El heredero del puente de barcas

puentetrianaparaweb 20100126 1163092016A mediados del siglo XIX, los arquitectos franceses Gustavo Steinacher y Ferdinand Bennetot recibieron el encargo de sustituir el puente de barcas por uno más sólido y moderno. El antiguo sufría de lo lindo con las crecidas del río Guadalquivir y la ciudad necesitaba una conexión estable entre el barrio Triana y el centro de Sevilla. La empresa no era nada sencilla. De hecho, los romanos nunca consiguieron unir las dos orillas de forma permanente debido a los eternos problemas de cimentación, mientras que los musulmanes tuvieron que inventarse una peculiar pasarela mediante una sucesión de pequeñas embarcaciones que estaban unidas por cadenas (el puente de barcas). Más o menos cumplía su objetivo, pero precisaba de reparaciones periódicas y con frecuencia algunas personas caían al agua y morían ahogadas.

Por todo ello, se construyó el Puente de Triana, cuyo nombre oficial es Puente de Isabel II porque se inauguró durante su reinado con un vistoso desfile militar. Se tomó como espejo el extinto Puente Carrousel de París que atravesaba el Sena y se utilizaron como materiales la piedra y el hierro, prescindiendo por fin de la traicionera madera. Además, las autoridades exigieron a los contratistas que las piezas fueran elaboradas en Sevilla, razón por la cual los talleres de los hermanos Bonaplata trabajaron a destajo durante el periodo comprendido entre 1845 y 1852. El resultado fue una obra excelente tanto a nivel estético como desde el punto de vista funcional, de ahí que hoy es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.

El 13 de abril de 1976 el puente fue declarado Monumento Histórico Nacional y un año más tarde fue reformado por el ingeniero onubense Juan Batanero. En dicha reestructuración se instaló un nuevo tablero y los arcos dejaron de ser pilares estructurales para convertirse en meros elementos decorativos. Por último, cabe reseñar que en el extremo del puente más cercano a Triana se encuentra la Capilla del Carmen, conocida coloquialmente como ‘El mechero’ por su forma y sus reducidas dimensiones. La edificación de este pequeño templo fue supervisada por el mismísimo Aníbal González y es sede de la Hermandad de Gloria de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.

La grandeza del Salvador

iglesia salvadorCon el permiso de la Catedral, la iglesia del Salvador es la más grande que hay en Sevilla. Ubicada en la plaza que lleva su nombre, empezó a construirse en 1674 sobre las ruinas de la Mezquita Mayor (que a su vez antes había sido un templo visigodo) y uno podría preguntarse por qué este antiguo edificio árabe estuvo tanto tiempo en pie si Fernando III reconquistó la ciudad en 1248. La explicación reside en que, tras un periodo en el que se permitió a los musulmanes practicar su religión allí, los cristianos, que admiraban su belleza, decidieron adaptar el santuario a sus creencias y lo convirtieron en parroquia. Tanto es así que se le otorgó la distinción de colegiata, por lo que tenía su propio cabildo.

Sin embargo, a mediados del siglo XVII su deterioro era tan evidente que se procedió a levantar la iglesia que hoy conocemos. El diseño corrió a cargo del arquitecto Esteban García, aunque quien concluyó las obras fue Leonardo de Figueroa en 1712. Pese a que la renovación fue integral, aún se conservan algunos resquicios de su pasado romano y visigodo en el patio. El edificio quedó organizado en torno a tres naves casi de la misma altura y una gran cúpula. De la fachada podemos decir que bebe del manierismo y posee tres puertas de bella factura.

En su interior hay nada más y nada menos que catorce retablos (Mayor, Cristo de los Afligidos, Cristo del Amor, Santas Justa y Rufina, Milagrosa, San Cristóbal, San Fernando, Virgen de las Aguas, Santos Crispín y Crispiniano, Capilla Sacramental, Virgen del Rocío, Santa Ana, Virgen de la Antigua, y Cristo de la Humildad y Paciencia, ordenados todos ellos por orden cronológico). Y es que no hay que olvidar que la iglesia del Salvador es sede de seis hermandades (Pasión, El Amor, El Rocío, La Antigua, El Prado y Maestros Carpinteros), razón por la cual durante la Semana Santa aloja bastantes pasos.      

