Giraldas por el mundo

kansasLa desaparecida Giralda de Nueva York, de la que hablamos en el anterior artículo, no ha sido el único intento de imitar a nuestro monumento más emblemático. De hecho, existen muchas réplicas repartidas por toda la geografía nacional e internacional. La más cercana es la de la localidad de Carmona, ubicada en la Iglesia de San Pedro y conocida popularmente como la ‘Giraldilla’, el mismo apodo que recibe la que fue construida en el casco antiguo de Badajoz  en 1935. Por su parte, los campanarios de las catedrales de Toledo y Burgos no se pueden considerar copias, pero sí es evidente que fueron inspirados por la belleza de la Giralda de Sevilla.

La Torre de Arbós (Tarragona) también toma prestada su estética, fruto de la admiración que profesaba el acaudalado Joan Roquer i Marí, su mecenas, a la obra hispalense. Fuera de nuestras fronteras hay más ejemplos, como es el caso de la Giralda de Kansas. Por todos es sabido que la ciudad estadounidense y Sevilla están hermanadas desde hace tiempo y existe una correspondencia cultural entre ambas. Así, si en Sevilla podemos encontrar la estatua de un indio en la avenida Kansas City, al otro lado del charco se halla una réplica de la Giralda junto a una reproducción de la Plaza Virgen de los Reyes.

La Giralda también sirvió de modelo para la torre de la Universidad de Puerto Rico, emplazada en el Campus de Río Piedras, el más importante de la región. Un caso singular es el del Castillo de la Real Fuerza de La Habana (Cuba), en cuya atalaya se instaló una veleta muy similar al Giraldillo, obra de Jerónimo Martín Pinzón. Curiosamente, actualmente no solo es la escultura de bronce más antigua del país caribeño, sino también el emblema de la capital y el logotipo de la marca de ron Havana Club. 

La Giralda de Nueva York

giralda new yorkLa Giralda es el monumento de Sevilla que más fascina a los extranjeros. Buena prueba de ello es que ha tratado de ser ‘exportada’ a muchos puntos de la geografía internacional y, muy especialmente, a Estados Unidos, donde se realizaron varias réplicas. Hoy hablaremos de la más famosa, la de Nueva York, aunque desgraciadamente no haya llegado a nuestros tiempos. Terminó de construirse en el año 1890 y las obras fueron supervisadas por los arquitectos Charles McKim, William Rutherford Mead y Stanford White, quienes, a raíz de esta obra, se convirtieron en unos de los más cotizados de su profesión.  

Estaba situada en el corazón de Manhattan. De hecho, fue concebida para ser el emblema del segundo Madison Square Garden, el enorme pabellón deportivo en el que se celebraban importantes combates de boxeo, partidos de baloncesto (el recinto actual es sede de los New York Knicks), conciertos musicales, etcétera. Tenía un esqueleto de hormigón, aunque, para imitar a la estructura sevillana, fue revestida de ladrillos. Sus dimensiones doblaban al monumento original (medía casi 200 metros de altura) y estaba coronada por la diosa Diana, que hacía las veces de Giraldillo.

Sorprendentemente, solo 35 años después de haberse edificado (1925), la Giralda de Nueva York fue demolida por el impago de una hipoteca. Pese a ello, pasó a la posteridad por haber sido el escenario del denominado ‘crimen del siglo’. Todo ocurrió el 25 de junio de 1906 en la terraza superior, donde  cenaba tranquilamente Stanford White, uno de los arquitectos del edificio. Su romance con Evelyn Nesbit había llegado a oídos de su legítimo marido, quien no dudó en dirigirse hasta allí para dispararle tres veces en la cabeza. El asesinato tuvo una repercusión mediática de proporciones bíblicas por la popularidad de sus protagonistas y sigue siendo una de las historias negras más famosas de Nueva York. 

Más luz para el Alcázar

alcazarsevillaDesde hace unos días existe un motivo adicional para visitar el Real Alcázar, el monumento más concurrido de Sevilla. El reclamo no es otro que un nuevo sistema de iluminación artificial que conseguirá realzar su belleza en ausencia del sol, gracias a una inversión de 290.000 euros que ha corrido a cargo de la Fundación Sevillana Endesa.  De esta manera, las tres principales estancias del conjunto arquitectónico, la fachada del Palacio del Rey Don Pedro, el Patio de las Doncellas y la Fachada del Patio de Banderas, brillarán más que nunca a los ojos de sevillanos y turistas en horario nocturno.

