La Plaza del Pan y su trajín

La Plaza del Pan se llamaba así en el siglo XVII por los motivos que todo el mundo puede imaginar: porque albergaba varios puestos en los que se hacía y vendía pan. Dada su privilegiada ubicación, en pleno centro de Sevilla y entre dos lugares estratégicos como la antigua mezquita aljama y la alcaicería, siempre ha sido muy transitada, por no decir propensa a los ‘tapones’ humanos. En su época de mayor actividad comercial, cuando a los puestos de pan se unieron los de frutas, pescado y todo tipo de alimentos, era prácticamente imposible atravesarla sin detenerse alguna vez, ya que había demasiados tenderetes… y demasiados clientes para tan poco espacio.

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Los estertores de la Inquisición

La Inquisición Española fue una institución creada por los Reyes Católicos en 1481 para perseguir, juzgar y castigar a los herejes. Estuvo operativa hasta 1834, es decir, durante tres siglos y medio, y en Sevilla hay una cruz que conmemora el último acto de fe que se realizó en el Monasterio de San Francisco. Se encuentra en la plaza que lleva su nombre, concretamente, en el rincón que une el Arquillo del Ayuntamiento con la puerta de entrada a la Sala Capitular. Allí, al aire libre, en una posición esquinada pero igualmente visible, pasa desapercibida para casi todos los viandantes.

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El posible traslado del mapping

El éxito que ha tenido el mapping en Sevilla desde su estreno en 2011 es incuestionable. De hecho, ya nadie pone en duda que en las próximas navidades seguirá proyectándose, independientemente de quién gobierne en la ciudad. Lo que no está tan claro es que vaya a permanecer en el mismo escenario, puesto que la Plaza de San Francisco parece haberse quedado algo pequeña para reunir a tanta gente (900.000 personas en su última edición), tal y como quedó patente el pasado mes de diciembre, cuando las aglomeraciones fueron una constante, especialmente en días festivos y fines de semana.

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Un recoveco de fábula

plaza santa marta sevillaNo aparece en los folletos turísticos de Sevilla; no hay indicaciones que nos guíen hacia ella; no posee nada ostentoso que le haga ser famosa… y sin embargo, deja boquiabierto a todo aquel que la contempla. Nos referimos a la Plaza de Santa Marta, un rincón silencioso que se halla escondido en el mismo corazón de la ciudad. Concretamente, en la confluencia entre la Plaza Virgen de los Reyes y la calle Mateos Gago, siguiendo un estrecho callejón que no tiene salida. Más de uno habrá llegado hasta allí de casualidad, tras haber perdido el sentido de la orientación, pero a buen seguro que no se habrá arrepentido de ello.

Y es que la Plaza de Santa Marta no se olvida fácilmente. En primer lugar, por sus diminutas dimensiones, que parecen más propias de una antiguo cuento que de la realidad. Aun así, hay espacio para los cuatro hermosos naranjos que la flanquean y una considerable variedad de buganvillas, jazmines, enredaderas y damas de noche que dejan un aroma apacible. Y justo en el centro, presidiendo la estampa, se levanta una cruz de piedra diseñada por el arquitecto Hernán Ruiz II, aunque rematada por Diego Alcaraz en 1564. Por un lado de ella cuelga un Crucificado, mientras que por el otro hay una Piedad.

La historia de este precioso recoveco arranca a finales del siglo XIV, cuando formaba parte del extinto Hospital de Santa Marta. Más adelante pasó a colindar con el convento en el que se recluyó Doña Inés antes de ser ‘raptada’ por Don Juan Tenorio, según relata la leyenda. Asimismo, durante un buen tiempo estuvo enladrillada e incluso se cerraba por las noches para preservar su encanto, mucho antes de convertirse en improvisada sede de un mercadillo dominical de sellos y monedas en la segunda mitad del siglo XX.

La Plaza Mayor de Sevilla

plaza san francisco fotoQuizás los más pequeños identifiquen la Plaza de San Francisco únicamente con el mapping navideño, pero estamos hablando de uno de los lugares más antiguos de Sevilla. Si bien no hay una fecha exacta que nos permita situar su origen más remoto, sí podemos afirmar sin miedo al error que en el siglo XVI ya era el corazón de la ciudad. Tanto es así que allí se encontraban prácticamente todos los poderes civiles: el Concejo hispalense (actual Ayuntamiento), el Tribunal de Justicia (donde la Santa Inquisición imponía sus condenas), etcétera. Pero su actividad no quedó ahí, ya que con los años también se erigió en coso taurino, punto clave de la Carrera Oficial de la Semana Santa y demás. Ejercía, en esencia, como la Plaza Mayor de Sevilla.

