Los Buenos dias de Manuela

Buenos día, amigos de Sevilla.
Buenos días, de piropos.

En “Diario de un poeta recién casado,”Juan Ramón Jiménez compara Sevilla con su mujer.
Una de las personalizaciones más bellas de la literatura.
GIRALDA
Giralda, qué bonita
me pareces, Giralda –igual que ella,
alegre, fina y rubia-,
mirada por mis ojos negros –como ella-,
apasionadamente.
¡Inefable Giralda,
gracia e inteligencia, tallo libre
-¡oh palmera de luz!
¡parece que se mece, al viento, el cielo!-
del cielo inmenso, el cielo
que sobre ti –sobre ella- tiene,
fronda inefable, el paraíso!

TÚ Y SEVILLA
A Sevilla le echo los requiebros
que te echo a ti. Se ríen,
mirándola, estos ojos que se ríen
cuando te miran.
Me parece
que, como tú, llena ella el mundo,
tan pequeño y tan mágico con ella, digo,
contigo, ¡tan inmenso,
tan vacío sin ti, digo, sin ella!
¡Sevilla, ciudad tuya,
ciudad mía!

Nacido en Moguer, enamorado de Sevilla, poeta de minorías, Premio Nobel, Juan Ramón dejó estos poemas a Sevilla y a la Giralda como la novia de la ciudad.

 

Buenos días, amigo de Sevilla.
Buenos días, de piropos.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de cocodrilo.

En el patio de los naranjos, en la nave del lado Este justo antes de acceder por la puerta de la granada y colgados en la parte superior a la entrada, se encuentran cuatro objetos: de las vigas del techo se suspende un cocodrilo de madera de tamaño natural y adosados a la pared superior de la puerta se encuentran: un bocado de caballo, un colmillo de elefante y un bastón de mando.

Existen varias leyendas populares referidas a estos objetos.
Por el año 1260, el sultán de Egipto envió una embajada al rey Alfonso X “el sabio” para pedir la mano de su hija Berenguela. La embajada trajo diversos presentes, entre ellos: un hermoso colmillo de elefante, un cocodrilo del Nilo vivo y una jirafa o animal similar, domesticada con su montura, su freno y bridas. El rey castellano rechazó la petición de mano de su hija, devolvió la embajada cargada de buenas palabras y de regalos para el sultán y aquí se quedaron: el cocodrilo, la jirafa y los presentes. Pasando el tiempo y muerto el cocodrilo, se disecó y su piel rellena de paja fue colgada en el patio de los naranjos junto con el freno, las bridas y el colmillo de elefante. Años después se colgó como recuerdo, la vara del embajador castellano que había regresado de Egipto.

El cocodrilo actual está tallado en madera por autor desconocido y se estima del siglo XVI. Por su tamaño y por haber estado forrado de tela que al partirse y desde abajo, daba la impresión de ser piel a jirones. Popularmente en Sevilla siempre se ha creído que el animal era auténtico y estaba disecado.
Hoy sólo se conserva la estructura restaurada del animal en madera, popularmente llamado “lagarto” por no conocerse en aquel momento espécimen mayor que dicho animal y dando nombre tanto a la nave del patio que lo contiene como a la puerta de acceso desde el exterior a dicha parte del patio.

Popularmente, existe la leyenda de que esos objetos fueron puestos en este lugar y de esa forma en representación de las virtudes cardinales: el cocodrilo como la prudencia, el colmillo como la fortaleza, el bocado como la templanza y la vara como la justicia
Existen otras versiones que revelan al cocodrilo como un exvoto u ofrenda que se cuelga en un lugar de privilegio como en otras catedrales. En algunos casos, dicho elemento servía para espantar a las aves que se colaban en los templos y cuanto más grande y temible fuese el objeto, mejor hacía su función.

Es uno de los objetos populares de la Catedral más buscados por niños y adultos que se asombran de semejante elemento puesto en un lugar como lo es este maravilloso templo.

