El libro más sagrado

La invención de la imprenta supuso un antes y un después en la historia de la humanidad. No en vano, hasta entonces el conocimiento se transmitía únicamente a través de la palabra hablada y, en menor medida, de la manuscrita, que implicaba un esfuerzo nada baladí a la hora de reproducir los libros. Por ello, la posibilidad de mecanizar la producción cambió el mundo para siempre, aumentando exponencialmente la difusión de los textos y el interés por leerlos. Si bien previamente ya se habían probado diferentes artilugios para realizar copias, el avance más significativo lo aportó el alemán Johannes Gutenberg a mediados del siglo XV, ya que su flamante aparato necesitaba la mitad de tiempo que el más rápido de los copistas para imprimir un libro.  

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Una iglesia con acento francés

san luisEn Sevilla, como en Roma, hay una iglesia en cada esquina y resulta materialmente imposible jerarquizarlas porque todas tienen su encanto. Hoy hablaremos de la de San Luis de los Franceses, uno de los mejores exponentes del barroco hispalense. Fue construida con un gusto exquisito entre 1699 y 1730 por la Compañía de Jesús, que ya había levantado previamente la Iglesia de la Anunciación. Los terrenos eran propiedad de Doña Lucía de Medina, quien puso dos condiciones para donarlos: que el templo se consagrara a San Luis (rey de Francia) y que ella misma fuese enterrada en su Capilla Mayor cuando pereciera. Ambas peticiones fueron aceptadas.

Funcionó como noviciado hasta 1767, año en el que los jesuitas fueron expulsados por primera vez por orden de Carlos III. Posteriormente pasó a ser un seminario clerical, un hospicio para religiosos mayores, un convento franciscano, una fábrica… en resumen, todo menos una iglesia. De hecho, durante muchos años estuvo cerrada al culto y en una situación de semiabandono. Afortunadamente, entre 1984 y 1990 se llevaran a cabo unos trabajos de restauración para darle una nueva utilidad: la de ser un privilegiado escenario para conciertos musicales y representaciones teatrales. Actualmente también se encuentra en obras para renovar su aspecto y reforzar sus estructuras.

¿Y pué podemos destacar de su arquitectura? Pues prácticamente todo. Se da por hecho que el diseño corrió a cargo de un arquitecto italiano desconocido y que el sevillano Leonardo de Figueroa actuó como maestro de obras. Vista desde fuera, la iglesia de San Luis llama la atención por su bellísima fachada elaborada en piedra y ladrillo, sus dos torres octogonales y su portentosa cúpula. El interior se articula con refinadas columnas salomónicas y cuenta con siete retablos de incalculable valor. El principal está presidido por un lienzo de San Luis, una Inmaculada de Duque Cornejo y un cuadro de la Virgen María con el Niño Jesús, mientras que los otros seis, situados en los laterales, están dedicados a diferentes Santos Jesuitas: San Ignacio de Loyola, San Estanislao de Kostka, San Luis Gonzaga, San Juan Francisco Regis, San Francisco de Borja y San Francisco Javier.

La Buena Muerte de Los Estudiantes

En marzo de 1620, una cofradía de sacerdotes que tenía como sede la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, la actual Iglesia de la Anunciación, realizó un encargo a Juan Los estudiantesde Mesa, quien se comprometió a “dar hechas y acabadas dos imágenes de escultura, la una con Cristo Crucificado y la otra una Magdalena abrazada al pie de la Cruz, de madera de cedro, ambas a dos, de la estatura ordinaria humana… por 150 ducados”, rezaba el contrato. Seis meses después, las dos tallas fueron ya instaladas en un nuevo retablo para su veneración. De la imagen mariana poco se sabe, ya que desapareció sin dejar rastro, pero el crucificado sí ha llegado a nuestros días y no es ni más ni menos que el Cristo de la Buena Muerte de Los Estudiantes.

La expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII propició que pasara a manos de la Universidad de Sevilla y que, posteriormente, se convirtiera en uno de los titulares de la Hermandad de Los Estudiantes. El Martes Santo de 1926, es decir, dos años después de la fundación de esta corporación, realizó su primera estación penitencia y gracias a ello se impidió su transferencia al Museo Nacional de Escultura de Valladolid, tal y como pretendía el Gobierno de España. No fue el único contratiempo serio al que tuvieron que hacer frente sus fieles, pues, sin ir más lejos, hace 30 años se vieron obligados a recurrir a los servicios de Francisco Arquillo para recolocar la cabeza de la imagen, que se había desprendido accidentalmente durante un traslado.

