Entre puertas y postigos contaba la ciudad con diecinueve accesos:
Puerta Macarena, situada frente a la Basílica de La Macarena. Por ella hizo su entrada el emperador Carlos I. Puerta de Córdoba, está frente a la iglesia de los Capuchinos. Es la que conserva más claramente la disposición originaria y su carácter cerrado y militar.
Puerta del Sol, localizada al final de la calle Sol, frente a la Trinidad. Su nombre proviene del sol que tenía grabado en piedra sobre el dintel.
Puerta Osario, en la plaza del mismo nombre. Puerta de Carmona, situada en la esquina de San Esteban con Menéndez y Pelayo. Unido a esta puerta se encontraba el acueducto conocido como Caños de Carmona. Derribada en 1868.
Postigo del Jabón, está en la mediación de la calle Tintes.
Puerta de la Carne, en la calle Menéndez y Pelayo a la altura de la calle Santa María la Blanca.
Maestro A punto de jubilarse, Joaquín Cárdenas mira hacia atrás con la naturalidad de un paleontólogo. Ha tenido en casa durante 40 años los restos de una ballena de 6 millones de años de edad, tiempo más que suficiente para cobijar lo que ahora puede verse en el Museo de Alcalá.Hay que ponerse en la piel de un joven aficionado a la paleontología que se topa con las vértebras de un cetáceo del Mioceno mientras busca conchas marinas. Aquel veinteañero, que todavía en 1970 no era maestro de Ciencias Naturales, se desplazaba en cuanto podía a los yacimientos de albero de los alrededores del molino de la Aceña, en Alcalá. Allí, acompañado de un pico y una brocha, estudiaba en el terreno, strictu senso, la historia que difícilmente se estudia al pie de la letra. De repente el joven Joaquín Cárdenas (Dos Hermanas, 1950) se topa con un tesoro que hubiera superado todos los cofres de conchas salinas imaginados. «Según una datación de la Universidad de Salamanca a terrenos de la misma época que la ballena, ésta tiene unos 6,4 millones de años, más antiguos de los 5,5 que se dijo en la última datación». De la Edad Messiniense, de cuando los Pirineos aún se elevaban, cuando parte de la provincia que había sido mar empezó a dejar de serlo. Y ahí, en Alcalá, la tierra de los panes, debió quedar atrapado el mayor de los peces durante millones de años.
La Consejería de Cultura presenta un libro-dvd sobre la Exposición Iberoamericana de 1929, con motivo de su 80 aniversario.El trabajo consta de cuatro documentales con algunas imágenes inéditas de la Exposición Iberoamericana de Sevilla pero también de la de Barcelona del mismo año.La investigadora del proyecto, Begoña Soto, ha resaltado la particularidad del contexto de estas películas, ya que aparecen en ellas personajes como Primo de Rivera o Alfonso XIII cuando se había hundido la dictadura.Además, en una época en la que el cine sonoro empezaba a disfrutar de cierto éxito, las películas mudas, como los cuatro documentales presentados, no tenían respuesta de público.Y es, precisamente, por su falta de comercialidad lo que ha permitido que sobrevivan hasta llegar a la Filmoteca de Andalucía.
El rey San Fernando había estado casado con la reina doña Beatriz de Suabia, de ilustre estirpe europea. Doña Beatriz dió al rey varios hijos, siendo el primero de ellos don Alfonso » el Sabio», quien después de la muerte de Don Fernando ocuparía el trono de Castilla y León con el nombre de D. Alfonso X el Sabio. El menor de los hijos fué el infante don Fadrique.
Cuenta la leyenda, que en la calle Hernado Colón, cerca de la calle San Francisco, vivía en 1624 un sastre llamado Cosme, con su esposa, de nombre Manuela y que era más joven que él. El artesano, contrató a un joven ayudante, el cual, entró en relación ilícita con la mujer. El joven aprovechaba cualquier excusa, para subir a los aposentos y así tener encuentros íntimos con Manuela. Los encuentros se hicieron tan seguidos, que un día el marido los descubrió. Se enfureció tanto, que se lanzó a la calle gritando y culpando a los adúlteros. En aquella época las leyes eran diferentes y las penas eran más fuertes, por lo que se esperaba que esta historia acabase en desgracia. El marido enfadado se encaminó hacia el Santo Oficio, donde trasladó su queja, y donde impusieron que el castigo sería la muerte para los dos amantes .
Muchos piensan que la patrona de Sevilla es la Virgen de la Hiniesta, y otros que es la Virgen de los Reyes. Por los años 40, unos siete años después de la muerte y resurrección de Jesucristo, salió de Roma el Apóstol Santiago, quien ya habia recorrido Palestina, Tiro, Sidón, Grecia e Italia, predicando el Evangelio. Desde Roma se dirigió a España, la más importante y rica región de la Bética, embarcó para Sevilla, a donde llegó e inició su evangelización.Reunió un pequeño grupo de prosélitos, a los que bautizó. Nombró por jefe y Obispo a un hombre honesto y misericordioso, a quien por su piedad bautizó con el nombre de Pio.
Nos cuenta una de las múltiples leyendas protagonizadas por el rey Don Pedro I, que en un recorrido nocturno por la ciudad, según algunos, motivado por un lío de faldas, descargó su ira con el hijo del Conde de Niebla, con el cual se batió hiriéndole de muerte, ya que este era partidario del hermano bastardo del rey para que ocupara el trono. El batir de las armas despertó la curiosidad de una anciana, vecina de la calle donde ocurría la acción. Al alumbrar con el candil observó al protagonista, que se destacaba por ser blanco, rubio, ceceaba al hablar y les sonaban las rodillas al andar. Estos rasgos eran conocidos en la ciudad, por lo que no dejaban dudas. La anciana, ante el estupor de lo visto se apresuró a cerrar la ventana cayendo el candil a la calle junto el cadáver, lo que motivó que las autoridades la llevaran a la presencia del rey, que en acción de justicia prometida a los Guzmanes, familiares del fallecido, les dejó claro que cortaría la cabeza al malhechor y la expondría públicamente.Ante las preguntas hechas en interrogatorio a la anciana, aunque era reacia a contar lo sucedido por aludir al rey, terminó confesando lo que presenció, y cuando llegó la pregunta de que dijera su nombre contestó «El Rey».
La inauguración de las jornadas «Luces sobre la memoria» sirvió para celebrar el último acto oficial de la Delegación de Defensa en Andalucía.
Tiene la plaza del Salvador ese aire atropellado que encierran los sitios con historia. Ha sobrepasado la esquina de los siglos y la cicatriz del tiempo ha ido dilatando su leyenda y acrisolando su espacio. Parece una nave a punto de zozobrar en el centro de la ciudad, un cofre público que alberga el secreto de confesiones inconfesables, de sueños posibles, de deseos incumplidos.A la tarea de descifrarlos se dedica el seminario ‘Historia urbana de la ciudad de Sevilla’, que imparte ahora la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y que, años atrás, estaba incluido en la oferta académica del Aula de la Experiencia de la Hispalense.