No se puede decir que Mariano Bellver sea una personalidad pública, pero sí es un hombre tremendamente respetado en el mundo del arte. Bilbaíno de nacimiento, se trasladó con 12 años a Sevilla, ciudad en la que su abuelo, Ricardo Bellver, había dejado su huella previamente. No en vano, en 1885 fue el encargado de realizar el relieve de la Asunción de la Catedral y del apostolado que flanquea la misma puerta. Mariano no hizo carrera como escultor sino como profesor (es dueño del colegio privado San Juan Bosco) y actuario de seguros, si bien la pasión por el arte que heredó de sus antepasados nunca le abandonó.
Tanto es así que, una vez casado con Dolores Mejías, comenzó a coleccionar obras de gran valor. Inicialmente su obsesión consistía en conseguir todo lo relacionado con el Siglo de Oro, pero después amplió sus miras y adquirió pinturas del romanticismo y el realismo, sobre todo las elaboradas en Sevilla en los siglos XIX y XX. Así terminó reuniendo una amplia colección de pintados por autores de la talla de Ricardo López Cabrera, José Pinelo Llull, Gonzalo Bilbao, Manuel García y Rodríguez, Valeriano Domínguez Bécquer, etcétera, la cual ha decidido donar a la ciudad de Sevilla.
Si bien la cesión ha sido totalmente gratuita y desinteresada, el mecenas ha puesto algunas condiciones para que su legado se conserve en el tiempo y pueda estar al alcance de todo el mundo. Una de ellas ha sido la de que todas las obras (943, de las cuales más de 360 son pinturas) tendrán que ser mostradas sin excepción. Por esta razón, el Ayuntamiento habilitará el Pabellón Real de Sevilla para cobijar y exponer la colección al completo a partir del 5 de diciembre de 2016, coincidiendo con el 90 cumpleaños de su artífice. Eso sí, se hará de manera rotatoria, pues la cantidad es tan voluminosa que resulta imposible enseñarla toda de una vez.
sevillanos, como es el caso de la fuente que está situada justo en el centro, pero también góticos (la balaustrada), musulmanes (azulejos y arcos ‘desordenados’), renacentistas (dos estatuas que representan a la diosa Minerva y veinticuatro bustos de emperadores que le observan)… sin olvidar los dos refinados jardines. En la planta superior destacan sobremanera las pinturas, de autores de renombre como Francisco Pacheco, Francisco de Goya, Lucas Jordán, Giuseppe Recco, y la capilla, repleta de manuscritos y otras antigüedades de interés.
Diego Rodríguez de Silva Velázquez nace en Sevilla y es bautizado en la iglesia de San Pedro el 6 de junio de 1599. Su padrino fue Pablo de Ojeda, quizá pintor de imaginería. Sus padres, Juan Rodríguez de Silva y Jerónima Velázquez, eran los dos sevillanos y pertenecían a familias distinguidas con algunos recursos económicos y tradición de nobleza.Este bautizo fue seguido de otros seis de los hermanos de Diego: Juan (1601), Fernando (1604), Silvestre (1606), Juana (1609), Roque (1612), y Francisco (1617), tras el último de los cuales se casa Diego, asegurando la fertilidad familiar.Las calles de la Gorgoja, de la Calceta, de la Morería, de la Vinatería, de la Alhóndiga, y las plazas del Buen Suceso y de la Encarnación, serían los primeros escenarios de los juegos y correrías del Velázquez niño. Gracias a su padre, Velázquez recibió una educación cultivada. Aprendió letras, la filosofía de su tiempo y algunas lenguas, posiblemente el latín, el italiano y, seguramente, también francés, pues se sabe que acompañó a visitantes ilustres y al embajador de Francia. Es posible que se educara en el Colegio de San Hermenegildo, entonces de jesuitas. Pero todos estos estudios no le apartaron de su temprana vocación como pintor.
La evolución de su trayectoria la vemos plasmada en cada una de las pinturas de esta muestra, que llega en un punto de la carrera artística del joven que él mismodefine como “Figuration Now”, una inflexión en lo figurativo fusionado con lo abstracto. La Facultad de Bellas Artes acoge la exposición de Ildefonso Cecilia “Warabstractart, Monstruos y tal”, una muestra que traslada a un universo abstracto, fruto de la trayectoria y evolución de este joven creador de imágenes.“La serie Warabstractart es la batalla plástica que ocupa mi mente”, afirma Ildefonso, quien ha estado desarrollando exclusivamente pinturas abstractas durante los últimos cuatro años.La evolución de su trayectoria la vemos plasmada en cada una de las pinturas de esta muestra, que llega en un punto de la carrera artística del joven que él mismodefine como “Figuration Now”, una inflexión en lo figurativo fusionado con lo abstracto.
Los trabajos correspondientes a la consolidación y restauración de las pinturas renacentistas que adornan los muros de los Baños de Doña María Padilla, enclavados en una cripta abovedada de los Reales Alcázares de Sevilla, alcanzan ya el 90 por ciento de su ejecución tras casi siete años de intervenciones sobre los vestigios de estas obras pictóricas atribuidas a los artistas Juan Díaz, Juan de Saucedo, Juan Chacón y Gonzalo Pérez. De cara a la culminación de las labores de rehabilitación, el patronato de este conjunto palaciego declarado Patrimonio de la Humanidad sopesa abrir las galerías a posibles visitas, aunque de forma «reducida» y restringida.El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), ha visitado este martes las galerías de la cripta que alberga los Baños de Doña María Padilla, otro de los tesoros patrimoniales del conjunto monumental de los Reales Alcázares. Acompañado del alcaide del recinto palaciego, Antonio Rodríguez Galindo, y del director del monumento, Antonio Balón, el primer edil comprobó el avance de estos trabajos destinados a recuperar las policromías renacentistas realizadas entre 1565 y 1579 en los muros de los baños, creados a partir del primitivo jardín almohade.Los murales, fragmentados en los arcos del criptopórtico almohade en sus galerías laterales y como zócalo en los paramentos del sector norte de este recinto enclavado bajo el Patio del Crucero, fueron realizados entre 1565 y 1579 como aportación humanista al primigenio conjunto islámico.