Según el último barómetro del CIS, el paro sigue siendo la mayor preocupación de los españoles. No debe sorprender, por tanto, que las instituciones públicas y privadas intenten paliar este problema de todas las maneras posibles, aun a sabiendas de que no existe una varita mágica para solucionarlo. En nuestra ciudad, la Universidad de Sevilla puso en marcha el año pasado la Feria de Empleo, una iniciativa que, tras el éxito cosechado en su primera edición, en la que recibió más de 4.500 visitas y unos 3.000 currículum, volverá a celebrarse este año, concretamente, entre el miércoles y el jueves de esta misma semana (21 y 22 de octubre).
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El libro más sagrado
La invención de la imprenta supuso un antes y un después en la historia de la humanidad. No en vano, hasta entonces el conocimiento se transmitía únicamente a través de la palabra hablada y, en menor medida, de la manuscrita, que implicaba un esfuerzo nada baladí a la hora de reproducir los libros. Por ello, la posibilidad de mecanizar la producción cambió el mundo para siempre, aumentando exponencialmente la difusión de los textos y el interés por leerlos. Si bien previamente ya se habían probado diferentes artilugios para realizar copias, el avance más significativo lo aportó el alemán Johannes Gutenberg a mediados del siglo XV, ya que su flamante aparato necesitaba la mitad de tiempo que el más rápido de los copistas para imprimir un libro.
La Sevilla verde
En Sevilla hay aproximadamente unos 500.000 árboles. A algunos les parecerá que son muchos, otros tendrán la impresión de que son pocos, y también habrá gente a la que esta cifra no le diga nada. No obstante, recientemente se han dado a conocer más datos que pueden formarnos una opinión más concreta. Por ejemplo, se estima que la capital hispalense cuenta con 1.300 hectáreas de zonas verdes, o lo que es lo mismo, unos 22 metros cuadrados por habitante (el equivalente a un salón de un piso). Dichas cifras le sitúan en la zona media-alta europea, por debajo de las principales ciudades nórdicas y por encima de casi todas las españolas (incluida Madrid).
Terremotos en Sevilla
Afortunadamente, la relación entre Sevilla y la naturaleza siempre ha sido más que buena, aunque en momentos puntuales se produjeron algunos ‘roces’ desagradables. En su día ya hablamos de las grandes riadas que asolaron la ciudad y hoy profundizaremos en los terremotos. El primero que está documentado data del año 1080 y ocasionó graves daños en la Mezquita de los Amires Abbaditas, edificio que precedió a la iglesia del Salvador. Casi un siglo más tarde, el terremoto que destruyó Andújar también se dejó notar en la capital hispalense, mientras que el de 1356, originado en el Cabo de San Vicente, provocó una gran polvareda en las calles. Los temblores de 1504 sacudieron especialmente a la localidad de Carmona y los de 1680 volvieron al centro de Sevilla, aunque sin consecuencias trágicas.
Por proximidad geográfica, quizás el más famoso de todos sea el terremoto de Lisboa, llamado así porque devastó la capital portuguesa en 1755. Tuvo tanta intensidad, que se percibió desde el sur de Inglaterra hasta el norte de África. Sevilla no se escapó de este seísmo, pues más de 300 casas se hundieron sin que nadie pudiera hacer nada para remediarlo y otras 5.000 quedaron afectadas. En lo que respecta a los monumentos, se desprendieron los remates y las barandas de la azotea de la Catedral y las campanas de la Giralda tocaron solas durante unos minutos. Además, se agrietaron varias iglesias (San Julián, Santa Ana, San Vicente…), conventos (Regina, San Alberto…) y el mismísimo Alcázar. Y por si fuera poco, la Torre del Oro sufrió un deterioro importante, de ahí que algunos se atrevieran a solicitar incluso su derribo.
