El temor de los utreranos

20 de noviembre de 2007. Una salvaje tromba de agua cae desde el cielo sevillano y provoca graves daños tanto en la capital como en la provincia. La localidad de Utrera es una de las que sale peor paradas, registrándose en su término municipal más de 160 litros por metro cuadrado. La experiencia de otras inundaciones no sirve para contrarrestar el pánico que produce el agua, que se acumula por todas partes y tarda una eternidad en conceder una tregua. Por suerte, siempre después de la tormenta llega la calma, pero esta es una calma tensa, ya que toca evaluar la catástrofe e intentar recuperar lo perdido, a veces sin éxito.

En aquel amargo episodio tuvo mucho que ver el desbordamiento del arroyo Calzas Anchas. Desde hacía tiempo, se venía hablando de la necesidad de desviar su cauce pero, como casi siempre, tuvo que suceder una tragedia para que se pasara a la acción, obteniéndose por fin los permisos y la financiación correspondientes. Según las estimaciones del propio Ayuntamiento de Utrera, las lluvias causaron pérdidas por valor de 100 millones de euros (58 en los campos de cultivo, 30 en infraestructuras y servicios públicos, y 12 en casas, locales y garajes). No en vano, 400 familias se vieron afectadas y las tareas de limpieza duraron más de una semana.

Han transcurrido cinco años desde entonces, pero aquellas escenas dantescas siguen estando muy presentes en la memoria de los utreranos, quienes ya habían sufrido las inclemencias meteorológicas previamente. Por poner un ejemplo, las precipitaciones de 1963 se llevaron por delante muchos bienes materiales, entre ellos la biblioteca del Colegio Salesiano. Más recientemente, en 2010, la crecida del arroyo volvió a hacerse notar en distintos puntos del municipio (Puente de la Alcantarilla, Junquillo, Feria, etc.). Por todo ello, pese a las mejoras efectuadas en las infraestructuras hidráulicas, no debe sorprender que los utreranos todavía sientan un incómodo cosquilleo cada vez que las nubes se preparan para descargar.

Cuando el agua fue un enemigo

Ha llovido mucho desde el 25 de noviembre de 1961, pero no lo suficiente como ocasionar efectos tan devastadores como los de aquel día. Los más de trescientos litros por metro cuadrado que cayeron en Sevilla en un corto espacio de tiempo desbordaron el Tamarguillo y abrieron una profunda brecha en el muro de defensa que lo contenía. Como consecuencia, el agua alcanzó los tres metros de altura, se llevó por delante muchas viviendas y dejó paralizados los barrios de La Corza, La Calzada, el Cerro del Aguila, San Bernardo, El Fontanal, el Tiro de Línea y la Puerta de Jerez durante una semana.

Un superficial vistazo a las fotografías de la inundación nos hace asociar a Sevilla con Venecia, ya que muchas personas se vieron obligadas a trasladarse en barcas, pero con la importante diferencia de que aquellos momentos no tuvieron el más mínimo encanto. De hecho, se vivieron escenas dantescas, con familias resguardándose en azoteas, mobiliarios enteros perdidos, animales arrastrados por el caudal, etc. Por suerte, no murió nadie, pero los daños materiales fueron incalculables y la sensación de zozobra permanece en la mente de los que lo vivieron de cerca.

Riada en SevillaLas cifras oficiales hablaban de más de 550 hectáreas afectadas por la riada, pero estudios recientes han demostrado que las secuelas se dejaron notar en más de 3.400 hectáreas. Tanto es así que Sevilla fue nombrada zona catastrófica y un mes después de la tragedia se organizó una cabalgata solidaria de índole nacional que partió desde Madrid hacia la capital hispalense.  La llamaron Operación Clavel, fue capitaneada por el popular locutor radiofónico Boby Deglané y aglutinó a 42 camiones, 150 coches y 82 motos que transportaron comida, enseres y juguetes para los afectados. Entre vítores y en un ambiente de máxima expectación, la caravana entró en la ciudad la tarde del 19 de diciembre de 1961, pero en cuestión de minutos la alegría se volvió a tornar en tristeza cuando un avión de exhibición que fotografiaba a la muchedumbre realizó una maniobra temeraria y acabó enredándose en los cables de alta tensión, dejando el accidente un lúgubre balance de veinte muertos y más de cien heridos. Como se suele decir, fue peor el remedio que la enfermedad.

