Hace algunos años se llegó a la conclusión de que las bibliotecas de Sevilla necesitaban un impulso para adaptarse a los nuevos tiempos y ofrecer un servicio de primera calidad, de ahí que las autoridades competentes decidieran tomar cartas en el asunto. La piedra angular del proyecto que se aprobó consistía en la construcción de una nueva biblioteca general el Prado de San Sebastián, con el objetivo final de convertir la antigua Fábrica de Tabacos en un campus de Humanidades. Por problemas administrativos (licencias y oposición vecinal) y financieros (presupuesto elevadísimo), aquella idea inicial no pudo llevarse a cabo pese a los más de nueve millones de euros invertidos.
En cualquier caso, el plan no quedó enterrado. Asumiendo su cuota de responsabilidad, la Universidad de Sevilla se puso manos a la obra para encontrar una ubicación alternativa y levantar una biblioteca menos pretenciosa, pero igualmente relevante. Así, se acordó que fuera emplazada en la avenida Eritaña, en la parte trasera de los pabellones de México y Brasil, en el edificio que iba a ser sede de la Fundación de Investigación (Fius). Se espera que en los primeros meses de 2015 se trasladen los casi 70.000 libros que pertenecen al Fondo Antiguo y Archivo Histórico de la Universidad de Sevilla a las nuevas dependencias, que serán bautizadas con el nombre de ‘Rector Antonio Machado y Núñez’.
Si no hay más imprevistos, la nueva biblioteca general podría estar operativa en el segundo semestre de 2015, toda vez que la mayor parte de las obras de adecuación tendrán lugar en el interior del inmueble. Tras el fracaso de la primera intentona, este proyecto será sensiblemente más barato y buena prueba de ello es que cuenta con un presupuesto ligeramente superior a los seis millones de euros, por los 22 que iba a costar el original. En otros términos, de los 9.000 metros cuadrados previstos se pasará a 5.000, una reducción de espacio que implicará la supresión del auditorio y la sala de exposiciones.