Caridad del Guadalquivir

Originariamente, la Hermandad del Baratillo sólo ponía un paso en la calle: el de la Virgen de la Piedad con el Cristo Hdad del Baratillode la Misericordia en su regazo, tallas ambas del escultor sevillano Emilio Pizarro de la Cruz. Con el transcurso de los años se fueron incorporando las figuras de San Juan, María Magdalena y los Santos Varones, pero llegó un momento en el que los hermanos sintieron la necesidad de contar también con otro paso que estuviera presidido por una imagen mariana. Este deseo se hizo realidad a partir de la Semana Santa de 1926, aunque existen distintas teorías para explicar lo sucedido en los primeros años.

Una versión asegura que durante un tiempo la Virgen de la Piedad dejó su lugar a María Magdalena en el misterio y fue trasladada al paso de palio, mientras que otras fuentes señalan que la que se mecía entre los varales era otra virgen, concretamente, la primera que realizó el entonces adolescente José Rodríguez Fernández-Andes. En cualquier caso, lo que está fuera de toda duda es que, cinco años después, en 1931, este mismo autor concluyó la Virgen de la Caridad que hoy conocemos, la cual, durante un periodo breve, adoptó la advocación de Soledad. Su belleza, que está fuera de toda duda y se distingue de las demás por la frontalidad de su rostro, sus cejas fruncidas y sus labios entreabiertos, encandiló desde el primer momento a todo El Arenal.

Y no hablamos de un barrio cualquiera, sino de uno de los de más solera de nuestra ciudad. No en vano, tiene una ubicación privilegiada, a medio camino entre Triana y el centro histórico y cerca de todo lo que huele a sevillanía. Precisamente su proximidad a la Real Maestranza de Caballería ha establecido un fuerte vínculo entre la hermandad y los toreros, aunque artistas de otros campos también han sentido la tentación de acercarse a la Hermandad del Baratillo ‘motu proprio’. Uno de ellos, Paco Lola, miembro del grupo Albahaca, adaptó una de sus canciones como marcha procesional y fue así como vio la luz ‘Caridad del Guadalquivir’, una de las composiciones más exitosas de los últimos tiempos, la cual se ha ganado formar parte de la banda sonora de nuestra Semana Santa.

Dos siglos haciendo el camino

Doscientos años. Esa es la antigüedad de la Hermandad del Rocío de Triana, la sexta filial de la Matriz de Almonte y una de las que arrastra más devotos a la aldea. Todo comenzó el 6 de junio de 1813, cuando dos vecinos de la calle Castilla, Francisco Antonio Hernández y María del Carmen Tamayo, fundaron la corporación. Una vez que se creó un equipo directivo, el primero de ellos fue nombrado Hermano Mayor y aportó mil reales de vellón para costear la compra de insignias. En Sevilla no había ninguna hermandad de estas características y en cuanto el fervor se extendió por el barrio, cruzó también el río Guadalquivir y contagió a la capital, donde comenzaron a instituirse otras hermandades.

El 27 de mayo de 1814 tuvo lugar la primera romería de la Hermandad del Rocío de Triana y estuvo formada por 34 carretas y 28 caballos. Como muestra de su crecimiento, cabe destacar que en la actualidad desplaza a 5.000 peregrinos, 1.000 caballistas, 700 vehículos de motor y 37 carretas tiradas por  bueyes. Siguiendo la línea temporal, el 1 de mayo de 1817 fue otra fecha importante para la corporación, ya que aquel día quedó erigida canónicamente en la iglesia conventual de San Jacinto, sede temporal hasta que se construyó la capilla de la calle Evangelista. Asimismo, a lo largo de su historia ha tenido tres simpecados: el primitivo y originario, el de terciopelo verde y bordado en oro que se estrenó en 1855, y el actual, confeccionado a las puertas de la Guerra Civil (1936) en los talleres de Esperanza Caro.