Los clérigos aprovecharon también el temor que infundían estas bestias para imponer el miedo y el recogimiento. Así, en una iglesia valenciana que contaba con un caimán, se leía junto a él un cartel que decía: «Si en el templo en silencio no estás, a mi vientre pararás».
A pesar de todas estas explicaciones, el origen de la presencia en los templos de estos animales está seguramente en la imagen que se tenía de ellos como «museos» de la Creación.
Aquellos restos de bestias eran maravillas de la naturaleza, monstruos casi sobrenaturales ,tenidos a veces por señales divinas, testimonios palpables de la grandeza del Creador. Comparables en muchos casos a las reliquias de santos, no había mejor lugar para guardarlos y exhibirlos que la propia casa de Dios.
Ya en la Antigüedad, los griegos usaron a veces sus templos para albergar este tipo de portentos, e incluso Plinio el Viejo narra en uno de sus textos cómo un templo de Roma custodiaba la piel y las mandíbulas de una gigantesca serpiente a la que habían dado muerte los soldados en Cartago.
Así pues, es muy probable que estos animales exóticos que pueden verse hoy en iglesias de toda Europa fueran llevados allí como maravillas y testimonios de la grandeza de Dios y, con el paso de los años, convertidos en ex votos y pruebas de mil y un milagros.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y de cocodrilo.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de homenaje.

Gérard Philipe, actor francés, que por su belleza se le conocía como “El príncipe de los actores”, no llegó a visitar Sevilla.
Al menos yo no tengo constancia de ello.
Si algún amigo lo encuentra agradecería que nos lo contase.

Lo que si me consta es que deseaba venir.

Veamos que le une a España.

Durante la Segunda Guerra mundial su padre colaboró con los nazis. Al acabar la contienda fue juzgado y condenado a muerte.
Logró escapar y se exilió en España.

Gérard estaba en el bando contrario. Apoyaba a la Resistencia y ayudó a muchos a salvarse del espanto y el dolor que ésta, y todas las guerras, producen.

Frente al ultraderechismo del padre, el hijo se hizo socialista por amor a su pueblo.
Independientemente de las ideologías políticas me parece muy noble que alguien tome partido por amor a los otros.

No sabemos con exactitud qué relación tenía con su padre, pero sí que a raíz de esto se entusiasmó con la idea de visitar España y especialmente Sevilla.

Varios dramaturgos y actores amigos le habían hablado de la belleza de la ciudad sevillana.
Creo que no llegó a venir. Por eso desde aquí mi homenaje.

Ya es de agradecer para un sevillano que personas de otros países quieran conocer nuestra ciudad. Que se sientan atraídos por ella. Y lo que es más, que algunos, la amen en la distancia, sólo por las referencias de otros que la han visitado y disfrutado.

No es el único caso que conozco de personajes célebres cuya mayor ilusión era conocer Sevilla y quedarse a vivir para siempre.
Tanta era la expectación y el deseo de vivir aquí, que algunos vendieron todas sus pertenencias y se instalaron definitivamente.
Ya hay que amar algo en la distancia y en el desconocimiento para hacer semejante cosa.

Sin embargo yo encuentro una explicación, no tengo argumentos para justificarla, más bien es una intuición.

Muchos de los escritores conocían Sevilla por la obra de Al-Mutamid.
No es de extrañar que leyendo los poemas de este poeta sevillano, enamorado de su tierra, como si de una mujer se tratase, cundiera el deseo de visitarla.

Los poetas del Siglo de Oro, y en especial Cervantes también contribuyeron.
Y hay constancia de viajeros ilustres que vinieron a Sevilla atraídos por conocer el lugar donde se gestó parte del Quijote.

Y también es cierto que los poetas de la Generación del 27 y Juan Ramón Jiménez, fueron nuestros mejores embajadores.

Pero hablábamos de Gérard Philipe.
Su belleza física la podemos ver en cualquiera de las fotos que se pueden encontrar en Internet.
Sin negar que fuera muy apuesto y muy guapo, para mí su mayor encanto estaba en su voz.

