Desde el mismo día de su implantación, hace ya más de un siglo, los palcos y sillas de la Semana Santa de Sevilla han generado muchísima polémica. Sus detractores sostienen que tienen un cariz eminentemente clasista, y dividen a la ciudadanía en cofrades de primera y segunda división, con el acicate de que el privilegio de ver los pasos en puntos estratégicos de la ciudad de manera cómoda se puede heredar de generación en generación, por lo que el formar parte de este grupo es una misión casi imposible. Decimos casi porque hay una lista de espera para conseguir una plaza libre, si bien ésta es interminable y hay que esperar años para ver cumplido el deseo.
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Real Alcazar: Puerta del Privilegio.