Lejos de suponer un gasto adicional para el Ayuntamiento, este proyecto supondrá un ahorro de energía del 75%, que en términos económicos se traducirá en un 17% menos de consumo eléctrico con respecto al sistema que venía utilizándose. Otra de las particularidades de la novedosa iluminación es que se adaptará a los distintos espectáculos que se realicen en el interior del Alcázar, así como a las condiciones meteorológicas, por lo que hablamos de una técnica ‘camaleónica’ capaz de graduar la intensidad, el colorido, la intermitencia, etc.

En cuanto a cantidades concretas, hay que reseñar que se han instalado un total de 126 proyectores de alta eficiencia basados en la tecnología led. Para que nos hagamos una idea, el coste global de una hora de encendido será de aproximadamente de un euro.  Sin duda alguna, el flamante alumbrado artístico hará más atractivo si cabe al Alcázar, un monumento que recibió nada más y nada menos que 1.200.000 visitas el pasado año, dejando en las arcas municipales la importantísima cifra de 6.800.000 euros.  

El heredero del puente de barcas

puentetrianaparaweb 20100126 1163092016A mediados del siglo XIX, los arquitectos franceses Gustavo Steinacher y Ferdinand Bennetot recibieron el encargo de sustituir el puente de barcas por uno más sólido y moderno. El antiguo sufría de lo lindo con las crecidas del río Guadalquivir y la ciudad necesitaba una conexión estable entre el barrio Triana y el centro de Sevilla. La empresa no era nada sencilla. De hecho, los romanos nunca consiguieron unir las dos orillas de forma permanente debido a los eternos problemas de cimentación, mientras que los musulmanes tuvieron que inventarse una peculiar pasarela mediante una sucesión de pequeñas embarcaciones que estaban unidas por cadenas (el puente de barcas). Más o menos cumplía su objetivo, pero precisaba de reparaciones periódicas y con frecuencia algunas personas caían al agua y morían ahogadas.

Por todo ello, se construyó el Puente de Triana, cuyo nombre oficial es Puente de Isabel II porque se inauguró durante su reinado con un vistoso desfile militar. Se tomó como espejo el extinto Puente Carrousel de París que atravesaba el Sena y se utilizaron como materiales la piedra y el hierro, prescindiendo por fin de la traicionera madera. Además, las autoridades exigieron a los contratistas que las piezas fueran elaboradas en Sevilla, razón por la cual los talleres de los hermanos Bonaplata trabajaron a destajo durante el periodo comprendido entre 1845 y 1852. El resultado fue una obra excelente tanto a nivel estético como desde el punto de vista funcional, de ahí que hoy es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.

El 13 de abril de 1976 el puente fue declarado Monumento Histórico Nacional y un año más tarde fue reformado por el ingeniero onubense Juan Batanero. En dicha reestructuración se instaló un nuevo tablero y los arcos dejaron de ser pilares estructurales para convertirse en meros elementos decorativos. Por último, cabe reseñar que en el extremo del puente más cercano a Triana se encuentra la Capilla del Carmen, conocida coloquialmente como ‘El mechero’ por su forma y sus reducidas dimensiones. La edificación de este pequeño templo fue supervisada por el mismísimo Aníbal González y es sede de la Hermandad de Gloria de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.

El Parque de María Luisa cumple 120 años

teatroHace 120 años que la Infanta María Luisa de Borbón cedió los terrenos del parque que lleva su nombre a la ciudad de Sevilla y para conmemorar tal efeméride el Distrito Sur ha preparado una serie de actividades culturales y deportivas que pretenden poner en relieve el valioso patrimonio del recinto. La más atractiva de todas tiene que ver con unas rutas teatralizadas que comenzarán en los próximos días y se prolongarán durante todo el verano, aunque los interesados en disfrutar de ellas deberán ser rápidos, ya que el periodo de inscripción finaliza el 28 de junio.

Este proyecto, titulado ‘Historias bajo la luna’, conseguirá que célebres personajes como el Cid Campeador, Miguel de Cervantes, los hermanos Álvarez Quintero, Pedro I, o la propia infanta María Luisa ‘abandonen’ sus estatuas y monumentos para volver a la vida transitoriamente en la piel de unos actores.  Las visitas son totalmente gratuitas, reunirán a un máximo de 45 personas y tendrán una duración aproximada de dos horas. Las mismas arrancarán a las 21:00 horas en la Glorieta de San Diego y contarán en su primera fase con Rodrigo Díaz de Vivar como guía turístico de excepción. L siguiente parada tendrá lugar en la Glorieta de Bécquer y allí una señora vestida de miriñaque interactuará con el público y posteriormente entrará en escena el resto de los protagonistas de forma escalonada.