Para los amantes del cine hay muchas películas que aún se pueden encontrar. Claro que, en español no apreciamos su voz.

Hizo una versión radiofónica de Le Petit Prince, prácticamente la lectura del libro, y es un placer oírla aunque no se sepa francés. La musicalidad de su voz enamora.

Murió a los treinta seis años, víctima de un cáncer.

Su mujer, Anne Philipe, nos ha dejado un relato enternecedor de esta época, en su libro, “Le temps d´un soupir”. “El tiempo de un suspiro.”

Si después de escuchar su voz, leemos este libro, la emoción y el placer de los sentidos están servidos.

Merece la pena conocer a este actor, que sin conocer Sevilla, la amaba.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y de homenaje.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de río.

¡Ay, ay, qué calor!
Ayer se me ocurrió dar un paseo para contaros cositas y casi me derrito.
En las noticias del tiempo decían que subiríamos a 37º. Eso sería donde ellos lo midan.

A las dos de la tarde el termómetro que está en la Glorieta del Cid, marcaba 49º.
Claro que está al sol, pero yo cuando salgo también lo estoy.

¡Ay, ay! Esto es lo único malo que tiene mi Sevilla.
Pero son tantas las cosas buenas y las bonitas, que la balanza se inclina de su parte.

Por eso hoy se me ha ocurrido pasear por la orilla del río. La visión del agua refresca el entorno y el calor se hace más llevadero.

Yo lo empezaría por Cartuja y llegaría hasta la salida de Sevilla, cuando el río se encamina a Gelves.

También es una buena idea coger uno de los barcos, que llevan hasta la esclusa.
O incluso unos que llegan a Sanlúcar de Barrameda.

Allí se puede ver la desembocadura en barra y después comer un marisquito en Bajo de Guía.

En la Plaza del Cabildo ponen una papas aliñás con melva que quitan el sentío, y unas tortillitas de camarones, que parecen de encaje. ¡Qué ricas!

De postre, para los golosos, hay una confitería, a la izquierda de la plaza.
Los pasteles son tan buenos que ni engordan.

La vuelta en el barco está amenizada con una orquesta y en el salón de la bodega se puede bailar.

El viaje dura el día completo. Por la mañana yendo en cubierta se ve todo el transcurrir del río y la flora de sus orillas, y a la vuelta se pueden contemplar las estrellas o bajar al baile.

Otra idea, ésta más cómoda y barata, es entrar en la página y recorrer el río y sus puentes.

Por ideas que no quede.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos, y de río.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de detalles del Arenal.

Una de las calles más emblemáticas de este barrio es Arfe.

En el número 5, está uno de los edificios más conseguidos de la estética de la arquitectura regionalista.
Hace esquina con la calle García de Vinuesa, y es obra de Antonio Arévalo Martínez, un arquitecto sevillano, nacido en 1871.

Es una construcción estrecha y alargada y aprovecha su situación en la esquina para ofrecer un ángulo perfectamente redondeado.
Esta característica la vamos a encontrar en los distintos edificios de este estilo que están repartidos por la ciudad y que intentaremos dar a conocer a los amigos de Sevilla.

En el lateral que da a la calle Arfe, aparece grabada la fecha de su construcción: 1921.

Es un edificio de cuatro plantas de altura y dos tonos de color en la fachada.
El más oscuro está reservado a las labores de ladrillo aplantillado, donde apreciamos los elementos como los arcos, balcones y remates de cubierta.

También hay que destacar los maravillosos trabajos de forja.
Especialmente los dos grandes miradores redondeados de la esquina y el balconaje corrido de la planta superior.

Muy interesante mirar el edificio desde varias de sus perspectivas.
Lo detalles y el gusto arquitectónico de principios del siglo XX, están perfectamente recogidos en su fachada.

Y como no sólo de arquitectura vive el hombre, vamos a descansar tomando una buenas tapas en “La Esquinita de Arfe”
Está situado muy cerca del Postigo del Aceite, a medio camino entre la Giralda y la Maestranza.