El puente que no deja a nadie indiferente

Los sevillanos ya estamos acostumbrados, pero una de las cosas que más impresiona a los turistas que visitan nuestra ciudad por primera vez es cruzar el río Guadalquivir a través del Puente del V Centenario. Diseñado por los ingenieros José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón, fue construido con motivo de la celebración de la Exposición Universal de 1992 y tuvo un presupuesto cercano a los 6.500 millones de las antiguas pesetas. Fue bautizado con este nombre para conmemorar el 500 aniversario del descubrimiento de América e inaugurado el 15 de noviembre de 1991 por José Borrell, a la sazón ministro de obras públicas del gobierno de Felipe González.

Inicialmente se estudió la posibilidad de construir un túnel en su lugar, pero finalmente las autoridades se decantaron por un puente atirantado para ganar en espectacularidad (era más visible desde el exterior). De esta forma, se erigió en la segunda estructura más alta de la capital hispalense (110 metros), sólo superada por la Giralda, de ahí que los barcos no hayan tenido ningún problema para pasar por debajo en todo este tiempo. Además, durante algunos años fue el puente más largo de España gracias a los 265 metros que separan sus pilares y a los 2.016 de su longitud total.

Dada su densidad de tráfico, el puente no ha estado exento de críticas. Y es que en un primer momento fueron planificados tres carriles por cada sentido y finalmente, por motivos económicos, sólo se plasmaron dos más uno reversible. Además, la ausencia de un arcén específico entorpece la circulación cuando se producen averías y siniestros en horas punteras. Pese a estos inconvenientes, el Puente del Quinto Centenario sigue siendo la primera opción de los conductores para bordear la ciudad y buena prueba de ello es que unos 120.000 coches pisan su asfalto cada día.

Las joyas arqueológicas de Sevilla

No hay mejor manera de adentrarse en la historia más antigua de Sevilla y su provincia que recorriendo de punta a rabo el Museo Arqueológico de Sevilla. Ubicado en la Plaza de América, junto al Pabellón Real y dentro del Parque de María Luisa, fue fundado en 1879 para reunir las piezas de valor que habían sido encontradas durante las excavaciones estatales y las obras de arte que liberaron los conventos tras las desamortizaciones. Sus primeros  fondos procedían casi exclusivamente de Itálica (Santiponce), los cuales fueron expuestos durante un tiempo en los Reales Alcázares,  pero conforme pasaron los años  se fueron incorporando más hasta convertirlo en uno de los museos de referencia en nuestro país.

 

 
Su primer director, Manuel de Campos y Munilla, ya se encontró con el problema del espacio en el Convento de la Merced, sede original, y no sólo por el ingente patrimonio que debía almacenar, sino por las numerosas visitas (más de 12.000) que recibió el museo a las primeras de cambio. Sin embargo, para hallar una solución hubo que esperar hasta el año 1941, cuando el Ayuntamiento de Sevilla cedió el emplazamiento actual. Dos décadas más tarde el edificio fue declarado Monumento Histórico Artístico y a renglón seguido fue remodelado para ampliar el número de salas hasta las 27 que posee a día de hoy.

 

 
¿Qué podemos encontrar exactamente en el Museo Arqueológico de Sevilla? En términos numéricos, más de 60.000 piezas que van desde la Prehistoria hasta la Edad Media, con muestras muy valiosas de la cultura tartésica (una copia exacta del Tesoro de El Carambolo), la cerámica ibérica, la mitología griega (un torso de Artemisa), el Imperio Romano (esculturas, mosaicos, orfebrería…), Alejandro Magno (un retrato), los periodos visigodos y califales, y un largo etcétera.

