Como gatos por los tejados de Sevilla

Son muchas las cosas que debo agradecerle a esta web. «Portal de Sevilla» como a mi me gusta llamarlo, pues realmente es una puerta a nuestra magnífica ciudad. Pero sin duda lo que nunca pensé al crear Sevillaen360 es la cantidad de lugares únicos y que en un principio creía inaccesibles que iba a conocer.

Una vez más, nos han abierto puertas, pero como en ocasiones anteriores no sólo nos han permitido acceder sino que no han permitido subir a lugares no abiertos al público y que quizás pocos Sevillanos hayan podido contemplar.

Iglesia del hospital de las cinco llagas.Esta vez ha sido en el Parlamento de Andalucía, lugar que antaño fue el Hospital de las Cinco Llagas y que sin extenderme demasiado en la historia, ( pués estoy seguro que nos espera un magnífico artículo de nuestro gran compañero David ), tuvo en sus instalaciones una iglesia que en la actualidad, además de conservarse es el lugar en el que se realizan los plenos. Podéis verla remarcada con un cuadro azul en la foto de la izquierda. ( Pulsar sobre las fotos para ampliar )

 

 

 

 

 

Acceso de tejadoNos permitieron acceder a su tejado por una escalera en forma de caracol que además de ser una obra de arte en sí misma es ¡¡la mejor escalera exprimepulmones que existe!! En la siguiente foto podéis ver la ubicación de la escalera por la que subimos, justo en una de las esquinas de la iglesia. Naturalmente hice una fotografía de dicha escalera, foto que me ha parecido oportuno llamar  Escalera «par-lamento» por la complejidad de su subida.

 

 

 

 

 

 

Fotografía de la Escalera:

Continuar leyendo «Como gatos por los tejados de Sevilla»

La fotografía en Sevilla (I)

En el año 1839, un inglés se colocó delante del Ayuntamiento de Sevilla, sacó un artilugio realmente extraño, apuntó hacia la fachada y pulsó un interruptor. Sin tiempo para asimilar la escena, las autoridades corrieron a detener al sospechoso porque creían que portaba una escopeta, pero nada más lejos de la realidad, ya que lo que acababa de hacer era tomar la primera fotografía de nuestra ciudad.

 

Aquella pionera, legendaria y borrosa imagen es uno de los grandes tesoros que se conservan en la Fototeca Hispalense de Miguel Ángel Yáñez Polo, un prestigioso médico internista con amplios conocimientos de química al que siempre le fascinó la fotografía. No en vano, custodia en su domicilio particular más de 300.000 instantáneas con un incalculable valor documental, las cuales ilustran el desarrollo de Sevilla desde 1839 hasta 2001. Y si se dice que una imagen vale más que mil palabras, sus archivos deben valer más de 300 millones de palabras, el equivalente a un buen puñado de libros de historia y a una incontable cantidad de horas de dedicación.

 

¿Y cómo consiguió reunir semejante banco de imágenes? Yáñez Polo sació su afán de coleccionismo comprando muchas de sus fotografías en los mercadillos del Jueves y en el de la Plaza del Cabildo, donde los vendedores desconocían el verdadero alcance de sus productos. Una vez que su recopilación adquirió notoriedad, también recibió donaciones y hoy día posee una de las fototecas privadas más importantes del continente europeo. Pero no solo puede presumir de cantidad, sino también de calidad, ya que almacena las fotografías con las condiciones ambientales precisas, es decir, siempre alejadas de la luz, con un sistema de renovación del aire automatizado y una temperatura constante (20º C), entre otros factores. Asimismo, la entrada de personal está restringida para preservar la conservación.

 

Debido a la enfermedad que padece, Yáñez Polo ya no puede hacerse cargo del archivo ni tampoco ampliarlo, por lo que su deseo es cederlo a otro propietario o a las instituciones públicas siempre y cuando permanezca en Sevilla. De momento, nadie ha recogido el guante, pero la lógica hace pensar que más pronto que tarde sucederá. Imágenes del Zeppelín volando sobre la Catedral, de las contadas nevadas, de la Semana Santa de hace un siglo, de monumentos que desaparecieron o fueron reformados y de un largo etcétera bien merecen la pena.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.

Vamos hoy con otra mujer que visitó Sevilla en el verano de 1919.
Poetisa chilena, de la que voy a contar rasgos de su belleza y de su personalidad.
Sus poemas los dejo a vuestro criterio. Podréis encontrar algunos de sus libros, en librería de viejo, y quién sabe si en Internet.

En el siglo XX, quitando a Concha Espina y a Emilia Pardo Bazán, la literatura era un mundo de hombres.
Y mira por donde, aparece en escena Teresa Wilms.
Mujer hermosa y bohemia.

Abandonó a su marido y se fugó a Buenos Aires con el poeta Huidobro.
Anteriormente había sido la amante de Max Ernest, en Paris.
Esto propició que todos los poetas empezaran a elogiar su obra, con la secreta intención de meterle mano.

Se entiende, en parte, si contemplamos sus retratos.
Según sus contemporáneos, era guapísima, bellísima y estupendísima.
De sus poemas no he oído referencias dignas de comentar. Se ve que su belleza copó su arte.

Escapó de Nueva York porque la creyeron una espía alemana. Y así recaló en España.
Los españoles creyeron que era una diosa mundana y todos querían besar al santo.
¡Somos de otra raza!

En Madrid cortó oreja y rabo.
Julio Romero de Torres la retrató al óleo.
S. M. Alfonso XXIII, que sentía fascinación por ella, le regaló una alhaja en forma de cruz.
Pero no hay duda que los mejores presentes fueron las opiniones de los poetas.

De ella dijo Huidobro:
“Es la mujer más grande que ha producido América. Perfecta de cara, perfecta de cuerpo, perfecta de elegancia, perfecta de inteligencia, perfecta de fuerza espiritual, perfecta de gracia.”

¡Qué falta de delicadeza para las mujeres españolas!

Y el colmo, fue el comentario de Juan Ramón Jiménez, poco dado a los elogios.
En su estilo poético más puro escribió de ella:
”Tú das una cosa que no es la usual, pero que puede serlo desde que tú la tocas. Tus caminos son otros, otros que son uno, uno, en el momento mismo en que tú pones en ellos tu pie, tu planta, mística tú, diferente de todas las místicas”

¿Qué pensaría Zenobia de Camprubí, su esposa, amiga y secretaria? Y además excelente escritora y traductora de la obra de Tagore.

Teresa se suicidó en Paris a los veintiocho años.
Final muy propio de la época romántica, que aún en sus postrimerías seguía haciendo estas gracias.

Vivió intensamente la vida. Fue querida y admirada, y tomó la decisión de acabar con todo.
¿Cansada? ¿Aburrida?
¡Tonta!

Ramón Gómez de la Serna, al conocer la noticia dijo.” Fue una mujer hermosa a la que persiguieron los hombres”

Dejo, a los amigos de Sevilla, un esbozo de la personalidad de esta mujer que conquistó a todos y se perdió a sí misma.
Bella, bohemia, mística…
¿Sería feliz?

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y de otra persona ilustre que nos visitó.

 

Manuela Sosa Martin.