Cuenta atrás para la Feria

Una vez concluida la Semana Santa, el calendario apunta directamente a la otra gran fiesta de Sevilla: la Feria de Abril. Para que dé comienzo faltan semanas, días u horas, según el momento en el que leas esto o la impaciencia que tengas, pero lo que está claro es que la cuenta atrás ya se encuentra en la recta final. Son momentos, pues, para finalizar los arreglos del traje de flamenca, comprar los últimos accesorios, enviar invitaciones para las casetas, planear un encuentro en el Real con amigos y familiares, cerrar los detalles del viaje (en caso de residir en otra ciudad), contenerse con los gastos previendo lo que se avecina, etcétera.

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Una portada con acento argentino

Faltan diez meses para el alumbrado, pero ya se sabe cómo será la portada de la Feria de Abril de 2016. El diseño, que ha corrido a cargo del creativo Eduardo Morón, está inspirado en el Pabellón de Argentina de la Exposición Iberoamericana de 1929 y representará su fachada principal, la cual puede contemplarse en los jardines de Arjona del Paseo de las Delicias, frente a la glorieta de Buenos Aires. Su estilo es eminentemente neobarroco, aunque también incorpora elementos típicos de la arquitectura latinoamericana.

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Los antiguos kioskos del agua

puesto aguaA finales del siglo XIX se produjeron grandes movimientos migratorios del campo a las ciudades y éstas empezaron a tener un serio problema con el abastecimiento de agua. Sevilla no fue una excepción y necesitó un tiempo para equilibrar la oferta y la demanda del bien más preciado del mundo. Así las cosas, la primera solución planteada por el Ayuntamiento fue multiplicar las fuentes públicas (llegaron a coexistir 42), que habían tenido una gran aceptación en zonas muy transitadas como por ejemplo la Plaza del Pacífico (actual Magdalena). Sin embargo, esta medida no fue suficiente para contrarrestar el aumento de la población, sin obviar que la calidad del agua también dejaba mucho que desear.

De este modo, el Ayuntamiento promovió la instalación de kioskos de agua a lo largo y ancho de la ciudad con un diseño más o menos estandarizado, aunque algunos tenían un cerramiento de cristales y otros no. Mientras llegaban a las zonas de la periferia, la tradicional figura del aguador de Sevilla recuperó su vigencia y allí donde no había infraestructuras siempre se escuchaba su voz y se veían sus búcaros. No obstante, con el paso del tiempo sus clientes se volvieron más exigentes tanto en cantidad como en variedad (pedían vinos, licores, refrescos…), de ahí que le resultara materialmente imposible transportar tanto líquido y mantenerlos a buena temperatura.

Fue ésta la razón por la que los aguadores se volvieron sedentarios y optaron por regentar los puestos de agua, que se hicieron muy populares en Sevilla durante varias décadas. Dichos establecimientos son ahora motivo de actualidad porque la próxima portada de la Feria se inspirará en ellos. El autor del proyecto, el arquitecto Gregorio Esteban Pérez, ha apostado por las tonalidades primaverales (predomina el azul) y ha tomado como modelo el puesto que  en su día estaba situado frente al Palacio de San Telmo. La estructura medirá cincuenta metros del altura por cuarenta de ancho e incluirá una alusión al 50 aniversario de la coronación de la Virgen de la Macarena. 

Portadas con encanto

La Portada de la Feria es la puerta de entrada al Real, el mayor punto de encuentro de todo el recinto, el eje sobre el que se orientan los despistados y también el monumento camaleónico de todas las primaveras. Originalmente no era cambiante, sino que se aprovechaba para tal efecto alguna estructura cercana a los antiguos emplazamientos, como por ejemplo la Puerta de San Fernando, situada a la altura de la Real Fábrica de Tabacos, o la célebre Pasarela en el Prado de San Sebastián. Sin embargo, tras la desaparición de ésta última en 1921, empezó a implantarse la costumbre de instalar cada año una portada que pusiera en relieve el patrimonio de Sevilla.

Las primeras fueron pequeñas y escuetas, pero poco a poco fueron mejorando tanto en originalidad como en calidad.  Ya en 1948 se diseñó la recordada ‘Torre de los Toreros’, levantada sobre una fuente y decorada con capotes y cabezas de toros. A partir de los cincuenta se pierde el miedo a las alturas y se edifican portadas de mayor envergadura. Sin ir más lejos, la de 1966 abarcaba dos calles. La de 1974 estaba rodeada de escaleras que permitían el acceso a su interior y fue la más visitada de todos los tiempos, mientras que la de 2003, que homenajeaba el 500 aniversario de la fundación de la Universidad de Sevilla, alcanzó la máxima altura hasta la fecha (47 metros). Más recientemente fueron dedicadas a los 100 años de existencia de los dos clubes de fútbol de la ciudad: Sevilla (2005) y Betis (2007).

