La Universidad: rivalidad en los primeros años

Tras un paréntesis por la proximidad del Vía Crucis, retomamos la historia de la Universidad de Sevilla. Como ya indicábamos en el anterior artículo, Maese Rodrigo de Santaella fue quien más hizo por impulsarla y se le considera oficialmente como el fundador. Una vez que tuvo todos los permisos y el respaldo de las autoridades, el arcediano costeó de su propio bolsillo la construcción de un colegio-universidad en la Puerta de Jerez, que fue bautizado con el nombre de ‘Santa María de Jesús’. Para cuando finalizaron las obras, él ya había fallecido, pero sus sucesores continuaron su proyecto. Así las cosas, en 1517 se admitieron a los primeros alumnos.

Cabe destacar que desde que se iniciaron las clases hubo una división clasista. Y es que por un lado estaban los colegiales, que vivían en el edificio gracias al poder adquisitivo de sus familias, y por otro, los manteístas, que residían en pensiones y tenían que realizar trabajos domésticos para sufragar los gastos, al margen de demostrar méritos académicos. Era fácilmente distinguir a unos y otros por el atuendo, ya que mientras los primeros llevaban la beca, es decir, una banda como las que se utilizan hoy día en los actos de graduación, los segundos portaban el manteo, una especia de capa con cuello. La rivalidad entre ellos duró siglos y los colegiales casi siempre fueron los que terminaron accediendo a los altos cargos de la Iglesia y de la administración civil.

En 1621 la Casa Real intervino para hacer cumplir los principios originales de la Real Cédula e imponer una equidad legal a través de unos nuevos estatutos. Pero en aquellos tiempos no sólo había fricciones internas, sino también externas, ya que algunas órdenes religiosas también estaban formando a jóvenes en estudios superiores simultáneamente. Eran los casos del Colegio de Santo Tomás (dominicos) y el de San Hermenegildo (jesuitas). Durante un buen tiempo los alumnos que querían cursar Teología prefirieron ingresar en el Colegio de Santo Tomás antes que en la Universidad por la calidad del profesorado, pero la campaña ‘mediática’ la terminó ganando la institución fundada por Maese Rodrigo de Santaella.

Metro de Sevilla.

metro sevilla
La red de Metro de Sevilla es la sexta red de metro inaugurada en España, después de las redes de Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y Palma de Mallorca. Es también la quinta red de metro de España en número de usuarios y en kilómetros explotados, por delante de la red de Palma de Mallorca.

La primera línea del Metro de Sevilla fue inaugurada el 2 de abril de 2009, aunque en ese momento sólo se puso en funcionamiento el 80% de la línea (17 de las 22 estaciones previstas), teniendo que esperar el resto hasta otoño de 2009. Cuenta con 22 estaciones repartidas por cuatro términos municipales del área metropolitana, la cuarta de España con 1.499.673 habitantes (INE 2008). La tipología de esta primera línea es subterránea por los núcleos urbanos por los que transcurre, y en viaducto o en superficie con plataforma 100% segregada en las zonas no urbanizadas del exterior de los municipios.

Todas las líneas utilizan tranvías de CAF con una capacidad de 202 pasajeros (145 de pie y 57 asientos), la velocidad máxima que alcanzan estas unidades es de 70 km/h, todos los tranvías son aptos para acoplar módulos y ampliar así su capacidad. El ancho via de toda la red será de 1.435 mm y electrificada a 750 vcc , permitiendo tener toda la red conectada. Los tranvías miden 31 m de largo y 2,65 de ancho.

Historia:

La historia del Metro de la ciudad se remonta a la década de los años 60. Fue el año de 1968, cuando el Ayuntamiento de Sevilla da el primer paso en la dirección firme de dotar al municipio de este medio de transporte cuyas bases se cierran en el denominado «Plan Decenal de Actuación Municipal» que aprueba el Ayuntamiento Pleno en dicho año. Dicho plan afirmaba que los transportes de superficie se manifiestaban ya por aquel entonces insuficientes para atender la demanda, debido al agotamiento de las capacidades viarias y al creciente desarrollo del transporte privado, concluyendo con la necesidad de estudiar para la década de los 70 la conveniencia de la construcción e implantación de un ferrocarril metropolitano subterráneo.

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