Rogelio Vigil de Quiñones fue un médico militar que pasó a la historia a finales del siglo XIX por su heroica resistencia en Baler (Filipinas). En la iglesia de este pueblo, un destacamento español permaneció atrincherado repeliendo los ataques de los insurrectos nada más y nada menos que 337 días, y su valiosa participación, tanto con el botiquín como con las armas, permitió que ‘los últimos de Filipinas’ salieran con vida de aquel interminable sitio. Un puñado de décadas más tarde, el Hospital Militar de Defensa de Sevilla fue bautizado con su nombre y fue un ejemplo de modernidad y buen funcionamiento hasta 2004, cuando fue transferido a la Junta de Andalucía para ser rehabilitado como un centro público y cesó su actividad.
Desde entonces a esta parte, el hospital se encuentra en situación de semiabandono. La falta de financiación ha paralizado las obras y los presupuestos iniciales ya se han duplicado por este mismo motivo, de ahí que no se vislumbre una solución a corto plazo. Y es una lástima, pues un hospital nunca sobra y con más motivo si hasta hace no demasiado tiempo operaba con eficiencia. Es más, estaba considerado como un centro de prestigio por disponer de un equipamiento amplio y vanguardista.
Y no hablamos de un hospital pequeño, sino de un inmueble de 12 plantas con 83.000 metros cuadrados de extensión, espacio suficiente para albergar 240 habitaciones individuales, 750 camas, cinco quirófanos, un área de cirugía experimental, 29 especialidades, varias cafeterías e incluso un helipuerto. Por algo estaba considerado como el segundo más importante de su ámbito tras el Gómez de Ulloa a de Madrid. A todos estos servicios, la Junta de Andalucía pretendía incorporar la primera unidad de neurorrehabilitación de lesiones medulares y daño cerebral de la comunidad, pero por el momento, tendremos que esperar a que vengan tiempos mejores.
la esencia permanece impoluta.
El Consistorio tendrá que reubicar, entre otros 1.300 bienes, 150 cabeceros de cama, 350 sillas, 500 mesas, 150 escritorios, 150 cabeceros de cama, 150 bancos porta maletas, 30 sofás, 20 aparadores y 100 lámparas del Alfonso XIII. Éste no es el lote de una subasta, sino los bienes del hotel más lujoso de Sevilla , que están a disposición del Ayuntamiento para su retirada antes de que empiece la reforma que lo mantendrá cerrado casi un año. La empresa que gestiona el establecimiento hotelero así lo ha hecho saber al Ayuntamiento, que tiene del 1 al 5 de junio para reubicar esos históricos muebles en sus dependencias. Lo más difícil a priori será encajar los cabeceros de cama en las oficinas municipales.Dado que el propietario del hotel es el Consistorio, Starwood Alfonso XIII Hotel Company SL -la empresa que se hizo con la concesión- reenvió una carta al Consorcio de Turismo de Sevilla devolviéndole esos bienes y comunicándole que una vez iniciadas las obras de rehabilitación no pueden garantizar «su adecuada conservación», de ahí que ruegan al Ayuntamiento que proceda a su retirada. Y es que la remodelación del hotel de 1928, un año antes de la Exposición Iberoamericana, comenzará el próximo 31 de mayo y se prolongará hasta el 31 de marzo de 2012 para modernizarse y recuperar el estilo regionalista del edificio.