El imponente caminar del Gran Poder

En el año 1620, Juan de Mesa esculpió a Jesús del Gran Poder, una de las imágenes más imponentes de la Semana Santa de Sevilla. Desde el punto de vista técnico, hablamos de una talla completísima, con extremidades articuladas y elaborada con madera de cedro sobre una peana de pino. Su envergadura (más de un metro de ochenta de altura) es lo primero que llama la atención, aunque una contemplación más pausada nos hace comprender la excelencia de la obra. La documentación hallada por Heliodoro Sancho Corballo revela que la Hermandad abonó al autor 2.000 reales El Gran Poderde a treinta y cuatro maravedíes cada uno por la ejecución del Cristo y del San Juan Evangelista, una cantidad que a día de hoy nos dice poco, pero que en su contexto deja a las claras que fue un encargo de peso.

¿Es perfecta la imagen? No. De hecho, si lo fuera, no conseguiría transmitirnos el sufrimiento que padeció Jesucristo de esa manera tan intensa. Lejos de ser un lastre, el deterioro que ha ido sufriendo con el paso del tiempo, principalmente en la policromía de su rostro, le ha dado un aspecto más realista si cabe, hasta el punto de que parece haber envejecido año a año, tal y como hacemos todos los seres humanos. No en vano, su convivencia con el humo de las velas ha desgastado y oscurecido su semblante notablemente y para darse cuenta de ello sólo hay que comparar las estampas de siglos atrás con las de ahora.

Otro rasgo marcado de su expresionismo es la posición de sus piernas. Cuando está subido en el paso y los costaleros caminan con paso firme y decidido, da la sensación de estar andando al ritmo de ellos con una zancada natural y prodigiosa. Si a su rostro inconfundible le unimos esta peculiaridad y el silencio sobrecogedor que le acompaña por las calles de Sevilla, obtenemos como resultado una atmósfera solemne y única. Hay quien dice que cuando se piensa en Jesucristo, la primera imagen que se le viene a la mente es la de Jesús del Gran Poder, aun a sabiendas de que sólo es una de las muchas advocaciones que podemos encontrar en la Semana Santa de nuestra ciudad.

Mil maneras de sentir la Semana Santa

Si un extranjero nos preguntara cómo se vive la Semana Santa en Sevilla, tendríamos serios problemas para condensar en una sola respuesta todo lo que sucede en nuestra ciudad durante esos siete días. Quizás empezaríamos diciendo que es una manifestación cristiana en la que distintas hermandades celebran la pasión, muerte y resurrección de Cristo realizando estación de penitencia a la Catedral junto a sus Titulares. Pero dicho esto, seguro que nos quedaríamos insatisfechos con nuestra explicación e instaríamos al foráneo en cuestión a visitar Sevilla y ser testigo directo.

 

Porque la Semana Santa implica muchas más cosas. Se sustenta en la fe, el respeto y la devoción. Es abstracta y tangible a la vez. Tiene momentos de júbilo ensordecedor y otros de silencio sepulcral. Atrae a niños, jóvenes, adultos y mayores de toda condición social. Se encuentra en el centro, en los barrios y en la provincia. Es fiel reflejo del mayor dolor, la soledad, la angustia, la esperanza, la caridad, el gran poder, el calvario, la expiración, la buena muerte…

 

Cada uno lo vive a su manera, pero todos tienen un nexo común. El nazareno siente el nerviosismo en las horas previas preparando su túnica, se echa a la calle para acompañar a su imagen y protege su cirio o insignia como si fuera Semana Santa Sevillasu vida. Tras haberse ajustado la faja y el costal, el costalero se siente orgulloso de cargar con todo el peso de los pasos en su séptima vértebra; el capataz, de dirigirlos con maestría con el sonido del llamador y el tono de su propia voz; y el aguaor, de darles energías. El músico da lo mejor de sí para que el ambiente sea celestial y los acólitos iluminan sutilmente el sendero y desprenden el aroma más característico de estas fechas: el del incienso.

 

La Semana Santa también es patearse las calles para ver el mayor número de cofradías y volver a casa con un intenso dolor de pies. Es seguirla por la radio y la televisión desde el mediodía hasta la hora de dormir. Es mirar al cielo incontables veces y hacer un curso acelerado de meteorología. Es vestirse de mantilla el Jueves y el Viernes Santo. Es dirigir el oído hacia el lugar desde el que se canta una saeta. Es llorar sin saber si es por alegría o tristeza. Es pedir y dar amablemente caramelos y estampitas. Es degustar torrijas, pestiños y otros dulces. Es una permanente cuenta atrás desde que termina hasta que el año siguiente vuelve a empezar. Es todo eso y mucho más.

Coria del Río se solidariza con el pueblo japonés

hasekuraLa localidad sevillana de Coria del Río -municipio hermanado con la ciudad de Sendai- se ha solidarizado este domingo con el pueblo japonés guardando cinco minutos de silencio ante la estatua del samurai Hasekura Tsunenaga por las víctimas del terremoto y posterior tsunami que ha asolado el país.El alcalde de Coria del Río, José Vicente Franco, ha explicado que el vínculo que une al municipio con el país nipón se remonta a unos 397 años, cuando una expedición japonesa que se dirigía a Roma a visitar al Papa llegó a la localidad enviada por el fundador de la ciudad de Sendai, Hasekura Tsunenaga.En este sentido, ha señalado que parte de las personas que integraban dicha expedición se quedó en el municipio sevillano «y ha llegado hasta nuestros días descendencia en forma de apellido». De hecho, ha apuntado que «son casi 1.000 corianos los que llevan en su primer apellido, segundo o incluso en ambos, el nombre de Japón».Según el regidor, este vínculo ancestral hace que la tragedia que está viviendo el pueblo japonés la sientan como propia, por lo que han manifestado al Gobierno del país, a través de la embajada española, sus condolencias y solidaridad e, incluso, ha anunciado que las banderas del municipio van a ondear a media asta durante una semana.

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Silencio, se rueda

hermandad del silencioLa Archicofradía de la calle Alfonso XII estrenó ayer la película dedicada a su historia y sus cultos

La Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla ya puede presumir de patrimonio filmográfico. Gloria Nazarenorum es el título de la primera obra audiovisual dedicada ex profeso a la hermandad del Silencio, una película producida por la Fundación Mater Inmaculatta cuyo estreno tuvo lugar anoche en el Salón del Pretorio de la Casa de Pilatos ante un escogido auditorio de más de 260 personas. Casi 110 minutos de montaje audiovisual, con la dirección de Carlos Colón y la realización de Carlos Varela, en el que se recogen pasajes de sus más de 600 años de historia, sus actos de culto, así como la estación de penitencia en la Madrugada del Viernes Santo.La película, destaca el director, contiene imágenes y escenas «inéditas» de la corporación de la calle Alfonso XII, caso del «estudio visual» pormenorizado de la talla del Dulcísimo Nazareno, «seis o siete minutos de película grabados con el Nazareno en el suelo en los que la cámara gira en torno a la imagen y la capta desde todos los ángulos posibles».

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