Valme: la primera plegaria

ermita2En el año 1248 Fernando III conquistó Sevilla tras un asedio prolongado que hizo mella dentro y fuera de las murallas. Tanto es así que, cuando las fuerzas, la moral y los suministros de sus tropas escaseaban, el monarca fue al Cerro de Cuarto (también llamado Buenavista, hoy Cortijo del Cuarto) para implorar la ayuda de la Virgen que llevaba consigo. “¡Váleme, Señora, que si te dignas hacerlo, en este lugar te labraré una capilla, en la que a tus pies depositaré como ofrenda, el pendón que a los enemigos de España y de nuestra Santa Fe conquiste!”, pronunció. A renglón seguido, y siempre según la leyenda, ordenó al maestre Pelay Pérez Correa que clavara su espada en el suelo, un hecho que provocó instantáneamente el nacimiento de un manantial (Fuente del Rey).

El agua sació la sed de los soldados y recobró el ánimo por tomar la capital hispalense, algo que terminaría sucediendo. Y para agradecer el milagro, Fernando III cumplió su palabra, construyó una ermita en el lugar de las plegarias y dejó allí su querida imagen, la Virgen de Valme, que presentaba a María sentada con su hijo en brazos. A partir de entonces, los lugareños de lo que hoy es Dos Hermanas empezaron a venerar la imagen, mientras que los campesinos de las zonas colindantes tomaron aquel emplazamiento como un lugar de peregrinación.

No obstante, y a tenor de la documentación que existe en la actualidad, la hermandad no fue creada hasta el siglo XVII, cuando la Virgen era llevada el segundo día de Pascua de Pentecostés a la iglesia del casco antiguo para rogar auxilio divino si ocurría alguna catástrofe (muy frecuentes en aquellas fechas en forma de inundaciones, sequías, guerras, enfermedades contagiosas, etcétera.). Ya en el año 1800, y como consecuencia de una epidemia de fiebre amarilla, la imagen fue trasladada a la parroquia del pueblo, donde quedó expuesta de manera indefinida. La primera romería de Valme se celebró casi un siglo después, pero de ella hablaremos detenidamente en el siguiente artículo. 

El monaguillo de Triana

monaguillosSucedió el  18 de diciembre de 1673, cuando se celebraba el día  de la Virgen de la Esperanza de Triana, imagen a la que los trianeros tienen una intensa devoción. En lo alto del campanario, los monaguillos tocaban con fuerza los badajos de las campanas para que sonaran grandes repiques anunciando la fiesta. En aquella época era corriente que muchos  monaguillos se abrazasen a las campanas volteándose con ellas, de manera que quedaban  flotando   en el aire, ya que sólo  sus pequeñas manos quedaban  asidas a las campanas . Era una imprudencia fruto de las travesuras de los chiquillos, que el párroco no podía evitar. D. Lorenzo Rueda, párroco de aquel entonces, salió a la calle con sus muletas,  (padecía de artrosis), para intentar  suspender aquella imprudente acción.Se acercó a la torre para que le vieran los muchachos  desde lo alto del campanario,  les gritó,  pero  los monaguillos  giraban tan divertidos y  enloquecidos con las campanas que ni siquiera le escucharon.

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Madre María de la Purísima

Madre María Purísima  Madre María de la Purísima de la Cruz, (en el siglo: María Isabel Salvat Romero) nació en Madrid el 20 de Febrero de 1926 en la calle Claudio Coello nº 25, en el seno de una distinguida familia de alto nivel social. Fué bautizada en la Parroquia de la Conccepción, en la calle Goya de Madrid. El día 8 de diciembre de  1944, cuando contaba 18 años, ingresó en la Compañía de la Cruz. Tomó los hábitos en 1945, profesó temporalmente en 1947 e hizo los votos perpetuos en 1952. Culta y distinguida hablaba tres idiomas, francés, inglés e italiano y debido a su piedad, no extrañó a la familia su decisión de ser hermana de la Cruz.Fiel seguidora de Santa Ángela y observadora intachable de las reglas del Instituto, mantuvo intacto el carisma fundacional. Fue elegida Madre general de la Compañía de la Cruz el 11 de Febrero de 1977, pero antes fue superiora de las casas de Estepa y Villanueva del Río y Minas, maestra de novicias y consejera generalicia.Austera y pobre para sí misma -«De lo poco, poco», solía decir- hacía vivir a las hermanas el espíritu del Instituto en la fidelidad a las casas pequeñas y se entregó a todos los que la necesitaban, especialmente a las niñas de los internados. También los pobres y enfermos ocupaban un lugar privilegiado en su corazón. Así atendía con verdadero cariño a las ancianas enfermas de las «cuevas» de Villanueva del Río y Minas, cuando estuvo allí de superiora. Diariamente por la mañana iba hasta las «cuevas» para atenderlas: las lavaba, les hacía la comida, les lavaba la ropa. Y siempre se reservaba los trabajos más duros y penosos.Gobernó la Compañía con incansable celo y gigante espíritu de Hermana de la Cruz. Su ideal fué hacer vida el carisma de la Santa Madre Fundadora y con su vida sencilla, humilde y llena de fe, supo dar ejemplo. Fue fiel seguidora de su obra, y ha dejado en el corazón de todas sus hijas deseos ardientes de imitar su amor a Dios y a su Santo Instituto. Falleció el día 31 de octubre de 1998.En la cripta de la Casa Madre de las Hermanas de la Cruz, en el mismo lugar que ocupó durante 50 años el cuerpo de Santa Ángela, descansa el cuerpo de Madre María de la Purísima. Allí la visitan los devotos, cada día más numerosos, que no paran de encomendarse a ella y pedirle favores.

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La plaza de toros acogerá la beatificación de la Madre María de la Purísima

La plaza de toros de la Maestranza acogerá la ceremonia de beatificación de la Madre María de la Purísima, hermana de la Cruz, que se celebrará el 18 de septiembre a las 10 horas, según ha señalado el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo.

El arzobispo ha destacado «el amor a los pobres y la austeridad» que predicó durante toda su vida María de la Purísima. La futura beata atendía a las ancianas enfermas de las ‘cuevas’ de Villanueva del Río y Minas, cuando estuvo allí de superiora. Todas las mañanas iba hasta las ‘cuevas’ para ayudarlas: las lavaba, les hacía la comida, les lavaba la ropa. Y siempre se reservaba los trabajos más duros.

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