 

 
En estos días el museo es motivo de actualidad por la paralización del proyecto de rehabilitación integral, una obra que está pendiente desde 2009 y que no se ha llevado a cabo por falta de financiación. Por esta razón, el Ayuntamiento, con el apoyo de todos los grupos políticos, ha solicitado formalmente a la Junta de Andalucía y al Ministerio del Interior que culminen lo antes posible esta necesaria reforma y que hagan un esfuerzo para que el Tesoro de El Carambolo (el original) pueda exhibirse permanentemente al público, algo que hasta ahora no ha sucedido por problemas seguridad.

Santa María la Blanca está de vuelta

Dos años y medio después, concretamente, desde el Domingo de Resurrección de 2010, la Iglesia de Santa María de las Nieves, conocida popularmente como ‘Santa María la Blanca’, volverá a abrir sus puertas al culto. La detección de grietas y filtraciones de agua obligaron a emprender unas obras que están a punto de finalizar. De hecho, se espera que el 25 de enero los feligreses que tanto han peleado por la remodelación con donativos, rifas e incluso con una jornada de la tapa, puedan retomar sus hábitos en el templo, donde ya estarán los enseres y las imágenes que fueron trasladadas a la vecina iglesia de San Nicolás. Entre ellas, la Virgen de las Nieves, que volverá sobre sus pasos en andas a través de un vía crucis.

Santa María la Blanca

Así las cosas, la iglesia recuperará su actividad, aunque de forma transitoria. No en vano, está previsto que en 2014 se inicien nuevas reformas, en esta ocasión, destinadas a acabar con las humedades del subsuelo. Y es que el paso del tiempo ha hecho mella en el edificio, que fue construido allá por el siglo XIII. En su origen fue una de las tres sinagogas que concedió Alfonso X, pero en 1391, tras la purga y conversión forzada de judíos, fue rehabilitado para un uso cristiano, aunque no adoptó su fisonomía actual hasta mediados del siglo XVII, gracias a la figura de Justino de Neve y Yébenes, célebre canónigo de la Catedral de Sevilla.

Si bien es cierto que su aspecto exterior no sugiere algo extraordinario, su interior es otro cantar, ya que el conjunto arquitectónico es de una indudable belleza y está impregnado del mejor barroco andaluz. Sería muy difícil destacar sólo un elemento, ya que tanto sus yeserías como sus pinturas murales, sus columnas de mármol rojo y arcos de medio punto son un lujo para la vista y un privilegio para los vecinos del barrio de San Bartolomé. Ellos y todos los amantes del buen gusto están de enhorabuena por su reapertura.

El hospital de todos (III)

Una vez instaurada la Constitución Española de 1978 y aprobado el Estatuto de Autonomía en 1981, el Hospital de las Cinco Llagas fue el primer emplazamiento en el que pensaron las autoridades para establecer la sede del Parlamento Andaluz. Sin embargo, las gestiones no fueron rápidas ni sencillas, de ahí que la cámara fuera itinerante durante algunos años. Así las cosas, la sesión inaugural se celebró en el Salón de Tapices de los Reales Alcázares el 30 de junio de 1982, es decir, hace dos décadas.  Aquel día se decretó que Sevilla sería la capital administrativa y Granada, la judicial. En sucesivos plenos, en dicho enclave también se oficializó el himno, el escudo y la elección de los primeros reglamentos y senadores.

Parlamento de Andalucía

Pese a que el país respiraba optimismo por los cuatro costados, no eran tiempos de bonanza económica y el Estado de las Autonomías era un melón por calar. Valga como ejemplo el discurso que pronunció Antonio Ojeda Escóbar, primer presidente del Parlamento Andaluz: “Tenemos ante nosotros una labor gigantesca, una obra ingente para realizar […] partimos también de una situación material precaria, pues ni siquiera contamos con los medios mínimos necesarios para cumplir nuestro trabajo, pero tenemos una gran ilusión, una voluntad política firme y un pueblo decidido a ilusionarse y luchar por su autonomía, por solucionar sus problemas y por recuperar su dignidad”.

