Si peinas canas o intuyes que lo harás pronto, a buen seguro que recordarás la serie estadounidense ‘Vacaciones en el mar’, emitida entre 1977 y 1986. Estaba ambientada en un enorme barco que realizaba cruceros de por distintos puntos del mundo y fue rodada con un tono cómico, amable y familiar. En cualquier caso, la verdadera clave de su éxito residió en mostrar un tipo de turismo, el marítimo, que hasta entonces era minoritario y sólo estaba al alcance de unos pocos. Hoy día, por el contrario, está muy extendido y en continuo crecimiento, pues la oferta es variada y se adapta a todos los bolsillos.
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La Sevilla ‘marinera’
Los cruceros están de moda, y Sevilla, pese a no tener costa, también se está beneficiando de ello. La ‘culpa’ la tienen el río Guadalquivir, su navegabilidad y la nueva esclusa Puerta del Mar, cuya construcción ha posibilitado el acceso de grandes buques al Puerto de Sevilla. No debe sorprender, por tanto, que los datos estadísticos revelen que el turismo fluvial ha crecido un veinte por ciento durante los últimos tres años. Si lo traducimos a cifras concretas, la capital hispalense ha pasado de recibir unos 16.000 pasajeros en 2011, a llegar a los 19.500 en 2013.
Pero el crecimiento no ha sido sólo cuantitativo, sino también cualitativo. En otras palabras, los cruceristas que están llegando últimamente tienen más poder adquisitivo que los que atracaban hace unos años. Así, su gasto medio por día es de 150 euros y sus nacionalidades son variadas: estadounidenses, franceses, alemanes, ingleses, etcétera. En lo que llevamos de 2014 han llegado 27 cruceros al Puerto de Sevilla y se espera que antes de finalizar el año el número aumente hasta los 58.
En este mes de agosto van a arribar cuatro y ya conocemos la ‘identidad’ de dos de ellos. El primero ha sido el ‘Berlín’, que llevaba a bordo 250 pasajeros procedentes de Lisboa. Sus dimensiones (39 metros de eslora y 16 de manga) llamaron poderosamente la atención a todos los que se encontraban cerca del Guadalquivir el 18 de agosto a eso de las 15:00 horas. El siguiente fue el ‘Tere Moana’, que llegó el 21 de agosto a primera hora de la mañana procedente de Gibraltar y repetirá el día 25 llegando desde Portimao (Portugal). Hablamos de un barco francés de lujo, y buena prueba de ello es que cuenta con 45 tripulantes para tan solo 95 pasajeros. O lo que es lo mismo, un empleado para cada dos clientes.
Sevilla Park Arena
Desde hace aproximadamente dos años viene gestándose un gran proyecto para la ciudad de Sevilla. Su nombre, ‘Sevilla Park Arena’, hará referencia al palacio multiusos más grande de Europa, el cual será levantado junto al Puente de las Delicias y el cuartel de Tablada. Tendrá un aforo para 21.000 espectadores y acogerá a partir del último trimestre de 2015 las giras de las grandes estrellas de la música nacional e internacional. De hecho, ya se especula con la posibilidad de que las estadounidenses Lady Gaga y Beyoncé sean las que inauguren el nuevo recinto.
Las obras comenzarán en los próximos meses y toda la financiación (el presupuesto supera los 180 millones de euros) correrá a cargo de cinco empresas privadas que han conseguido el visto bueno de la Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía. No en vano, según las previsiones iniciales, creará unos 500 puestos de trabajo, acogerá a más de 400.000 turistas al año y tendrá un impacto económico para la ciudad de 35 millones anuales. La idea es que todo artista que actúe en el Palacio de San Jordi (Barcelona), lo haga posteriormente en el Palacio de los Deportes (Madrid) y en el Sevilla Park Arena, recorriendo así toda la geografía española de norte a sur.
El espacio, que ocupará diez hectáreas de extensión, también contará con otros elementos importantes que le convertirán en una zona integral de ocio. No en vano, se creará un muelle para grandes cruceros, se habilitará una terminal para la llegada de los visitantes, se reservará una sala (llamada ‘Callejón Rock’) para eventos menos mediáticos y ensayos de bandas musicales, se edificará una gran plaza pública al aire libre, se instalará un cine de verano, se crearán 4.000 aparcamientos, etcétera. Además, el proyecto contempla la presencia de una enorme noria de 70 metros de altura y cabinas climatizadas que hará las veces de mirador.
El mayor astillero de Europa
El mayor astillero que se construyó en Europa durante la Edad Media está en Sevilla. Hablamos, cómo no, de las Reales Atarazanas, el primer gran proyecto de Alfonso X tras haber arrebatado su padre (Fernando III) la ciudad a los musulmanes en 1248. Su idea era levantar una enorme fábrica de barcos fuera de las murallas, pero lo suficientemente cerca de ellas como para reforzar el entramado defensivo. La ubicación elegida tenía como márgenes dos atalayas (la Torre del Oro y la Torre de la Plata) y dos puertas (la del Carbón y el Postigo del Aceite). Y allí, en lo que hoy conocemos como El Arenal, se levantaron nada más y nada menos que 17 naves de ladrillo para convertir a Sevilla en un foco portuario.