La portada de este año, ideada por Manuel Jesús Jiménez Varo y Miguel Ángel Pérez Cabo, los mismos autores de la del año pasado, mata tres pájaros de un tiro, ya que está inspirada en la Plaza de España, conmemora el 75 aniversario de la Fundación Once y hace alusión a la Hermandad del Rocío de Triana. El jurado la eligió por unanimidad pese a que se presentaron más de 80 proyectos y su construcción ha sido laboriosa. No en vano, se han necesitado unas 15.000 horas de trabajo, 2.500 metros de cables, 20.000 bombillas, 4.000 metros cuadrados de pintura y 500.000 euros de presupuesto. Eso sí, el esfuerzo ha merecido la pena, ya que ha tenido una muy buena acogida tanto por los entendidos en la materia como por el por el público en general.

La metamorfosis de la Feria

Resulta paradójico que la Feria de Abril, una de las manifestaciones más castizas de Sevilla, fuese promovida inicialmente por un catalán (Narciso Bonaplata) y un vasco (José María de Ybarra) en 1846. Ambos, a la sazón concejales de la ciudad hispalense, habían oído de hablar de las dos ferias anuales (una en abril y otra en septiembre) que se celebraban siglos atrás durante el reinado de Alfonso X el Sabio y remitieron una propuesta al Cabildo Municipal para recuperarlas. El alcalde, Conde de Montelirio, trató de convencerles de que esa idea estaba condenada al fracaso porque ya existía una muestra de mucho tirón en Mairena del Alcor, pero tras la insistencia de los dos ediles terminó dando su brazo a torcer. Eso sí, sólo autorizó una de ellas: la primaveral.

 

Así pues, durante los días 19, 20 y 21 de abril de 1847 se celebró la primera edición en el Prado de San Sebastián, que en esos momentos formaba parte de la periferia de la ciudad. Alrededor de sus 19 casetas se comerció con chacinas, dulces, vinos, licores, y sobre todo, con ganado. Al fin y al cabo, la feria había sido concebida principalmente para la compra y venta de caballos, bueyes, carneros, toros…y las escasas fotografías que se conservan dan buena fe de que el terreno se convirtió por momentos en una especie de dehesa densamente poblada. El éxito fue rotundo y las crónicas cifraban una asistencia aproximada de 75.000 personas sumando a autóctonos y forasteros.

 

Desde su concepción, la Feria también estuvo estrechamente ligada a los acontecimientos taurinos y las mejores corridas se reservaban para esas fechas. Por aquel entonces ya era una estampa habitual que los aristócratas y los ganaderos más prósperos se desplazaran desde el Real hasta la Plaza de la Maestranza en carruajes. Se puede decir que esa es una de las pocas cosas que no han cambiado, ya que con el paso del tiempo la fiesta ha ido evolucionado y desmarcándose de lo que fue en su origen. Una de las razones que explican la metamorfosis es que fue seduciendo a todos los sevillanos independientemente de su condición social. Y claro, al disparase la demanda, la oferta no sólo se multiplicó, sino que también se diversificó. Así, fue necesario construir una pasarela (el origen de lo que hoy es la Portada) que servía como paso elevado y evitaba aglomeraciones, se habilitaron zonas de baile, se fomentaron las comidas en grupo, se instalaron atracciones de ocio… hasta transformarse en lo que hoy conocemos como la Feria de Abril de Sevilla.

El Palacio de San Telmo y sus barreras invisibles

Pese a su gran valor artístico y patrimonial, el Palacio de San Telmo es un edificio un tanto desconocido para el público en general. Sí, es verdad que sabemos que existe, cuál es su ubicación, cómo es su fachada y que es sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, pero debido a que tiene un uso exclusivamente político, todo lo que contiene de puertas para adentro está fuera del alcance de los ciudadanos de a pie. Y es una auténtica lástima, ya que tanto sus interiores como su propia historia no tienen ningún desperdicio. De hecho, para remontarnos a sus orígenes hay que retroceder en el tiempo más de tres siglos.