Los actos para festejar el aniversario del parque de María Luisa no concluirán con estas actuaciones, ya que están programadas más iniciativas para el año que viene. Una de ellas consistirá en reabrir los pabellones de la Exposición Iberoamericana de 1929 y se extenderá entre los meses de mayo y julio. Aunque todavía no se han dado a conocer muchos detalles sobre esta seductora idea, sí se ha anunciado que la organización correrá a cargo de una comisión de expertos y que contarán con la colaboración de los barrios de El Tiro de Línea, La Paz y El Porvenir.    

El Alcázar bajo las estrellas

Quien no haya visitado nunca el Real Alcázar de Sevilla o desee recorrerlo desde otra perspectiva más original, tiene ante sí una magnífica oportunidad, ya que sus puertas abrirán a partir del 7 de febrero en horario nocturno. Se trata de una novedosa iniciativa propulsada por el Ayuntamiento para potenciar el turismo en una zona que fue declarada como Patrimonio Artístico de la Humanidad en el año 1987. Como todo el mundo sabe, o debería saber, este bellísimo monumento está formado por varios palacios que beben de distintos estilos arquitectónicos: desde el islámico de sus primeros ocupantes, pasando por el mudéjar y gótico que imperaron durante el periodo castellano, hasta llegar a otros más recientes como el barroco o el renacentista.

Al margen del aliciente de poder contemplar el monumento bajo la luz de la luna y las estrellas, los espectadores encontrarán a sus antiguos moradores (Al-Mutamid, Fernando III, Pedro I el Cruel, Carlos V, Isabel II, etc.) en las estancias que habitaron antiguamente gracias a la compañía Teatro Clásico, que se encargará de encarnarlos y de representar escenas y conversaciones históricas. No hay que olvidar que el Alcázar está considerado como el palacio real más antiguo que sigue en pie en Europa y que durante siglos fue lugar de alojamiento para los miembros de la monarquía y jefes de Estado durante sus viajes a Sevilla.

Pero no sólo nos cruzaremos con gobernantes. También veremos pasear por los jardines a otros personajes legendarios como Lope de Vega, Calderón de la Barca y a algunos más que no se han dado a conocer para sorprender al público. La entrada al recinto costará 12 euros y deberá ser reservada con antelación en la taquilla del Alcázar o a través de la web oficial (www.alcazarsevilla.org). Asimismo, habrá tres pases (19:30, 20:30 y 21:00 horas) en invierno y otoño, y cuatro (21:00, 21:30, 22:00 y 22:30 horas) en primavera y verano. Los grupos serán de un máximo de 40 personas y el recorrido dura aproximadamente 75 minutos.

Nuestro patrimonio en imágenes

En 1987, es decir, hace poco más de 25 años, la Unesco declaró como Patrimonio de la Humanidad al conjunto formado por la Catedral, el Archivo de Indias y el Real Alcázar debido a su valor arquitectónico e histórico. No en vano, estos tres monumentos simbolizan tres periodos importantísimos tanto para la ciudad como para España: el dominio musulmán, la posterior reconquista cristiana y finalmente, su rol de puerto de Indias allá por el siglo XVI. Gracias a esta distinción, que hace las veces de sello de garantía suprema, Sevilla se aupó al primer peldaño del turismo internacional y desde entonces no se ha bajado un milímetro de él.

Para conmemorar dicho reconocimiento, en los últimos meses se han llevado a cabo múltiples actos de diversa índole, incluyendo la visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la firma de un nuevo acuerdo para proteger más si cabe estos espacios, jornadas de puertas abiertas, etcétera. Como colofón, desde mediados de enero hasta marzo tendrá lugar una exposición fotográfica en la Avenida de la Constitución, la cual ha sido orquestada por el Patronato del Alcázar, junto con el Ayuntamiento y el Arzobispado. La muestra estará compuesta por 35 paneles dobles con imágenes e información escrita sobre esta efeméride y explotará el recurso de la comparativa.

¿Cómo lo hará? Enfrentando fotografías antiguas con otras actuales, tomadas exactamente desde la misma perspectiva, para apreciar con meridiana claridad los efectos del paso del tiempo y el empuje de la modernidad. Habrá vistas de pájaro, que revelan el crecimiento de la ciudad en todas las direcciones; planos generales, que descubren los cambios en el entorno y en algunas estructuras; y también planos más cercanos, para detenerse en los detalles. La exposición está destinada a todos los públicos, ya que los más exigentes podrán encontrar estampas inéditas y los menos doctos en la materia tendrán una buena oportunidad para aprender con la vista, pues ya se sabe que una buena imagen vale más que mil palabras.

