad un millar de animales de los cinco continentes, entre ellos una amplia representación de la fauna africana.
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