Los terrenos, que eran propiedad del Tribunal de la Santa Inquisición, fueron transferidos para la construcción del colegio-seminario de la Universidad de Mercaderes en 1682. Esta institución formaba a los huérfanos de marineros, posteriormente pasó a llamarse Colegio de la Marina y tuvo como alumno a Gustavo Adolfo Bécquer. Por suerte o por desgracia, la labor docente desapareció por completo del edificio cuando fue adquirido por los duques de Montpensier 1849, que lo convirtieron en su residencia oficial y lo aderezaron a las costumbres refinadas de su época. Pero el palacio no perteneció a la nobleza demasiado tiempo, ya que, unos cincuenta años después, la infanta y a la vez duquesa viuda María Luisa Fernanda falleció y legó los jardines (los que hoy forman el Parque de María Luisa) a la ciudad y el inmueble, a la Archidiócesis de Sevilla. Así, funcionó como seminario católico desde 1901 hasta 1989, momento en el que el cardenal Marcelo Espínola se lo cedió a la Junta de Andalucía.

Y la pregunta del millón: después de todos los usos que se le dio y por todas las manos que pasó, ¿qué hay dentro del Palacio de San Telmo? Al margen de un entramado de oficinas y recepciones solemnes, posee hermosos patios interiores, torres, jardines y una capilla presidida por la imagen de Nuestra Señora de Buen Aire. Todo ello, impregnado del mejor estilo barroco. Y qué decir de la portada, rematada por la figura de San Telmo, el patrón de los navegantes. También son llamativas las esculturas de doce sevillanos ilustres, entre ellos Miguel Mañara, Luis Daoíz y Bartolomé Esteban Murillo, que coronan la fachada que da a la calle Palos de la Frontera.

En los últimos días el Palacio de San Telmo ha sido noticia después de que el Partido Popular haya prometido en su programa electoral romper sus barreras invisibles y abrir sus puertas de par en par a la ciudadanía y al turismo, algo que ya sucede en las sedes de otras comunidades autónomas como la catalana, la valenciana o la murciana.

El ‘alumbrao’ da inicio a la Feria de Abril, con un Real compuesto por más de mil casetas

alumbraoLa delegacion de Fiestas Mayores informa que desde la mañana de hoy martes se ha iniciado la instalacion de farolillos en el Real de la Feria de Sevilla. Como consecuencia de la mejora climatologica en la ciudad. En concreto, se estáan colocando farolillos en las calles Costillares, Sánchez Mejías, Curro Romero, Esparteros, Gitanillo de Triana y Antonio Bienvenida, cuyas tareas continuaran mañana en las manzanas centrales del recinto ferial.El ‘alumbrao’ da inicio este lunes a la semana de la Feria de Abril 2011, y con ella la noche del ‘pescaíto’, del que se podrá disfrutar en un Real que este año está compuesto por un total de 1.048 casetas ubicadas en una superficie total de 450.000 metros, siendo 22 de ellas de tipo familiar de titularidad única, 499 familiares compartidas, 307 entidades y 201 de peñas distribuidas a lo largo de 15 calles. Según ha consultado Europa Press a través de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), esta noche estará amenazada por la lluvia con un 75 por ciento de probabilidad.

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Los sevillanos aseguran que aunque San Pedro no está con ellos van a ir a la Feria «llueva o no llueva»

feria de sevilla  Por su parte, dos sevillanas feriantes y precavidas, pues portaban con paraguas y chubasquero, han señalado que es «mala suerte» el tiempo que está haciendo en Sevilla aunque han asegurado que «llueva o no llueva, ventee o no ventee» van a ir a la Feria «vestidas de gitana».Algunos sevillanos, paraguas en mano, que este domingo se han acercado al Real de la Feria el día previo a que comience oficialmente la semana grande de la capital hispalense, han asegurado que aunque San Pedro no está con ellos van a ir a la Feria «llueva o no llueva».En declaraciones a Europa Press Televisión, un residente en la capital, José María, ha lamentado que este año el santo no esté con la ciudad de Sevilla para celebrar sus fiestas de primavera aunque ha admitido que «todo el mundo siempre no puede estar contento, en este caso sí los agricultores».

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La Portada de la Feria estará lista en 10 días

portadaConmemorará el V Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra.La Portada de la Feria 2011, que conmemorará el V Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra, estará lista en el plazo aproximado de diez días.La segunda teniente de alcalde y concejal de Fiestas Mayores y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Rosamar Prieto-Castro, que ha visitado este lunes el recinto ferial para supervisar las obras de construcción de la Portada, ha afirmado a los periodistas que pese a que aún «le falta un poquito» para estar terminada, ya puede verse que «cuando esté terminada va a ser muy bonita, sobre todo de noche».Así, ha recordado que, como ocurrió ya el año pasado, es una «portada distinta», cuyo diseño se basa en «una idea, no en un edificio».

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