Con motivo del bicentenario de su existencia, el pasado sábado 26 de enero se celebró por todo lo alto una peregrinación extraordinaria desde la aldea de El Rocío hasta el pueblo de Almonte para honrar a la Blanca Paloma. Como no podía ser de otra forma, el evento fue un éxito rotundo y congregó a una multitud de personas procedentes de muchos rincones de Andalucía, y especialmente, del barrio con más solera de Sevilla. Doscientos años después de su nacimiento, la Hermandad del Rocío de Triana goza de un inmejorable estado de salud y su esencia se mantiene impoluta.

La valentía de La Estrella

La historia de la Semana Santa de Sevilla está repleta de episodios fascinantes y hoy vamos a narrar lo sucedido en 1932. Por aquel entonces la II República acababa de echar a andar y el debate de si el Estado debía ser laico o no estaba en la calle. Lo cierto y verdad es que el anticlericalismo se hacía cada vez más latente en determinados sectores de la sociedad y hay quien dice que las autoridades civiles no garantizaron la seguridad de los cortejos aquel año, y que por esta razón, todas las hermandades de la capital decidieron no hacer estación de penitencia por temor a posibles incidentes.

No obstante, existe otra versión de los hechos que apunta directamente a una cuestión política. Según esta teoría, el gobierno republicano intentó por todos los medios que la Semana Santa trascurriese con total normalidad, pero la Iglesia y los partidos conservadores promovieron un plante como respuesta a su programa de secularización. Sea como fuere, el caso es que La Estrella, pese a la oposición y las críticas del resto de hermandades, fue la única que decidió actuar por su cuenta y riesgo y puso sus dos pasos en la calle en la tarde del Jueves Santo. No salió el Domingo de Ramos porque era una corporación muy humilde y dependía de una subvención municipal que se hizo de rogar.

Cuentan las crónicas periodísticas que una riada humana acompañó a la cofradía durante todo su recorrido y transformó la comitiva en un lento paseo triunfal debido a la flexibilidad horaria y a los incesantes vítores. Pero hubo quienes no se tomaron tan bien la salida de La Estrella. Al parecer, sus hermanos recibieron en los días previas cartas anónimas y amenazas para que dieran marcha atrás, pero no lo hicieron. Es más, algunos de ellos salieron aquel día con navajas al cinto para proteger a sus imágenes, pero no pudieron evitar los atentados que se produjeron. El primero de ellos acaeció en la calle Valázquez, donde cayó sobre el palio un objeto pesado que, tras ser examinado posteriormente, resultó ser una perilla de cama que había sido manipulada para funcionar como bomba. Por suerte, no estalló.

El segundo tuvo lugar en la calle Sierpes, donde otro descerebrado lanzó una piedra al paso del Cristo ocasionando desperfectos en uno de los ángeles. El autor fue detenido por la policía justo a tiempo antes de ser linchado por la muchedumbre. Pero lo peor estaba por llegar. Sobre las ocho y media de la tarde, cuando la Virgen se detuvo ante la Puerta de San Miguel, un individuo sacó una pistola y efectuó dos disparos apuntando al paso, aunque afortunadamente no logró alcanzar a la imagen. El pánico se apoderó de los presentes y el agresor trató de huir en medio del caos sin éxito, ya que entre la Benemérita y los propios ciudadanos consiguieron reducirle en la calle San Gregorio. Al parecer, se planeó otro ataque, esta vez colectivo, en el Paseo Colón, pero fue abortado a tiempo gracias al chivatazo de un anciano vendedor de sultanas.

Pese a todos los percances, la cofradía de La Estrella regresó ‘sana y salva’ a Triana en loor de multitudes y comenzó a forjar su leyenda de ‘La Valiente’.

2º Actualización de la Visita Virtual al Tesoro y Basílica de la Macarena

Actualización Visita Virtual de la MacarenaPor petición de la Hermandad de la Macarena, hemos realizado una 2º actualización a la completísima visita virtual que hace unos meses le realizamos a su Basílica y Tesoro. En esta nueva actualización se han renombrado todas las dependencias. Desde sevillaen360.es queremos animar al resto de hermandades que aun carecen de visita virtual, estaremos encantados de realizarles la suya.

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