Este monumento civil (así lo llaman algunos historiadores) no solo destacó desde un primer instante por sus enormes dimensiones, sino también por su cuidada estética, un aspecto este último que no era estrictamente necesario. Inspiradas en los estilos gótico y mudéjar, las Reales Atarazanas quedaron impregnadas de arcos, pilares, bóvedas de arista y otros elementos arquitectónicos que hacían de su estancia una experiencia única. Pero aquello, aunque nos cueste cambiar el chip, no era un lugar de visita, sino el espacio en el que trabajaban a destajo carpinteros, herreros, pescadores, marineros, mozos de carga, etcétera.
Aproximadamente un tercio de la obra (7 de las 17 naves) es que lo que ha llegado a nuestros tiempos debido a las renovaciones que se fueron llevando a cabo de manera progresiva. Así, en 1641 se redujo parte de su extensión para edificar el Hospital de la Caridad y su iglesia; en 1751 se reservó un considerable espacio para el almacenaje de artillería; y en 1782 absorbió las Maestranzas de Cádiz y Málaga, quedándose como única abastecedora para Andalucía y Extremadura. En 1969, las Reales Atarazanas fueron declaradas Bien de Interés Cultural, y en 1993 pasaron a manos de la Junta de Andalucía, que llevó a cabo procesos de rehabilitación dos años más tarde.
El Colón sevillano
Los libros divulgativos de Historia tratan de simplificar los acontecimientos más relevantes para que puedan ser comprendidos con facilidad. Por eso todos sabemos que Cristóbal Colón descubrió América en 1492, pero es evidente que una sola persona no pudo llevar a cabo semejante empresa. De hecho, está más que demostrado que el genovés no llegó a conocer muchos de los países que conforman el continente y la tarea de explorarlos correspondió a otros hombres. Y uno de ellos fue un sevillano que respondía al nombre Rodrigo de Bastidas.
Nacido en lo que hoy es Triana, Rodrigo de Bastidas acompañó a Colón en su segundo viaje a las Indias en 1493. Ocho años más tarde consiguió la licencia necesaria para poder rastrear por su cuenta nuevas tierras, zarpando desde Cádiz al mando de dos naves (San Antón y Santa María de Gracia). Fue el primero en divisar las costas colombianas y panameñas después de haber recorrido todo el litoral venezolano, y si no avanzó más fue porque sus barcos empezaron a flaquear y se vio obligado a atracar en Santo Domingo, donde los españoles tenían su base de operaciones. Una de sus naves naufragó, pero la otra, la que almacenaba el oro, logró resistir, y quizás por ello fue acusado de negociación ilegal con los indígenas.
Pese a todo, fue declarado inocente y entregó su botín a la Corona, razón por la cual se le fue asignada una pensión vitalicia, procedente de la producción anual de una provincia que él mismo había descubierto (Urabá). Regresó a España y vivió de las rentas con cierta comodidad, pero su cabeza seguía estando en América, de ahí que decidiera volver sobre sus pasos en 1525. Fue entonces cuando fundó la ciudad de Santa Marta (Colombia), donde era respetado por todos menos por su mano derecha, Juan Villafuerte, quien, ávido de poder y riquezas, orquestó una conspiración en su contra. Herido de consideración y sin poder fiarse de nadie, Rodrigo de Bastidas emprendió la huida en busca de un lugar seguro, pero sólo llegó a Santiago de Cuba, donde falleció en 1527.
Los secretos del Guadalquivir
En Sevilla podemos encontrar alrededor de una veintena de museos de diversa índole y hoy ahondaremos en el que quizás sea el más desconocido para el público en general: el que trata sobre el Guadalquivir. Está situado tras una de las naves de la Avenida de la Raza, su nombre oficial es Centro de Información del Puerto de Sevilla y su contenido permite responder a la compleja pregunta de qué sería la capital hispalense sin el río y viceversa. La exposición, que es permanente, ocupa aproximadamente 1.600 metros cuadrados y está diseñada para que los visitantes realicen un recorrido histórico lineal, aunque existe total libertad para detenernos más en unos lugares que en otros.
Todo está configurado en torno a seis salas. La primera está dedicada a los orígenes más remotos del puerto, la segunda a su expansión desde la época medieval hasta mediados del siglo XX, la tercera a la transformación que ha sufrido por la mano del hombre, y la quinta y la sexta al presente y al futuro del puerto respectivamente. Llama poderosamente la atención la presencia de tres grandes grúas, siendo una de ellas una réplica de la ‘Torre de las muelas’, y la explicación interactiva de por qué el Guadalquivir pasó de tener 120 kilómetros de longitud a los 90 actuales.
Del mismo modo, el Centro de Información del Puerto de Sevilla posee una rica colección de señales marítimas que incluye luces de grandes dimensiones, aparatos de radiofrecuencia, bolardos, faros, contenedores, balizas, boyas, etcétera. Tampoco hay que olvidar las numerosas maquetas, que recrean tanto la actividad que tenía el muelle como la forma de los antiguos buques que atracaban en él. Por último, cabe destacar que la entrada al recinto es totalmente gratuita y que cada año unas 7.000 personas, la mayoría de ellas en edad escolar, aprenden algo nuevo gracias a él.
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