Había muchas ilusiones e ideas, pero muy pocos recursos para llevarlos a cabo. Las decisiones se tomaban en los Reales Alcázares y se ejecutaban en el Edificio Cristina, algo que no resultaba nada práctico. Por esta razón, se acordó trasladar la sede en 1983, esta vez al Palacio de la Real Audiencia de Sevilla gracias a la gentileza de la Caja de Ahorros San Fernando, fiel reflejo de que los órganos andaluces dependían de los favores de otras instituciones. Sin ir más lejos, unos años más tarde, el creciente volumen de trabajo forzó una nueva mudanza hacia unas dependencias más espaciosas. Fue entonces cuando el salón de plenos fue instalado en la Iglesia de San Hermenegildo y el centro administrativo, en el edificio de la calle Reyes Católicos en el que hoy opera el Defensor del Pueblo Andaluz, propiedad de la Tesorería General de la Seguridad Social.

Pero la sensación siguió siendo de provisionalidad hasta que la cesión del Hospital de las Cinco Llagas por parte de la Diputación de Sevilla se hizo efectiva en 1992. Fueron necesarios siete años de intensas obras para adecentar y readaptar el edificio, el cual se encontraba en un horrible estado de conservación, pero la espera valió la pena. De forma progresiva, los espacios que en su día fueron ocupados por enfermos y médicos pasaron a manos de funcionarios y políticos con una naturalidad asombrosa.

El hospital de todos (II)

Desde el mismo momento en que fue concebido, el Hospital de las Cinco Llagas, situado en frente de la Basílica de la Macarena, aspiraba a convertirse en un referente para toda Europa, y, aunque se miró en el espejo del célebre Hospital Mayor de Milán, obra de Filarete, se propuso superarlo en todas las facetas. De hecho, los planos elaborados antes de su construcción ya reflejaban unas dimensiones enormes, impropias para un edificio de estas características, razón por la cual algunos consideraron que el proyecto era demasiado pretencioso. Sin embargo, se terminó plasmando en realidad sin mayores problemas.

Iglesia Pleno Parlamento de AndalucíaEn esencia, el diseño se basa en un gran rectángulo en cuyos vértices se elevan torres. Estaba previsto que todo el interior se organizara en torno a diez patios dispuestos de tal manera que aprovecharan al máximo la luz solar, aunque finalmente sólo se construyeron nueve y hoy día sólo se conservan ocho. A sus bellos jardines llegó en nuestros tiempos la escultura de Hércules que había sido expuesta durante la Exposición Universal de 1992 en el Pabellón de Andalucía, y su imponente portada fue ejecutada por Asensio de Maeda, aunque los bocetos correspondían a Miguel de Zumárraga.

Los distintos arquitectos que participaron en las obras se afanaron en conseguir una perfecta sensación de simetría, y lo cierto y verdad es que a grandes rasgos consiguieron su objetivo, aunque más tarde se introdujo un elemento postrero que alteró ese armónico orden: la iglesia, que puede catalogarse como un monumento en sí misma. Bien es cierto que nunca se llegó a concluir por completo, aunque lo que pudo erigir Hernán Ruiz II antes de morir es digno de elogio. Por nombrar algunos rasgos de su arquitectura, la portada tiene forma de arco triunfal, su planta está articulada como cruz latina y el estilo de su conjunto bebe del manierismo. Allí, en el interior de la iglesia, se celebran actualmente los plenos del Parlamento Andaluz, tal y como pueden observar en las imágenes en 360 grados que les brinda esta web.  Asimismo, destacan sus columnas jónicas y sus ventanas termales, sin olvidar las preciosistas vistas que ofrece su tejado, al que se accede por una angosta escalera de caracol.

