El Teatro Cervantes no sólo es el más antiguo de Sevilla, sino también el único de su época que ha sobrevivido a nuestros tiempos. Fue diseñado por el arquitecto sevillano Juan Talavera y de la Vega (autor también de El Costurero de la Reina) y abrió sus puertas al público el 13 de octubre de 1873, es decir, hace más de 140 años. Sorprendentemente, y pese al paso del tiempo y a las numerosas modificaciones realizadas, su interior conserva la esencia original, lo cual le otorga un valor histórico añadido. Y eso que en la década de los sesenta dejó de ser un teatro para convertirse en cine, aunque nunca perdió su alma escénica.
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La Casa de la Moneda sobrevive a duras penas
Una vez culminada la Reconquista (1492), los Reyes Católicos quisieron reorganizar todo lo relacionado con la acuñación de monedas y decidieron que sólo siete cecas de las que operaban en España prosiguieran su actividad. Una de las elegidas fue la Casa de la Moneda de Sevilla, que cambió su ubicación para estar más cerca del Guadalquivir, y por tanto, de lo que llegaba de las Indias. Así las cosas, las nuevas dependencias se levantaron concretamente en las huertas de las Atarazanas, entre la Torre del Oro y la Torre de la Plata, trayecto que era recorrido a diario por los mercaderes más acaudalados.
Y justo allí, los metales más preciados eran convertidos en marcos y doblones para el sostenimiento de la economía española… y mundial, pues no hay que olvidar que eran tiempos de continuos descubrimientos en América. Ya en el siglo XVIII, fue reformada profundamente por el arquitecto Sebastián Van der Borcht, quien mejoró su aspecto exterior (le incorporó la gran portada que hace las veces de acceso principal) y acabó con los problemas estructurales y y de filtraciones derivados del terremoto de Lisboa.
La Casa de la Moneda de Sevilla tuvo una actividad frenética hasta el siglo XIX, pero a partir de entonces fue perdiendo vitalidad progresivamente. De hecho, en 1868 dejó de tener una función fabril y fue dividida en tres partes, las cuales fueron vendidas a sendos particulares: Ildefonso Lavín, José Marañón e Inocencio Ocho. Sólo una década más tarde quedó en manos de un único propietario, que llevó a cabo reformas integrales para darle un uso residencial. Sin embargo, pronto sus instalaciones fueron abandonadas y hubo que esperar hasta bien entrado el siglo XX para que se iniciara una restauración que perseguía recuperar su fisonomía original. Desgraciadamente, las últimas obras a las que ha sido sometido el edificio han generado muchísima polémica. Tanto es así que la Junta de Andalucía acusa al arquitecto de un delito contra el patrimonio histórico por “alterar gravemente” su estructura y levantar un ático inexistente.
Un castillo infravalorado
Ochenta años recibiendo pasajeros
Recientemente se han cumplido ochenta años desde que la primera aeronave aterrizara en el aeropuerto de Sevilla. Fue el 11 de julio de 1933 cuando el célebre Graff Zepellin estrenó el pavimento de San Pablo con 18 pasajeros a bordo, la mayoría de ellos alemanes, que fueron recibidos por un comité de bienvenida entre los sones musicales de una orquestina. Hasta ese momento, los aviones habían operado en Tablada, en una parcela de 240.000 metros cuadrados que había sido cedida por el Ayuntamiento al ejército y que inicialmente fue utilizada para exhibiciones aéreas. Sin embargo, con el paso del tiempo fue también un centro de formación de pilotos y observadores, y un vértice de líneas comerciales que unían a la capital hispalense con Madrid, Larache (Marruecos), Lisboa, Barcelona, Berlín y Canarias.
Durante la Guerra Civil, Sevilla se convirtió en un punto estratégico para el desembarco de las tropas africanas y una vez finalizada la contienda, el turismo pasó a ser la razón de ser del aeropuerto. Así, entre los años cuarenta y cincuenta se amplió el número de pistas y se construyó una terminal y una torre de control para dar cabida a la creciente demanda, en unos tiempos en los que un billete peninsular costaba alrededor de 300 pesetas, mientras que uno insular alcanzaba las mil pesetas. En cualquier caso, la gran renovación de las instalaciones se produjo con motivo de la Exposición Universal de 1992, ya que las obras cambiaron su aspecto y su funcionamiento por completo.
Desde entonces a esta parte, el aeropuerto apenas ha sido modernizado, pero ha mantenido una actividad notable. Buena prueba de ello es que actualmente da servicio a una media de 4,3 millones de usuarios al año, supervisa casi 50.000 vuelos y trabaja con quince compañías que ofrecen 40 destinos nacionales e internacionales. En términos absolutos, San Pablo ha visto aterrizar a 86 millones de pasajeros durante sus 80 años de existencia y da trabajo a 2.400 personas, cifras que dejan a las claras su relevancia para la economía sevillana.
Teatro, cine y tienda de ropa
La Universidad: de la Fábrica de Tabacos hasta hoy
El hotel Alfonso XIII baraja cerrar casi un año por las obras
La dirección del hotel Alfonso XIII está estudiando cerrar sus puertas mientras acomete las obras de reforma. Aunque en un principio se apostó por realizar los trabajos cerrando sólo parte de las instalaciones, el Ayuntamiento ve ahora con buenos ojos la posibilidad de que el hotel más lujoso de Sevilla cierre durante las obras, fundamentalmente por dos razones: así se podrían acortar los plazos de esta reforma y se evitarían las molestias a una clientela de alto nivel que paga por el mejor servicio y, por tanto, exige total comodidad.La delegada de Fiestas Mayores y Turismo, Rosamar Prieto Castro, aseguró a este periódico que la dirección del hotel está estudiando la posibilidad de cerrar el establecimiento mientras se ejecutan los trabajos en estrecha colaboración con el comité de empresa y el Ayuntamiento.A su juicio, el cierre se produciría después de la Feria de 2011 y la reapertura sería antes de la Semana Santa de 2012, cuando estaba prevista la finalización de la reforma del hotel.Según la delegada, si cierra, los trabajos se podrían agilizar y los clientes no sufrirían los inconvenientes de las obras. No obstante, para que el hotel no abra sus puertas, la dirección tendría que llegar a un acuerdo con los trabajadores.»Para ellos hasta es mejor que cierre para que se reabra antes y todo esté en perfecto estado para ofrecer el mejor servicio posible», indicó Prieto Castro.
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