Para fortuna de todos los que amamos la Semana Santa de Sevilla, la imagen, que originalmente no fue concebida para salir en procesión, resistió a todos los reveses y hoy día es uno de los referentes de nuestra Semana Santa. Como bien indica su nombre, es un Cristo que acaba de perecer, de ahí que sus músculos estén relajados. Su cuerpo, tallado con una precisión que emboba por su naturalismo, pende de los tres clavos que atraviesan sus manos y pies, y su cabeza, ya vencida, ha caído sobre su lado derecho. Su rostro, exhausto y hermoso a partes iguales, nos hace ver que no hay por qué temer a la muerte.

La Universidad: la reforma de Pablo de Olavide

El edificio de la Puerta de Jerez hacía las veces de Colegio (para los colegiales) y Universidad (para los manteístas) de forma simultánea. Sin embargo, esta dualidad llegó a su fin en el siglo XVIII, cuando se llevó a cabo una profunda renovación en la enseñanza. Y es que la fiebre por estudiar de los primeros años había dado paso a una desidia generalizada en la que los títulos se conseguían más por dinero que por méritos académicos, hasta el punto de que la asistencia no era ni siquiera obligatoria. Llegados a este punto, hubo dos factores que propiciaron las reformas: la expulsión de los jesuitas (1767) y la intervención de Pablo de Olavide.

Este escritor peruano necesitó muy poco tiempo para darse cuenta de los problemas que presentaba la enseñanza en nuestra ciudad y elaboró un informe en el que subrayaba el poder despótico del Colegio de Santa María de Jesús y la importancia de considerar la educación como un servicio público. En otras palabras, Olavide quería cortar el lazo que unía al Colegio de la Universidad para que empezaran a caminar por senderos distintos. Además, propuso suprimir las escuelas de Teología (controladas por las órdenes religiosas) y aumentar el catálogo de estudios de la Universidad con Cánones y Leyes, Medicina, Matemáticas, etcétera.

No se comprende la razón de una institución tan extraña ni qué motivo puede haber para que un Colegio domine por instituto a una Universidad, que la parte absorba al todo y que al Rector de un Colegio, que lo suele ser el más joven y por consiguiente el menos versado e instruido, se le fíe la dirección y gobierno de un Cuerpo tan serio como debe ser el de la Universidad. El Colegio de Maese Rodrigo debe quedar como un Cuerpo dependiente de la Universidad, adonde deberán hacer sus cursos los colegiales que los necesiten”, escribió Pablo de Olavide.

El proyecto fue bien acogido por la monarquía y aprobado en 1769. A partir de entonces, fueron ocupándose progresivamente los inmuebles que dejaron libres los jesuitas: la Casa Profesa (calle Laraña), el Noviciado (calle San Luis), el Colegio de las Becas (Alameda de Hércules), el de San Hermenegildo, con el anejo Hospicio de Indias (calle Jesús del Gran Poder), el de Irlandeses (calle de la Garbancera) y el de Ingleses (Alfonso XII). El primer emplazamiento nombrado, el de la calle Laraña, fue el elegido para impulsar definitivamente a la Universidad de Sevilla como ente público e independiente.

La Universidad: rivalidad en los primeros años

Tras un paréntesis por la proximidad del Vía Crucis, retomamos la historia de la Universidad de Sevilla. Como ya indicábamos en el anterior artículo, Maese Rodrigo de Santaella fue quien más hizo por impulsarla y se le considera oficialmente como el fundador. Una vez que tuvo todos los permisos y el respaldo de las autoridades, el arcediano costeó de su propio bolsillo la construcción de un colegio-universidad en la Puerta de Jerez, que fue bautizado con el nombre de ‘Santa María de Jesús’. Para cuando finalizaron las obras, él ya había fallecido, pero sus sucesores continuaron su proyecto. Así las cosas, en 1517 se admitieron a los primeros alumnos.

