Triana: su gente

Es prácticamente imposible determinar con claridad qué es lo que diferencia a Triana del resto de Sevilla, pero nadie puede poner en duda que es un barrio especial y único. Lo que le define es algo inmaterial y etéreo que se focaliza en su gente, en las personas que se han criado en ese espacio que tiene como fronteras Los Remedios, el Casco Antiguo, La Cartuja y el Aljarafe, con el Guadalquivir como bandera. Por esta razón, un turista jamás podrá comprender su esencia a través de una corta visita o leyendo un folleto. Es necesario convivir allí durante un tiempo o ser testigos oculares o referenciales de sus vivencias para conocer la idiosincrasia de Triana.

Históricamente siempre fue un barrio humilde y trabajador en el que abundaron los marineros (por la cercanía al río), los alfareros, los obreros y los herreros. Muchos de ellos, de etnia gitana, y un ejemplo que lo ilustra es que la calle Pagés del Corro se llamaba antiguamente ‘La Cava’. Sin embargo, la presión inmobiliaria de los años 70 los desplazó a casi todos hacia la periferia de la ciudad. También la Guerra Civil influyó muchísimo en su demografía, ya que los trianeros opusieron resistencia a los sublevados y recibieron una dura represión. Aun así, Triana, como siempre, salió adelante sin perder ni un ápice de su identidad.

Otro rasgo distintivo del barrio es que ha sido cuna de grandes artistas en todos los campos: toreros (Juan Belmonte, Maera), pintores (Antonio de Arfían), tonadilleras (Marifé de Triana, Isabel Pantoja, Paquita Rico), actrices (Marujita Díaz, Paz Vega), cantaores (Chiquetete, Naranjito), bailaores (Antonio Canales, Matilde Coral), humoristas (Los Morancos), músicos (Jesús de la Rosa), y un largo etcétera. Todos ellos, con sus dones y a través de sus respectivas profesiones, han mostrado el exterior la personalidad abierta y alegre de los trianeros. La que se puede apreciar pero no imitar.