La rosa de Santa Marta

Probablemente, muchos de nuestros lectores ya conocerán la relación que existe entre el periodista Iñaki Gabilondo y la Hermandad de Santa Marta, pero quizás no sepan discernir con claridad qué parte de la historia es real y qué parte de la historia pertenece a la ficción. Vayamos por partes. Corrían los años setenta cuando la corporación afincada en San Andrés decidió introducir una rosa en el paso que desfila cada Lunes Santo por las calles de Sevilla. Concretamente, debajo de la mano del Santísimo Cristo de la Caridad, representando así la última gota de sangre del Señor, la cual, tras caer al suelo, brotó de manera divina.

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El Cristo del Soberano Poder ante Caifás

san gonzaloLa primera imagen cristífera que tuvo la Hermandad de San Gonzalo la talló José Luis Pires Azcárraga en 1944 y procesionaba de espaldas al público, como lo hace actualmente el misterio de La Bofetá, acompañada de otras seis figuras. Sin embargo, en la década de los sesenta la corporación trianera decidió encargar un nuevo conjunto escultórico a Castillo Lastrucci y traspasar su antiguo titular a una hermandad de Jerez de los Caballeros (Badajoz). Para desventura de sus hermanos, sólo catorce años después, en 1976, el deterioro del Cristo del Soberano Poder ante Caifás obligó a solicitar una nueva cabeza a otro imaginero: Luis Ortega Bru.

Así las cosas, podemos afirmar que la mayor parte del cuerpo es obra de un autor (Castillo Lastrucci) y el rostro, de otro (Luis Ortega Bru). El resultado, lejos de ser discordante, muestra una de las tallas más preciadas de la Semana Santa de nuestra ciudad. El Cristo del Soberano Poder mide 185 centímetros de altura, fue realizado en madera de pino de Flandes y está completamente anatomizado. Su disposición física, con la cabeza inclinada hacia abajo, las manos atadas y las piernas separadas, sugiere que esquiva la mirada de Caifás mientras ambos andan.

Es precisamente su caminar uno de los elementos más llamativos del Lunes Santo. La clave reside en la flexión hacia adelante de la pierna derecha y el firme apoyo de su correspondiente pie, así como la posición de la pierna izquierda, atrasada y sostenida con el impulso de los dedos del pie. De esta manera, no posee la zancada de un Nazareno, pero tampoco la estática de un Cautivo, por lo que presenta un movimiento muy personal, gracias también, en gran medida, al valioso trabajo de sus cuadrillas de costaleros. Como último dato anecdótico, cabe destacar que la cabellera del Cristo del Soberano Poder ante Caifás era rubia, si bien con las últimas restauraciones ha sido oscurecida sin llegar al color negro de la mayoría de las imágenes. 

El Cautivo de Santa Genoveva

jh85Según el Evangelio de San Mateo, Jesucristo fue abandonado por sus discípulos tras ser delatado por Judas y apresado en el huerto de Getsmaní, donde solía orar cada noche. Este pasaje es justamente el que representa la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo en el Abandono de sus Discípulos, de la Hermandad de Santa Genoveva. La talla fue realizada por José Paz Vélez en madera de pino entre julio de 1956 y febrero de 1957, coincidiendo con la fundación de la corporación, y mide 1,83 metros de altura. El autor esculpió originalmente el cuerpo entero, aunque no profundizó demasiado en los rasgos anatómicos y se centró especialmente en el rostro.

No obstante, ya en 1986, el propio José Paz Vélez restauró su obra y elaboró un nuevo cuerpo en madera de cedro, incorporando un sinfín de detalles minuciosos tanto en el torso como en las extremidades (brazos y piernas). Sin ir más lejos, su posición erguida y ligeramente inclinada hacia delante denota movimiento, mientras que las manos atadas dejan ver sus largos y finos dedos, que parecen haber perdido la vigorosidad de antaño. De igual modo, su cara expresa una incontrolable desolación por la huida de sus discípulos y sus ojos, muy abiertos, parecen mirar más hacia al interior de su alma que al mundo exterior que le rodea.

El cabello de Nuestro Padre Jesús Cautivo es ondulado, presenta algún que otro tirabuzón y está tallado con esmero, al igual que su afilada barba (siguiendo los cánones de Juan de Mesa) y sus cejas fruncidas. En su cabeza sobresalen tres potencias de oro de ley ejecutadas por Jesús Domínguez Vázquez y su tez morena se adapta con sutileza a su túnica morada con áureos bordados. La imagen, que volvió a ser restaurada en 2013, procesiona en la Semana Santa de Sevilla cada Lunes Santo y puede contemplarse el resto del año en la Iglesia de Santa Genoveva, ubicada en el barrio del Tiro de Línea.