No tiene pérdida.

Tapas como las espinacas con garbanzos, los pavías, o las tortillitas de camarones, están diciendo cómeme.

Es un local pequeño y acogedor, tiene dos, tres mesas, pero en su barra siempre podemos hacernos un hueco.
Desde la calle ya se percibe un olor que preludia el sabor de sus tapas.
Ya sólo este olor nos invita a entrar.

Creo que es una parada obligatoria para coger fuerzas y seguir el paseo.

No nos gusta abusar de fechas, nombres y demás cosas que podéis encontrar en cualquier libro sobre Sevilla.

El objetivo es indicar lugares, que los sevillanos paseamos y pasamos con frecuencia, sin apreciar todo su valor.

Yo no me lo perdono. Las prisas y la rutina no son excusas.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y de detalles del Arenal.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de prepaseo.

Después de tanto hablar del barrio del Arenal, ayer no pude contener las ganas y bajé a dar un paseo.
Digo bajar porque ahora vivo en el Aljarafe y Sevilla está más baja. Está a orillas de su río.

Ese río atrajo a muchas civilizaciones.
Es el único navegable hasta el mar y además sus vegas son ricas en productividad agrícola. Al menos lo eran hace miles de años.

Las civilizaciones primitivas se asentaban siempre a orillas de un río.
El agua es necesaria para vivir. Es más, sin agua no hay vida.

Y los habitantes primitivos sabían muy bien cómo buscar sus sustento en la tierra fértil de los ríos.

Entré por la calle Betis para ver al frente la orilla del Arenal. Llegué hasta el puente de Triana y desde allí emprendí el Paseo de Colón abajo.
Miraba los rostros de las personas con las que me cruzaba por si encontraba en ellos vestigios celtas, íberos, fenicios, tartessos, romanos, árabes…

Son tantas las civilizaciones que se han aposentado aquí que estoy segura que algo se ha quedado en nosotros y no sólo en los monumentos o en las construcciones.

Con la imaginación me trasladé a la vida de estos habitantes primitivos y soñé con dólmenes y menhires, con cabellos rubios como el sol al alba de los celtas, con la corpulencia del hombre íbero, con las naves fenicias de proa alargada mirando al horizonte.

Me entretuve viendo el tesoro y las monedas de los Tartessos, bebí agua del acueducto romano y hasta empapé mi tostada en el oleoducto que llegaba hasta Extremadura.
Me senté al lado de la Torre del Oro en postura árabe y esperé que me llegaran los poemas de Al-Mutamid.

Y esa fue mi perdición.
Me embelesé con su poesía, perdí la noción del tiempo y si me descuido me coge allí la noche.

Un ruido de bocinas, un tronar de motores, me volvieron a la realidad.
Me trasladaron de golpe a nuestra civilización.

Confieso que el cambio fue brutal.
Desde la calma a las prisas.
Desde la paz del alma a preguntarme qué hora era, y ser consciente de tener que regresar de mi ensoñación.
Desde el sueño a la vigilia.
De lo poético a lo prosaico.
De la idealidad a la realidad.

Tuve que salir de ese estado de bienestar y regresar a casa.

Pero, ¡qué me quiten lo bailao!

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y de prepaseo.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de remate del Arenal.

No es que vaya a cargarme al barrio, no.
Es que hoy vamos a explicar las últimas cositas y luego mis amigos irán descubriendo otras cuando lo pateen. Sin prisas y con los sentidos muy abiertos. Los cinco.

Ya hemos dicho porqué este barrio lleva el nombre de Arenal.

Hoy vamos a ver el origen del Baratillo.

Durante el siglo XV, en el centro de esta explanada, había un mercado de ropa de marineros, de avíos para las bestias, de recipientes para el aceite y odres para el vino. Toneles, corcho, madera, piezas de tejidos para los estandartes, productos venidos de las Indias y muchas baratijas. Y hablando de toneles, buscad la calle Toneleros. Seguro que la habéis paseado muchas veces.