Su nombre, que data de la Reconquista, proviene de un majestuoso convento que se encontraba en sus aledaños y recibía el nombre de ‘Casa Grande de San Francisco’. No obstante, hay que aclarar que durante un breve periodo de tiempo (desde 1812 a 1814) acuñó la denominación de ‘Plaza de la Constitución’, en virtud de la carta magna que había sido aprobada.  Más adelante, también de manera fugaz, también fue bautizada como ‘Plaza del Rey’ y ‘Plaza de Isabel II’, fruto de las fricciones internas que asolaban a la monarquía española. Más adelante, en tiempos de la II República, fue titulada como ‘Plaza de la Libertad’, para seguidamente adoptar el nombre de ‘Plaza de la Falange Española’. Ya en 1980, recuperó definitivamente su actual designación.

Antes hemos mencionado que albergaba (y sigue albergando) edificios de gran relevancia, tales como el ayuntamiento, la antigua Audiencia, el Banco de España, el Edificio Bar Laredo o la Casa Arcenegui, pero también otros más corrientes, en los que trabajaban plateros, pintores y artesanos. Sus puestos estaban organizados en torno a unos muros nada presuntuosos y sus correspondientes soportales, que le daban un sello muy particular. Con todo, la Plaza de San Francisco siempre ha tenido un aura de elitismo por la proximidad del ayuntamiento, del que hablamos detenidamente en el anterior artículo.

El mapping ya está aquí

Mapping-Sevilla-2013¿Cómo será el mapping de este año? Esa es la pregunta que más se ha repetido en la Plaza de San Francisco en los últimos días, pero no habrá que esperar mucho más para conocer la respuesta, ya que el espectáculo estará operativo a partir del martes 17 de diciembre.  Desde estas líneas podemos avanzar algunas ‘pistas’ para satisfacer a los impacientes y convencer a los indecisos, si es que hubiera alguno, toda vez que el éxito de las anteriores ediciones fue rotundo. Buena prueba de ello es que en 2012 lo visitaron nada más y nada menos que 700.000 personas.

En esta ocasión el mapping promete ser más moderno desde el punto de vista tecnológico, gracias a la implantación de siete rayos láser y cinco cañones de humo que conseguirán una ambientación de película. Además, según deslizan sus creadores, permitirá la interacción con el público. De esta manera, los asistentes se sentirán partícipes de una historia con muchas referencias a la ciudad, y no solo a los monumentos más emblemáticos (Plaza de España, Torre del Oro, el Puente de Triana…), sino también a sus personajes más ilustres. Uno de ellos será Luis Cernuda, pues este año se celebra el 50 aniversario de su fallecimiento.

Bajo el título de ‘El Espíritu de la Navidad’, el espectáculo durará entre diez y doce minutos y estará dedicado a los más pequeños. La primera secuencia será eminentemente musical y dará paso a la imagen del Belén de la Roldana. Posteriormente se citarán algunos versos de Cernuda, se lanzarán mensajes de ilusión y solidaridad, de los juguetes y de la Navidad propiamente dicha en un entorno tridimensional que llegará a los presentes por la vista, los oídos y el olfato. Hasta el 5 de enero, día en el que quedará clausurado, habrá tres pases diarios de lunes a jueves (19:00, 20:00 y 21:00 horas), mientras que los fines de semana estará disponible una sesión adicional (22:00 horas).    

La Alameda se viste de gala

Alameda sevillaPese a estar situada en el corazón de Sevilla, la Alameda de Hércules tiene una personalidad propia que le diferencia del resto del casco antiguo, y la saca a relucir durante todas las épocas del año. La Navidad, obviamente, no es una excepción, y en estas fechas se celebra de una manera muy particular. Concretamente, este año el Ayuntamiento ha tenido a bien instalar allí un nuevo espectáculo de luz y sonido en el que más de 40.000 bombillas led, colocadas sobre un árbol de 16 metros de altura, brillan al compás de sintonías navideñas. Pero no hablamos de los clásicos villancicos de toda la vida, sino de versiones de los mismos con tintes de rock y heavy.

Según sus responsables técnicos, este llamativo espectáculo, que ha sido bautizado con el nombre de ‘Navidad de luz’, no persigue competir con el ‘mapping’, sino ampliar la enorme oferta temática de Sevilla. Se proyectará todas las tardes a las 18:30 horas hasta el día 6 de enero, su duración aproximada es de 10 minutos y cada día narrará una historia diferente. Con todo, el atractivo de la Alameda en estos días no se reducirá a la iluminación y la música, ya que se han vuelto a habilitar numerosos puestos artesanales en los que se podrán adquirir dulces, golosinas, frutos secos, y un largo etcétera.