Cabe destacar que desde que se iniciaron las clases hubo una división clasista. Y es que por un lado estaban los colegiales, que vivían en el edificio gracias al poder adquisitivo de sus familias, y por otro, los manteístas, que residían en pensiones y tenían que realizar trabajos domésticos para sufragar los gastos, al margen de demostrar méritos académicos. Era fácilmente distinguir a unos y otros por el atuendo, ya que mientras los primeros llevaban la beca, es decir, una banda como las que se utilizan hoy día en los actos de graduación, los segundos portaban el manteo, una especia de capa con cuello. La rivalidad entre ellos duró siglos y los colegiales casi siempre fueron los que terminaron accediendo a los altos cargos de la Iglesia y de la administración civil.

En 1621 la Casa Real intervino para hacer cumplir los principios originales de la Real Cédula e imponer una equidad legal a través de unos nuevos estatutos. Pero en aquellos tiempos no sólo había fricciones internas, sino también externas, ya que algunas órdenes religiosas también estaban formando a jóvenes en estudios superiores simultáneamente. Eran los casos del Colegio de Santo Tomás (dominicos) y el de San Hermenegildo (jesuitas). Durante un buen tiempo los alumnos que querían cursar Teología prefirieron ingresar en el Colegio de Santo Tomás antes que en la Universidad por la calidad del profesorado, pero la campaña ‘mediática’ la terminó ganando la institución fundada por Maese Rodrigo de Santaella.

Hallan restos mudéjares en la iglesia de San Luis de los Franceses

iglesia san luisDicho hallazgo, que ha tenido lugar durante su restauración, permitirá la apertura de dicho templo, cerrado desde los años 60.La diputada provincial de Cultura e Identidad de la Diputación de Sevilla, Guillermina Navarro, y el arquitecto responsable del proyecto de restauración de la iglesia de San Luis de los Franceses y la Capilla Doméstica del Antiguo Noviciado de los Jesuitas, Fernando Mendoza, han guiado este viernes una visita por varios recintos del complejo jesuítico más señero del barroco sevillano, con el objetivo de comprobar en el propio conjunto monumental el curso de las obras de este proyecto, que comenzaron el pasado mes de julio, promovidas por la Diputación de Sevilla en colaboración con el Ministerio de Fomento del Gobierno de España, y que finalizarán en 2012.Según ha explicado Navarro, «una vez que concluyan las obras, en julio de 2012, la Diputación tiene previsto que San Luis forme parte de un circuito turístico en torno al barroco de la capital hispalense y que sus espacios recuperados, tales como la cripta y la Capilla Doméstica, sirvan como salas de exposiciones y conciertos y acojan varios proyectos culturales, de forma que la iglesia forme parte del pálpito y de la vida del barrio de San Luis, del que forma parte».

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Nace el centro de investigación de Abengoa y la Fundación Loyola

centro investigaciónLa multinacional sevillana y la Compañía de Jesús firman un convenio para la creación de un espacio que aspira a convertirse en referente mundial en las energías renovables y el desarrollo sostenible.Sevilla cuenta desde ayer con un nuevo centro de investigación fruto del acuerdo firmado entre Abengoa y la Fundación Universidad de Loyola, liderada por la Compañía de Jesús. Este centro, ubicado en el Campus Palmas Altas de la multinacional sevillana, supone el germen de la nueva universidad privada que la citada compañía tiene previsto abrir en la ciudad hispalense en 2013. El convenio firmado tiene una duración de diez años y supondrá la cooperación en diversas áreas académicas que atañen a las energías renovables y el desarrollo sostenible. Un gran paso en el conocimiento.

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La universidad de los jesuitas comenzará con 9 grados a partir de 2013

presentacion loyolaLoyola Andalucía busca un campus en Sevilla y sus cercanías en el que se puedan construir entre 35.000 y 45.000 m2.La Universidad Loyola Andalucía, promovida por la Compañía de Jesús (jesuitas), será una realidad en Sevilla a partir del curso 2013-2014. Así lo esperan, al menos, los responsables de este proyecto que cambiará definitivamente el mapa de la educación superior andaluza (será la primera universidad privada de la comunidad) y que pretende iniciar su andadura en la capital andaluza con nueve grados, siete doctorados y 17 posgrados.Como embrión, la Fundación Universidad Loyola Andalucía ya imparte algunos cursos de posgrado no oficiales en el campus de Palmas Altas (cedido por la Fundación Focus Abengoa) a través de la llamada Loyola Leadership School. Sin embargo, la idea es trasladarse en un futuro a un campus propio y único (al estilo del de la Pablo de Olavide) en Sevilla capital o algunas de las localidades de su área metropolitana.

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