Dicen que quien visita Sevilla siempre regresa, así que algo debe tener la ciudad para encandilar a tantas personas. Los más pragmáticos pensarán que el secreto reside en la calidez de su clima y en el valor histórico de su patrimonio; los más noveleros creerán que dispone de un poderoso imán para atraer a la gente gracias a su campo magnético; y los más puristas, como Los del Río, afirmarán una vez más que tiene un color especial que le hace ser distinta, única e inimitable en comparación con el resto de ciudades. Quizás por un compendio de todas esas razones, la final de la Copa Davis, el evento tenístico más importante del mundo, volverá a celebrarse en la capital hispalense después del rotundo éxito cosechado en 2004.
En aquella ocasión, España, con un equipo formado por Carlos Moyá, Tommy Robredo, Juan Carlos Ferrero y un bisoño Rafa Nadal, superó con autoridad a Estados Unidos y consiguió alzar la Ensaladera ante los 26.600 espectadores que abarrotaron el Estadio de la Cartuja. Y lo cierto es que no cabía esperar otro final que no fuese ese, ya que los sevillanos se volcaron en los días previos y crearon un ambiente mágico alrededor de la tierra batida cuando la pelota empezó a volar.
Siete años después de aquello, todos quieren que la historia se repita. Ciudades como Madrid o Málaga, conscientes de que no podían competir con Sevilla, se retiraron a las primeras de cambio de la carrera para ser sede de la final de la Copa Davis. La única que aguantó el pulso fue Valencia, pero la Federación desechó de un plumazo su candidatura y ni siquiera sometió a votación la elección. Así pues, con un respaldo absoluto, Sevilla tiene ante sí una magnífica oportunidad para volver a demostrarse a sí misma dos cosas: por un lado, que es capaz de organizar eventos deportivos de máximo nivel, y por otro, que sigue siendo talismán para nuestros intereses, como tantas veces quedó patente con la selección española de fútbol o durante la celebración de los Campeonatos del Mundo de Atletismo, cuando Abel Antón, Niurka Montalvo, Yago Lamela y Reyes Estévez se colgaron las medallas tras unas pruebas cargadas de emoción.
El Ayuntamiento ya está buscando inversores para sufragar los gastos más importantes y no cabe duda de que el impacto que tendrá este acontecimiento, cifrado en unos 25 millones de euros, repercutirá positivamente en las arcas municipales, en las cajas registradoras de los comercios y en la salud del sector servicios en general.
Así pues, la cuenta atrás ya ha comenzado y el 2 de diciembre la Copa Davis y Sevilla volverán a verse las caras.
Si la cosa funciona, el romance proseguirá y la tercera cita entre ambos sólo será cuestión de tiempo.