Había mucha actividad en el mercado.
Se exponían las mercancías, unos vendían, otros compraban, muchos picareaban y la mayoría recorría el barrio en busca de algo asequible a su bolsa, que solían ser las baratijas.
De ahí el nombre de Baratillo.

Nombre que se conserva en la Capilla de la Hermandad Nazarena que está en la calle Adriano.
De esta capilla sale la cofradía del mismo nombre que procesiona el Miércoles Santo. Sus titulares son La Piedad y La Caridad.
No sólo el barrio, Sevilla entera, aprecia la belleza de sus imágenes.

Cerca de este mercado había un espacio dedicado a reparar e incluso construir carretas.
La carreta era el vehículo que transportaba las mercancías del puerto a la ciudad y de la ciudad al puerto.
Como todo vehículo tenía un desgaste y tenía que ser reparado o incluso sustituido por otro.
El gremio de los carreteros estaba a la izquierda del Baratillo, si tomamos como referencia nuestra situación mirando al río.
Hay constancia de eso en la calle Carretería y en la Hermandad Nazarena del mismo nombre.
Si nos ponemos a indagar en la historia vemos que todo tiene un porqué.

Ya en el Paseo de Colón, no creo que sea necesario explicar el porqué de este nombre, encontramos la Plaza de toros de la Real Maestranza de Artillería y el teatro del mismo nombre que se construyó con motivo de la Exposición Universal de 1992.

Se encuentran en el lugar que ocupaban las Reales Atarazanas, construidas por Alfonso X, el sabio, con la misión de construir navíos para la Armada Real.

En lo que ahora es el Teatro de la Maestranza, estaba un cuartel de artillería de donde toma su nombre, ahí se pueden ver las arcadas de las atarazanas.
Y fue un acierto respetuoso el conservar la fachada con los grandes ventanales de hierro, del antiguo cuartel.

Hoy el barrio del Arenal es lugar de encuentro cofradero, taurino y de los amantes de la ópera y el teatro.
Sigue siendo un barrio de mucha actividad, y si lo paseamos atentos encontraremos vestigios de otros siglos, de otras profesiones, de otras personas, que nacieron, trabajaron, disfrutaron y murieron allí.
Es la esencia de esta zona, es el sustrato de su historia, es un goce para los sentidos recorrer sus calles y entrar en sus edificios.

Y para descansar y reponer fuerzas, hay tabernas y bares emblemáticos desde la Plaza del Cabildo hasta la Puerta de Triana.
Queda pendiente nuestro paseo.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y de remate del Arenal.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días.
Buenos días, de más Arenal.

Vamos a seguir conociendo este barrio. Os aseguro para los que no lo conozcáis que merece la pena.
Yo he tenido la suerte de vivir en él muchos años.
Mi infancia y mi primera adolescencia, las viví en Placentines, en el cogollito de Sevilla.
Jugaba y paseaba por el Barrio de Santa Cruz. Otro día recorreremos sus calles y su historia.
¡Qué suerte que pusieran la Giralda al lado de la casa en la que nací!
Mi segunda adolescencia y mi juventud las viví en Pastor y Landero, en el barrio del Arenal. ¡Otra suerte!

Hay muchos barrios en Sevilla y todos con su historia y su encanto. También hablo de ellos y los que seguís los buenos días lo sabéis.
Pero es natural que le tenga un cariño preferente a estos dos barrios.
Sigamos adentrándonos en su historia.
Si paseamos por el barrio, podemos conocer gran parte de la historia de la ciudad, con edificios como el Hospital de la Santa Caridad, del que ya hablamos, la capilla de la Hermandad de la Carretería y la capilla del Baratillo.

