En España sólo hay cuatro productos que cuentan con el sello ETG (Especialidad Tradicional Garantizada): la leche certificada de granja, los panellets, el jamón serrano y las tortas de aceite de Castilleja de la Cuesta. Esta prestigiosa distinción sólo es otorgada por la Unión Europea a aquellos alimentos artesanales y saludables que cumplen unos requisitos de calidad superiores a la media y poseen rasgos que le diferencian de todos los de su categoría.
La historia de Castilleja de la Cuesta, localidad situada a tan sólo 5 kilómetros de Sevilla capital, está estrechamente ligada a la de sus tortas de aceite. No en vano, se tiene constancia de que ya se elaboraban en el pueblo a finales del siglo XIX, aunque el despegue definitivo se produjo en el primer tercio del siglo XX. Dos mujeres, Inés Rosales y Concepción Cansino, fueron pioneras en el arte de elaborar y comercializar (cada una por su lado) las tortas de aceite y polvorón. Obviamente, empezaron desde abajo, transportando sus productos caseros en canastos y vendiéndolos de casa en casa, primero en Castilleja de la Cuesta, y posteriormente en la capital hispalense, pero pronto la demanda se disparó y tuvieron que instalar hornos en sus domicilios para satisfacer a una clientela cada vez mayor.