Quizás los más pequeños identifiquen la Plaza de San Francisco únicamente con el mapping navideño, pero estamos hablando de uno de los lugares más antiguos de Sevilla. Si bien no hay una fecha exacta que nos permita situar su origen más remoto, sí podemos afirmar sin miedo al error que en el siglo XVI ya era el corazón de la ciudad. Tanto es así que allí se encontraban prácticamente todos los poderes civiles: el Concejo hispalense (actual Ayuntamiento), el Tribunal de Justicia (donde la Santa Inquisición imponía sus condenas), etcétera. Pero su actividad no quedó ahí, ya que con los años también se erigió en coso taurino, punto clave de la Carrera Oficial de la Semana Santa y demás. Ejercía, en esencia, como la Plaza Mayor de Sevilla.
Su nombre, que data de la Reconquista, proviene de un majestuoso convento que se encontraba en sus aledaños y recibía el nombre de ‘Casa Grande de San Francisco’. No obstante, hay que aclarar que durante un breve periodo de tiempo (desde 1812 a 1814) acuñó la denominación de ‘Plaza de la Constitución’, en virtud de la carta magna que había sido aprobada. Más adelante, también de manera fugaz, también fue bautizada como ‘Plaza del Rey’ y ‘Plaza de Isabel II’, fruto de las fricciones internas que asolaban a la monarquía española. Más adelante, en tiempos de la II República, fue titulada como ‘Plaza de la Libertad’, para seguidamente adoptar el nombre de ‘Plaza de la Falange Española’. Ya en 1980, recuperó definitivamente su actual designación.
Antes hemos mencionado que albergaba (y sigue albergando) edificios de gran relevancia, tales como el ayuntamiento, la antigua Audiencia, el Banco de España, el Edificio Bar Laredo o la Casa Arcenegui, pero también otros más corrientes, en los que trabajaban plateros, pintores y artesanos. Sus puestos estaban organizados en torno a unos muros nada presuntuosos y sus correspondientes soportales, que le daban un sello muy particular. Con todo, la Plaza de San Francisco siempre ha tenido un aura de elitismo por la proximidad del ayuntamiento, del que hablamos detenidamente en el anterior artículo.
Afortunadamente, la relación entre Sevilla y la naturaleza siempre ha sido más que buena, aunque en momentos puntuales se produjeron algunos ‘roces’ desagradables. En su día ya hablamos de las grandes riadas que asolaron la ciudad y hoy profundizaremos en los terremotos. El primero que está documentado data del año 1080 y ocasionó graves daños en la Mezquita de los Amires Abbaditas, edificio que precedió a la iglesia del Salvador. Casi un siglo más tarde, el terremoto que destruyó Andújar también se dejó notar en la capital hispalense, mientras que el de 1356, originado en el Cabo de San Vicente, provocó una gran polvareda en las calles. Los temblores de 1504 sacudieron especialmente a la localidad de Carmona y los de 1680 volvieron al centro de Sevilla, aunque sin consecuencias trágicas.
celdas, la casa del inquisidor y la capilla formaron parte de una de las etapas más lúgubres de Sevilla, caracterizada por el juicio de valor, el abuso de poder y la indefensión de las víctimas. No obstante, se suele decir que se aprende más de los errores que de los aciertos y la frase está impregnada de razón.
Si por un momento soñáramos estar en el lugar de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia ¿Qué veríamos a nuestro alrededor? No lo imagines más. Nosotros te lo enseñamos.
Balance devastador: más del 50% de la nómina de hermandades se queda en casa por el agua.
Ya lo presagiaban los niños del primer tramo al colocarse sus capirotes antes incluso que la junta de gobierno tomara la decisión de salir. Un gesto entrañable que despertó el primero de los aplausos a la puerta de Santa Genoveva. No iban mal encaminados.Después de casi una hora de nervios e incertidumbre, el hermano mayor daba la mayor de las alegrías a los 1.600 nazarenos que aguardaban repartidos por las calles aledañas del templo donde forma la cofradía dada la gran extensión del cortejo: «Vamos a hacer estación de penitencia. Pero con cautela y siempre pendiente de las indicaciones de los diputados de tramo».
La mañana había despertado en San Pablo algo plomiza. Mala señal. A pesar de ello, los vecinos del barrio se habían afanado en engalanar con colgaduras rojas todos los balcones de las viviendas aledañas al templo. Los rostros de los hermanos camino de la parroquia mostraban cierta inquietud. No obstante, muchos aún tenían grabadas en su mente aquellas desoladoras imágenes del pasado año cuando un fuerte aguacero sorprendió a la cofradía, obligándola a refugiarse en el Salvador. Era el tema de conversación entre nazarenos, costaleros y vecinos. Todo giraba sobre si los pasos hubieran entrado en San Benito o en otro templos. Discusiones baldías. Lo cierto es que eran el reflejo de la preocupación que se respiraba.
Así lo ha señalado López a Europa Press Televisión minutos antes de formar cuadrilla ante la Parroquia de San Gonzalo, al tiempo que ha explicado como «de la noche a la mañana» a su vecina Rosario –o ´Chari´, como él prefiere llamarla– «se le quedaron parados los riñones y entró en diálisis».Costal en mano y preparado para sacar a hombros a la Virgen de la Salud, un costalero de la capital hispalense, José Antonio López, ha asegurado sentirse «orgulloso» de haber donado un riñón a su vecina aunque después de la intervención se haya quedado sin su puesto de trabajo.Así lo ha señalado López a Europa Press Televisión minutos antes de formar cuadrilla ante la Parroquia de San Gonzalo, al tiempo que ha explicado como «de la noche a la mañana» a su vecina Rosario –o ´Chari´, como él prefiere llamarla– «se le quedaron parados los riñones y entró en diálisis».