Cincuenta años después de aquel episodio, cuesta imaginar que vuelva a repetirse una anegación de esa magnitud, sobre todo, después de que se recondujese el cauce del Tamarguillo y se reforzaran las medidas de seguridad, aunque los expertos reconocen que en el invierno de 1996 también se rozó la fatalidad. Con todo, lo que resulta verdaderamente irónico es que en nuestra ciudad sean tan recordadas las riadas como los periodos de sequía. El agua, ese bien que necesitamos todos para vivir, se convierte a veces en nuestro peor enemigo.

Construyen un dique que salve a Écija de una tercera inundación

diqueEl alcalde decreta el estado de alerta ante una posible crecida del arroyo Argamasilla.

Écija tiene en alerta a sus servicios de emergencia y a sus ciudadanos ante una nueva riada del arroyo Argamasilla. Su alcalde, Juan Wic (PSOE), firmó este lunes el decreto que mantiene a todos los servicios municipales preparados para una posible nueva inundación de la ciudad, la que sería la tercera en el mes de diciembre. Paralelamente, mantiene a un gabinete técnico estudiando la medidas de urgencia para intentar evitar un nuevo desastre derivado de la crecida del arroyo.En esa línea, se apilaban piedras en el puente sobre la ronda de la SAFA para formar una escollera o muro de contención en la cabecera del arroyo, en el punto en que el Argamasilla entra en el casco urbano de Écija, para desviar en lo posible el caudal de este ante la previsión de fuertes precipitaciones en las próximas 48 horas.

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El arroyo Argamasilla inunda Écija por segunda vez en sólo 12 días

ÉcijaTenía motivos el alcalde de Écija, Juan Wic (PSOE), para temer a las lluvias del fin de semana. La zona de Puerta Osuna, la Victoria y Santiago han vuelto a inundarse por el desbordamiento del arroyo Argamasilla tras las intensas lluvias caídas a lo largo de la tarde de ayer. La plaza de Puerta Osuna y las calles la Victoria, Mendoza, Cava, Padilla, Coronado, Emparedamiento y la prolongación de la calle Mayor a la altura de la antigua residencia de San José se cortaron al tráfico desde media tarde.

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Desalojadas 150 familias en Lora del Río por la crecida del Guadalquivir e incomunicados mil vecinos

lora del rio  Las zonas afectadas son la Plaza de la Coronación, Alameda del Río, tramos de la Avenida del Castillo y el residencial Nuestra Señora de Setefilla, además el acceso a la barriada La Petra está cortado porque el arroyo Churre se ha desbordado a su paso por la misma.Las fuertes lluvias caídas en las últimas horas han motivado la crecida del cauce del río Guadalquivir a su paso por la localidad sevillana de Lora del Río, lo que ha obligado a desalojar durante la noche del martes a un total de 150 familias y mantiene incomunicada la barriada La Petra, donde residen más de mil vecinos.

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Écija sufre una inundación histórica

ecijaÉcija ha sufrido la peor inundación de su historia. Desde diciembre de 1997, cuando la crecida del Genil anegó gran parte de los barrios más cercanos al río, no se vivía en la ciudad del sol una jornada como la de hoy.Aproximadamente el 30% de la ciudad se ha visto anegada por la subida del arroyo Argamasilla primero y del río Genil durante la madrugada. Los barrios del Puente y La Alcarrachela, el Valle, el parque de Andalucía, el polígono industrial El Limero y calles del centro de la ciudad, como Cava o Padilla o puntos en Puerta Osuna, han sido las zonas más afectadas por la crecida del Genil y su afluente, que han anegado garajes y sótanos e inundado viviendas.

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