Valme: el presente

valme actualTras la celebración de una misa, la Romería de Valme comienza a las ocho de la mañana con la salida de la Virgen desde la Parroquia de Santa María Magdalena. Le acompaña una comitiva formada por jinetes, amazonas, miles de devotos que realizan el camino a pie y carretas tiradas por bueyes. Discurre por la vieja carretera que une Dos Hermanas con el barrio hispalense de Bellavista, una vía angosta y sinuosa que ofrece estampas muy hermosas, como por ejemplo los parajes de Barranco, el arco de la Hacienda de Doña María o la pendiente conocida popularmente como ‘Cuestaelinglés’, donde a medida que se avanza se va divisando Sevilla en el horizonte.

La llegada a la antigua ermita de El Cortijo del Cuarto es, al mismo tiempo, el ecuador y punto álgido de la jornada, pues allí se celebra una convivencia fraternal muy distendida, con tiempo suficiente para comer, cantar, bailar y rezar. Después de entonar el Rosario, a las seis de la tarde se inicia el regreso al templo de partida y la recogida se produce pasadas las 11 de la noche.  Uno de los elementos diferenciadores de la Romería de Valme es que todas las carretas, incluida la de la Virgen, están decoradas con flores de papel de seda rizadas a mano. Además, también hay espacio para las galeras, que son remolques agrícolas de mayores dimensiones que las carretas.

Según los últimos datos oficiales, a la romería asisten más de 200.000 personas procedentes de todos los rincones de Andalucía. Precisamente esta masificación es la que ha provocado en los últimos años un caminar excesivamente lento, pues huelga decir que no es fácil movilizar a tantísimas personas por un sendero tradicional. Fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional el 15 de junio de 1976 y está considerada como la romería más concurrida de Sevilla y la tercera más popular de la región andaluza, sólo por detrás de la del Rocío (Almonte, Huelva) y la de Nuestra Señora de la Cabeza (Andújar, Jaén).  

Movimiento, luz y color en el cartel de la Semana Santa 2011

cartelPara plasmar el cartel de la Semana Santa de Sevilla, Juan Manuel Calle (Utrera, 1961) confiesa que miró a su interior y recurrió a viejas experiencias y recuerdos. Fue así, entre la neblina de sus recuerdos de juventud, como apareció en el cartel la Virgen de Gracia y Amparo de la hermandad de Los Javieres, cofradía con la que no guarda una vinculación especial, sino más bien afectiva. «En mi época de estudiante vivía muy cerca de la calle Feria y tenía una familiaridad visual y sentimental con Omnium Sanctorum», la parroquia donde tiene su casa esta dolorosa del Martes Santo.Profesor de Pintura Mural de la Universidad de Sevilla, el artista fue trabajando el diseño previo en ordenador concibiendo el cartel como un espacio de composición vivo.

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Con flores al Más Allá

floresPara muchos antropólogos y psicólogos las nuevas tecnologías que permiten mantener una llama encendida en Internet no son buenas. «Sólo pretenden evitar la muerte y producen una situación de engaño», afirma el especialista en ritos funerarios Manuel Mandianes. «Queramos o no queramos, la desaparición de un ser querido nos produce un vacío», asegura. Así que nada de esconderse bajo la almohada. Toca enfrentarse al duelo y recordarle con flores.Porque si hay una tradición el Día de los Difuntos que parezca imbatible esa es la de poner colorido en las tumbas de nuestros seres queridos. Representan una metáfora profunda. Nos están diciendo que a pesar de todo siempre quedará dentro de nosotros un hueco para el recuerdo de las personas que formaron parte de nuestra vida. Los crisantemos son las flores de los difuntos. Y dentro de ellos, los blancos se alzan en lo más alto de este particular podio cenizo.

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