Además, el bulevar cuenta con un puñado de atracciones, entre las que se encuentran una pequeña noria, los tradicionales cochecitos locos y el circo de pulgas amaestradas, sin olvidar a los dromedarios y a los ponis, que por segundo año consecutivo pasearán a los niños más atrevidos por sus inmediaciones. Por último, cabe destacar que el próximo 15 de diciembre se tejerá, de forma participativa, un árbol navideño de croché en el centro cívico ‘Las Sirenas’, ubicado en la misma Alameda. De esta manera, todo aquel que lo desee podrá poner su imaginación y sus conocimientos de costura al servicio de un proyecto realmente original.  

Los antiguos kioskos del agua

puesto aguaA finales del siglo XIX se produjeron grandes movimientos migratorios del campo a las ciudades y éstas empezaron a tener un serio problema con el abastecimiento de agua. Sevilla no fue una excepción y necesitó un tiempo para equilibrar la oferta y la demanda del bien más preciado del mundo. Así las cosas, la primera solución planteada por el Ayuntamiento fue multiplicar las fuentes públicas (llegaron a coexistir 42), que habían tenido una gran aceptación en zonas muy transitadas como por ejemplo la Plaza del Pacífico (actual Magdalena). Sin embargo, esta medida no fue suficiente para contrarrestar el aumento de la población, sin obviar que la calidad del agua también dejaba mucho que desear.

De este modo, el Ayuntamiento promovió la instalación de kioskos de agua a lo largo y ancho de la ciudad con un diseño más o menos estandarizado, aunque algunos tenían un cerramiento de cristales y otros no. Mientras llegaban a las zonas de la periferia, la tradicional figura del aguador de Sevilla recuperó su vigencia y allí donde no había infraestructuras siempre se escuchaba su voz y se veían sus búcaros. No obstante, con el paso del tiempo sus clientes se volvieron más exigentes tanto en cantidad como en variedad (pedían vinos, licores, refrescos…), de ahí que le resultara materialmente imposible transportar tanto líquido y mantenerlos a buena temperatura.

Fue ésta la razón por la que los aguadores se volvieron sedentarios y optaron por regentar los puestos de agua, que se hicieron muy populares en Sevilla durante varias décadas. Dichos establecimientos son ahora motivo de actualidad porque la próxima portada de la Feria se inspirará en ellos. El autor del proyecto, el arquitecto Gregorio Esteban Pérez, ha apostado por las tonalidades primaverales (predomina el azul) y ha tomado como modelo el puesto que  en su día estaba situado frente al Palacio de San Telmo. La estructura medirá cincuenta metros del altura por cuarenta de ancho e incluirá una alusión al 50 aniversario de la coronación de la Virgen de la Macarena. 

La grandeza del Salvador

iglesia salvadorCon el permiso de la Catedral, la iglesia del Salvador es la más grande que hay en Sevilla. Ubicada en la plaza que lleva su nombre, empezó a construirse en 1674 sobre las ruinas de la Mezquita Mayor (que a su vez antes había sido un templo visigodo) y uno podría preguntarse por qué este antiguo edificio árabe estuvo tanto tiempo en pie si Fernando III reconquistó la ciudad en 1248. La explicación reside en que, tras un periodo en el que se permitió a los musulmanes practicar su religión allí, los cristianos, que admiraban su belleza, decidieron adaptar el santuario a sus creencias y lo convirtieron en parroquia. Tanto es así que se le otorgó la distinción de colegiata, por lo que tenía su propio cabildo.

Sin embargo, a mediados del siglo XVII su deterioro era tan evidente que se procedió a levantar la iglesia que hoy conocemos. El diseño corrió a cargo del arquitecto Esteban García, aunque quien concluyó las obras fue Leonardo de Figueroa en 1712. Pese a que la renovación fue integral, aún se conservan algunos resquicios de su pasado romano y visigodo en el patio. El edificio quedó organizado en torno a tres naves casi de la misma altura y una gran cúpula. De la fachada podemos decir que bebe del manierismo y posee tres puertas de bella factura.

En su interior hay nada más y nada menos que catorce retablos (Mayor, Cristo de los Afligidos, Cristo del Amor, Santas Justa y Rufina, Milagrosa, San Cristóbal, San Fernando, Virgen de las Aguas, Santos Crispín y Crispiniano, Capilla Sacramental, Virgen del Rocío, Santa Ana, Virgen de la Antigua, y Cristo de la Humildad y Paciencia, ordenados todos ellos por orden cronológico). Y es que no hay que olvidar que la iglesia del Salvador es sede de seis hermandades (Pasión, El Amor, El Rocío, La Antigua, El Prado y Maestros Carpinteros), razón por la cual durante la Semana Santa aloja bastantes pasos.