El temor de los utreranos

20 de noviembre de 2007. Una salvaje tromba de agua cae desde el cielo sevillano y provoca graves daños tanto en la capital como en la provincia. La localidad de Utrera es una de las que sale peor paradas, registrándose en su término municipal más de 160 litros por metro cuadrado. La experiencia de otras inundaciones no sirve para contrarrestar el pánico que produce el agua, que se acumula por todas partes y tarda una eternidad en conceder una tregua. Por suerte, siempre después de la tormenta llega la calma, pero esta es una calma tensa, ya que toca evaluar la catástrofe e intentar recuperar lo perdido, a veces sin éxito.

En aquel amargo episodio tuvo mucho que ver el desbordamiento del arroyo Calzas Anchas. Desde hacía tiempo, se venía hablando de la necesidad de desviar su cauce pero, como casi siempre, tuvo que suceder una tragedia para que se pasara a la acción, obteniéndose por fin los permisos y la financiación correspondientes. Según las estimaciones del propio Ayuntamiento de Utrera, las lluvias causaron pérdidas por valor de 100 millones de euros (58 en los campos de cultivo, 30 en infraestructuras y servicios públicos, y 12 en casas, locales y garajes). No en vano, 400 familias se vieron afectadas y las tareas de limpieza duraron más de una semana.

Han transcurrido cinco años desde entonces, pero aquellas escenas dantescas siguen estando muy presentes en la memoria de los utreranos, quienes ya habían sufrido las inclemencias meteorológicas previamente. Por poner un ejemplo, las precipitaciones de 1963 se llevaron por delante muchos bienes materiales, entre ellos la biblioteca del Colegio Salesiano. Más recientemente, en 2010, la crecida del arroyo volvió a hacerse notar en distintos puntos del municipio (Puente de la Alcantarilla, Junquillo, Feria, etc.). Por todo ello, pese a las mejoras efectuadas en las infraestructuras hidráulicas, no debe sorprender que los utreranos todavía sientan un incómodo cosquilleo cada vez que las nubes se preparan para descargar.

La mejor manera de desembarcar

Hace unos días fue inaugurado oficialmente el nuevo Muelle de Nueva York, un proyecto que se ideó hace bastantes años y que pretende revitalizar la margen izquierda del río Guadalquivir desde el Puente de San Telmo al de Los Remedios. Con cierto retraso y tras un proceso inicial de regeneración ambiental, las obras han permitido crear un bello paseo que destaca por su frondosa alameda y su jardín fluvial de 800 metros cuadrados. Precisamente este recinto será el primero que contemplarán y pisarán los turistas que lleguen a nuestra ciudad a través de embarcaciones, de ahí que se haya cuidado tanto la estética.

En cualquier caso, el programa diseñado por el arquitecto Antonio Barrionuevo aún no está completado, ya que aún deben incorporarse una galería con kioscos para los artesanos que actualmente ocupan el antiguo Mercado del Postigo, otra pérgola y un mural cerámico con el Guadalquivir como protagonista, sin olvidar el cerramiento definitivo. Así pues, habrá que esperar hasta la primavera (debe estar listo antes de que dé comienzo la Feria de 2013) para ver plasmados los casi tres millones de euros que han sido invertidos para tal efecto. Con la idea de preservar su conservación, el Ayuntamiento ya ha anunciado que el muelle no estará abierto todo el día, sino que cerrará a las 22:00 horas para evitar actos vandálicos y la celebración de macrobotellonas.

Con la recuperación de este espacio, se pretende potenciar el turismo de cruceros y, de esta manera, contar con un aliciente más para superar la cifra récord de dos millones de visitantes que registró la capital hispalense en 2011.  Asimismo, se trabaja en acuerdos de colaboración con los consistorios de Málaga, Huelva y Cádiz para que la comunicación marítima entre entre dichos puntos sea periódica y fluida. En resumidas cuentas, el Muelle de Nueva York supone un empujoncito más para consolidar a Sevilla como una de las ciudades más deseadas de España y del mundo.

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