Este arrabal, porque estaba extramuros de la ciudad, era una extensión de arena, un espacio abierto, que iba desde la Puerta de Triana a la Torre del Oro.
Dos puntos importantes de la Sevilla de esa época. Pero este arenal tenía un valor importante por sí mismo por ser donde se desarrollaban las actividades portuarias que se complementaban en la ribera trianera.
Era la zona más pintoresca y activa de la ciudad. Atraía a todo tipo de personas, viajeros de todo el mundo venían a Sevilla y visitaban e incluso se alojaban en el Arenal.

Entre ellos esta Cervantes que se alojaba en una lujosa pensión, lujo de la época, cerca de la plaza del Cabildo.
Más adelante estuvo hospedado en la cárcel sevillana que estaba en la calle del Pópulo, hoy Pastor y Landero.
No sé porqué me parece que Cervantes hubiera preferido seguir en la fonda o pensión.
Aunque se dice que en esta cárcel escribió parte del Quijote, con lo cual la estancia le valió su reconocimiento universal.

Y hoy, desde aquí, quiero hacer una alusión a la obra de este escritor, que vivió muchos años en Sevilla y extendió su nombre al mundo en sus obras.
Merece nuestro reconocimiento, nuestra gratitud y nuestro interés por su obra.
Invito a todos los amigos de Sevilla, a que lean y disfruten del Quijote. O que lo relean.
Además de todo el valor literario, que es reconocido y valorado en el mundo, el Quijote tiene una gracia sevillana que nos hace sonreír, reír, y a veces casi reventar de risa.

Y ahora. Si me lo permitís, un tirón de orejas.

Me apena, a veces me enfurece, que fuera de Sevilla, que fuera de España se conozca y se valore la obra de Cervantes, más que aquí.

Yo voy a coger un libro suyo, me voy a sentar en una cafetería del barrio y voy a leer a Don Miguel.

Me gustaría sentarme orilla del río, o donde estaban las atarazanas reales, pero llueve y se pueden borrar las letras.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos y de más arenal.

 

Manuela Sosa Martin.

Los buenos días de Manuela.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos días, de agua de mayo.

Esta agua de mayo, si es suave, si es caladera, beneficia los cultivos.
Y con esta agua de mayo me encanta pasear por Sevilla.

Estoy en el barrio del Arenal.
Me he tomado un café con calentitos en el arco del Postigo.
Calentitos. Esa es la palabra sevillana.
!Y qué bien lo define! Porque un calentito frío, tiene miga. Una miga incomible y correosa.

Ahora voy a entrar en el Hospital de la Santa Caridad.
Si os he dicho que he desayunado no es por decir, es que me lo van a preguntar.
Bueno, me lo preguntarían allá por el siglo XV.
En este hospital se acogía a enfermos y a necesitados y nada más necesario que matar el ayuno.

Este edificio se construyó en el siglo XV y es la mejor muestra del barroco sevillano.
Don Miguel de Mañara fue el impulsor, entre otros.
A Mañara se le ha llamado “el verdadero Don Juan”, porque se dice que Zorrilla se inspiró en él, o lo cogió de modelo, o es el mismísimo Don Juan en carne y hueso.
¿Quién sería Doña Inés?

Dejo a los eruditos y a los curiosos esta cuestión y me dedico a contemplar, con los ojos muy abiertos, la belleza que desborda los sentidos.
Azulejería, esculturas, pinturas…. La fachada ya nos invita a entrar. Y sólo por la fachada ya merece la pena llegar hasta aquí.

Dentro hay cuadros de Valdés Leal, de Murillo, algunas cositas de Zurbarán, y unas esculturas de Pedro Roldán.

La capilla, su retablo, el patio, la sala de cabildos…
No os adelanto más.
Esto es para animaros a venir y pasar una mañana o incluso dos, recreando la vista.
Otro día, una vez que lo hayáis visitado, comentaremos más cosas.
Animo a todos a disfrutar de esta belleza, considerada bien natural del Patrimonio artístico de España.

Yo me quedo con la gracia y el arte de su barroco.

Amenazo con volver.

Buenos días, amigos de Sevilla.
Buenos, y de agua de mayo.

 

Manuela Sosa Martin.