El mito de Don Juan revive

Uno de los personajes más famosos y prolíficos que ha dado la literatura española es el de Don Juan. La corriente mayoritaria da por sentado que fue creado por Tirso de Molina en 1630, aunque hay quienes piensan que fue caracterizado mucho antes, concretamente en la Edad Media. Hablamos, en todo caso, de un arquetipo de seductor fanfarrón, osado y transgresor cuyos romances más célebres se dieron en Sevilla. Fueron tantos los autores escribieron sobre él, que llegó un momento en el que se investigó seriamente su verdadera existencia, aunque no se obtuvieron pruebas fehacientes. Sea como fuere, su nombre y sus andanzas han pasado a la inmortalidad gracias a sus numerosas adaptaciones. La que hoy nos ocupa, la de José Zorrilla, es quizás la más universal de todas.

La obra del dramaturgo vallisoletano está ambientada en la capital hispalense y arranca con una apuesta entre el protagonista, Don Juan Tenorio, y su amigo Don Luis Mejía. El reto consistía en comprobar quién hacía más canalladas, se batía en más duelos y encandilaba a más doncellas en el plazo de un año. 365 días después, se reúnen en una hostería para comparar sus andanzas y Don Juan se declara vencedor, aunque vuelven a desafiarle con una última prueba: galantear a una novicia (Doña Inés). El caballero no solo recoge gustosamente el guante, sino que añade que conquistará también a la amada de su compañero. Así, acto a acto, Don Juan va consiguiendo todo lo que se propone, pero a costa de vender su alma al diablo. Por ello, poco antes de cerrarse el telón, se enfrenta a sus propios fantasmas y cuestiona todo lo que ha hecho por vanidad.

Curiosamente, el mito de Don Juan vuelve a ser motivo de actualidad, ya que en Sevilla se evocará del 31 de octubre al 4 de noviembre a través de una veintena de representaciones teatrales en distintos enclaves de la ciudad, tales como la Plaza del Triunfo, el Mercado del Arenal, la Plaza de los Refinadores (donde está ubicada su estatua), etc. Dicha oferta cultural se pueden complementar cualquier día del año con un recorrido por los lugares en los que se desarrolla la obra, como por ejemplo el convento de San Leonardo (allí residía el protagonista), la Hostería del Laurel, la casa de Doña Ana Pantoja (la prometida de Don Juan) y algunos más.

El abrazo a las culturas

Desde el exterior, y agarrándose a débiles estereotipos, a Sevilla se le ha tildado algunas veces de egocéntrica, clasista y rancia, pasando por alto las infinitas muestras de interculturalidad que se han dado a lo largo de nuestra historia y el imperecedero carácter hospitalario de nuestra gente.  Por algo se dice que quien visita Sevilla, repite. Y que quien vive en Sevilla, le cuesta un mundo marcharse. Para homenajear a todos y cada uno de los que poblaron esta tierra, independientemente de su sexo, etnia o religión, se levantó en el Muelle de la Sal el Monumento a la Tolerancia. Fue en el mejor contexto posible, en 1992, coincidiendo con la celebración de la Exposición Universal y, por ende, con la llegada masiva de extranjeros.

La idea original surgió del alcalde Luis Uruñela en 1980 y consistía en recordar el ajusticiamiento de una familia judía compuesta por cinco miembros, pero como tardó doce años en materializarse, para entonces ya se había convertido en algo más global. La obra fue financiada por la Asociación Hebrea de Sefarad y el resultado fue un monolito de hormigón de 5 metros de altura y 12 de anchura que representan dos brazos abiertos mirando a la ciudad. El escultor Eduardo Chillida (ya fallecido) fue el encargado de ejecutar el proyecto y el hecho de que fuese vasco generó algunas suspicacias, quizás porque eran tiempos convulsos por los continuos ataques terroristas, pero su elección también sirvió para simbolizar el abrazo a todas las culturas sin excepción.

“No es mi intención dar ningún ejemplo a nadie, pero sería perfecto que algún día en Sevilla el pueblo judío, el árabe y el cristiano volvieran a darse la mano. Eso es precisamente la idea que refleja el monumento”, pronunció el autor el día de la inauguración. A la cita también asistió Haim Herzog, a la sazón presidente de Israel, justo cuando se cumplían 500 años de la expulsión de los judíos de la capital hispalense. Desgraciadamente, no todo lo que podemos decir de este monumento es positivo, ya que los actos vandálicos (principalmente) y las inclemencias meteorológicas (en menor medida) han deteriorado su aspecto muchísimo. Aun así, de vez en cuando se realizan actos sociales allí, quizás porque lo que simboliza no se puede destruir.