La grandeza del Salvador

iglesia salvadorCon el permiso de la Catedral, la iglesia del Salvador es la más grande que hay en Sevilla. Ubicada en la plaza que lleva su nombre, empezó a construirse en 1674 sobre las ruinas de la Mezquita Mayor (que a su vez antes había sido un templo visigodo) y uno podría preguntarse por qué este antiguo edificio árabe estuvo tanto tiempo en pie si Fernando III reconquistó la ciudad en 1248. La explicación reside en que, tras un periodo en el que se permitió a los musulmanes practicar su religión allí, los cristianos, que admiraban su belleza, decidieron adaptar el santuario a sus creencias y lo convirtieron en parroquia. Tanto es así que se le otorgó la distinción de colegiata, por lo que tenía su propio cabildo.

Sin embargo, a mediados del siglo XVII su deterioro era tan evidente que se procedió a levantar la iglesia que hoy conocemos. El diseño corrió a cargo del arquitecto Esteban García, aunque quien concluyó las obras fue Leonardo de Figueroa en 1712. Pese a que la renovación fue integral, aún se conservan algunos resquicios de su pasado romano y visigodo en el patio. El edificio quedó organizado en torno a tres naves casi de la misma altura y una gran cúpula. De la fachada podemos decir que bebe del manierismo y posee tres puertas de bella factura.

En su interior hay nada más y nada menos que catorce retablos (Mayor, Cristo de los Afligidos, Cristo del Amor, Santas Justa y Rufina, Milagrosa, San Cristóbal, San Fernando, Virgen de las Aguas, Santos Crispín y Crispiniano, Capilla Sacramental, Virgen del Rocío, Santa Ana, Virgen de la Antigua, y Cristo de la Humildad y Paciencia, ordenados todos ellos por orden cronológico). Y es que no hay que olvidar que la iglesia del Salvador es sede de seis hermandades (Pasión, El Amor, El Rocío, La Antigua, El Prado y Maestros Carpinteros), razón por la cual durante la Semana Santa aloja bastantes pasos.      

El hospital de todos (II)

Desde el mismo momento en que fue concebido, el Hospital de las Cinco Llagas, situado en frente de la Basílica de la Macarena, aspiraba a convertirse en un referente para toda Europa, y, aunque se miró en el espejo del célebre Hospital Mayor de Milán, obra de Filarete, se propuso superarlo en todas las facetas. De hecho, los planos elaborados antes de su construcción ya reflejaban unas dimensiones enormes, impropias para un edificio de estas características, razón por la cual algunos consideraron que el proyecto era demasiado pretencioso. Sin embargo, se terminó plasmando en realidad sin mayores problemas.

Iglesia Pleno Parlamento de AndalucíaEn esencia, el diseño se basa en un gran rectángulo en cuyos vértices se elevan torres. Estaba previsto que todo el interior se organizara en torno a diez patios dispuestos de tal manera que aprovecharan al máximo la luz solar, aunque finalmente sólo se construyeron nueve y hoy día sólo se conservan ocho. A sus bellos jardines llegó en nuestros tiempos la escultura de Hércules que había sido expuesta durante la Exposición Universal de 1992 en el Pabellón de Andalucía, y su imponente portada fue ejecutada por Asensio de Maeda, aunque los bocetos correspondían a Miguel de Zumárraga.

Los distintos arquitectos que participaron en las obras se afanaron en conseguir una perfecta sensación de simetría, y lo cierto y verdad es que a grandes rasgos consiguieron su objetivo, aunque más tarde se introdujo un elemento postrero que alteró ese armónico orden: la iglesia, que puede catalogarse como un monumento en sí misma. Bien es cierto que nunca se llegó a concluir por completo, aunque lo que pudo erigir Hernán Ruiz II antes de morir es digno de elogio. Por nombrar algunos rasgos de su arquitectura, la portada tiene forma de arco triunfal, su planta está articulada como cruz latina y el estilo de su conjunto bebe del manierismo. Allí, en el interior de la iglesia, se celebran actualmente los plenos del Parlamento Andaluz, tal y como pueden observar en las imágenes en 360 grados que les brinda esta web.  Asimismo, destacan sus columnas jónicas y sus ventanas termales, sin olvidar las preciosistas vistas que ofrece su tejado, al que se accede por una angosta escalera de caracol.