La fantasía popular dio pie a un relato inverosímil que aseguraba que las Santas Justa y Rufina sostuvieron la Giralda en el momento de mayor violencia para que no se despeñara, escena que inmortalizó Murillo con un lienzo. Cabe destacar también que en la Plaza del Triunfo, justo donde estaba celebrándose una misa que quedó interrumpida por los temblores, se levantó un monumento para agradecer la protección divina ante el desastre y se grabó una placa con el siguiente texto: “Sábado, 1 de Nov. Año 1755 a las 10 de la mañana huvo general y pavoroso terremoto el que se creyó asolaba la Ciudad, y sepultaba a sus moradores en la ruina, pues se estremecieron violentamente los edificios cayendo algunos y parte de las iglesias. En la Patriarcal con espantoso horror llovieron parte de sus bóvedas, cayeron pilares de los elementos de su Torre. Siendo sin número el concurso nadie se sintió lastimado. En toda Sevilla solo 6 personas perecieron deviendo las demás sus vidas la Ciudad su consistencia al Patrocinio de la que es Madre de Dios y Misericordiosa María Stma. en cuyo honor y perpetuo agradecido monumento mandaron poner los Ilmos. Sres. Deán y Cabildo e hacer este Triunpho en el sitio mismo que se dixo la Misa y cantó Sexta en aquel día”.
El último terremoto registrado en Sevilla, de 6,1 grados en la escala Richter, aconteció el 12 de febrero de 2007 y provocó algunos desalojos de consideración, aunque por suerte todo quedó en un susto.
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La fotografía en Sevilla (I)
En el año 1839, un inglés se colocó delante del Ayuntamiento de Sevilla, sacó un artilugio realmente extraño, apuntó hacia la fachada y pulsó un interruptor. Sin tiempo para asimilar la escena, las autoridades corrieron a detener al sospechoso porque creían que portaba una escopeta, pero nada más lejos de la realidad, ya que lo que acababa de hacer era tomar la primera fotografía de nuestra ciudad.
Aquella pionera, legendaria y borrosa imagen es uno de los grandes tesoros que se conservan en la Fototeca Hispalense de Miguel Ángel Yáñez Polo, un prestigioso médico internista con amplios conocimientos de química al que siempre le fascinó la fotografía. No en vano, custodia en su domicilio particular más de 300.000 instantáneas con un incalculable valor documental, las cuales ilustran el desarrollo de Sevilla desde 1839 hasta 2001. Y si se dice que una imagen vale más que mil palabras, sus archivos deben valer más de 300 millones de palabras, el equivalente a un buen puñado de libros de historia y a una incontable cantidad de horas de dedicación.
¿Y cómo consiguió reunir semejante banco de imágenes? Yáñez Polo sació su afán de coleccionismo comprando muchas de sus fotografías en los mercadillos del Jueves y en el de la Plaza del Cabildo, donde los vendedores desconocían el verdadero alcance de sus productos. Una vez que su recopilación adquirió notoriedad, también recibió donaciones y hoy día posee una de las fototecas privadas más importantes del continente europeo. Pero no solo puede presumir de cantidad, sino también de calidad, ya que almacena las fotografías con las condiciones ambientales precisas, es decir, siempre alejadas de la luz, con un sistema de renovación del aire automatizado y una temperatura constante (20º C), entre otros factores. Asimismo, la entrada de personal está restringida para preservar la conservación.
Debido a la enfermedad que padece, Yáñez Polo ya no puede hacerse cargo del archivo ni tampoco ampliarlo, por lo que su deseo es cederlo a otro propietario o a las instituciones públicas siempre y cuando permanezca en Sevilla. De momento, nadie ha recogido el guante, pero la lógica hace pensar que más pronto que tarde sucederá. Imágenes del Zeppelín volando sobre la Catedral, de las contadas nevadas, de la Semana Santa de hace un siglo, de monumentos que desaparecieron o fueron reformados y de un largo etcétera bien merecen la pena.
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XVI Salón del Estudiante y Ferisport
El XVI Salón del Estudiante y Ferisport arranca con numerosas actividades de ocio y presenta a los futuros universitarios la oferta formativa de la Universidad de Sevilla.Desde hoy y hasta el próximo sábado 26 de marzo, la Universidad de Sevilla celebra el XVI Salón del Estudiante y Ferisport en el Complejo Deportivo Universitario Los Bermejales. El objetivo de este salón es dar a conocer a los futuros universitarios y a sus familias las posibilidades que la Universidad de Sevilla ofrece de una manera global, con especial hincapié en los aspectos académicos y de la actividad deportiva. Se trata, por tanto, de conjugar en un solo espacio universidad y deporte y dar a conocer la Hispalense a través de sus titulaciones y servicios en stands informativos y participativos, así como mediante la puesta en marcha de un calendario de actividades físicas y de ocio.