A finales del siglo XIX se produjeron grandes movimientos migratorios del campo a las ciudades y éstas empezaron a tener un serio problema con el abastecimiento de agua. Sevilla no fue una excepción y necesitó un tiempo para equilibrar la oferta y la demanda del bien más preciado del mundo. Así las cosas, la primera solución planteada por el Ayuntamiento fue multiplicar las fuentes públicas (llegaron a coexistir 42), que habían tenido una gran aceptación en zonas muy transitadas como por ejemplo la Plaza del Pacífico (actual Magdalena). Sin embargo, esta medida no fue suficiente para contrarrestar el aumento de la población, sin obviar que la calidad del agua también dejaba mucho que desear.
De este modo, el Ayuntamiento promovió la instalación de kioskos de agua a lo largo y ancho de la ciudad con un diseño más o menos estandarizado, aunque algunos tenían un cerramiento de cristales y otros no. Mientras llegaban a las zonas de la periferia, la tradicional figura del aguador de Sevilla recuperó su vigencia y allí donde no había infraestructuras siempre se escuchaba su voz y se veían sus búcaros. No obstante, con el paso del tiempo sus clientes se volvieron más exigentes tanto en cantidad como en variedad (pedían vinos, licores, refrescos…), de ahí que le resultara materialmente imposible transportar tanto líquido y mantenerlos a buena temperatura.
Fue ésta la razón por la que los aguadores se volvieron sedentarios y optaron por regentar los puestos de agua, que se hicieron muy populares en Sevilla durante varias décadas. Dichos establecimientos son ahora motivo de actualidad porque la próxima portada de la Feria se inspirará en ellos. El autor del proyecto, el arquitecto Gregorio Esteban Pérez, ha apostado por las tonalidades primaverales (predomina el azul) y ha tomado como modelo el puesto que en su día estaba situado frente al Palacio de San Telmo. La estructura medirá cincuenta metros del altura por cuarenta de ancho e incluirá una alusión al 50 aniversario de la coronación de la Virgen de la Macarena.
El proyecto se reorienta a una red de comunicación interna municipal. El proyecto de habilitar una amplia red wifi que abarcase los principales espacios abiertos del centro de la ciudad ha quedado descartado. El Ayuntamiento ha tenido que reorientar la iniciativa que aprobó e incluyó en el plan extraordinario de inversiones de 2010 tras los primeros contactos con la Comisión Nacional de Telecomunicaciones –a la que ni siquiera se llegó a remitir una consulta formal– y tras las sanciones recibidas por administraciones locales como la de Málaga. El dinero presupuestado, 1,7 millones de euros, se destina ahora a habilitar una red de comunicación interna del Consistorio con una serie de antenas instaladas por toda la ciudad que, eso sí, permitirán ampliar a 55 el número de edificios públicos que tendrán en su interior internet.

Finalizados los escaparates virtuales de las fiestas primaverales de nuestra ciudad, Semana Santa y Feria, retomamos las publicaciones de las bibliotecas municipales hispalenses. En esta ocasión os mostramos la biblioteca municipal Columnas situada en la trianera calle Pureza. En breve os mostraremos los típicos patios andaluces que posee en su Interior.