Joaquín Sabina ofreció en Sevilla un gran concierto, protagonizado por su peculiar y aguardentosa voz y por una banda de lujo formada por Mara Barros en los coros y coreografías y por cinco músicos con mayúsculas abanderados por un Antonio García de Diego que demostró de lo que es capaz hacia el final del concierto interpretando él solo un tema dedicado a las chicas de Maldeamores. Voz grande y sensible la suya, compartiendo escena además con Pancho Varona -el timonel de su nave, le llama Sabina-, Josemi Sagaste, Pedro Barceló y Jaime Asúa.Sones de ‘Y nos dieron las diez’ antes de que el esperado Joaquín Sabina apareciera con ‘Tiramisú de limón’ ante un respetable entregado de antemano y que esperaba oir de la propia voz del músico su versión sobre la polémica surgida a raíz de su concierto en las Fiestas Colombinas de Huelva. Y lo esperaba en parte para sentirse cómplice de lo que él llama su humor, apoyarle en lo que podría decirse que eran sus explicaciones, eso sí, a su manera, y acallar así con orgullo, como si la cosa fuera con ellos, las bocas de quienes consideraron aquello como una ofensa para los sevillanos.Dos o tres temas más y comenzaron las alusiones. Como aperitivo, que no sabía con qué quedarse, si con Sevilla o con Triana; lo segundo, como no podía ser de otra manera, un recuerdo a los terribles atentados del 11-S en Nueva York; y también a la Diada. «Creemos que en un día como hoy no se puede estar en mejor sitio que en Sevilla. Y además aquí hay más gente que en Huelva», dijo.
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