Justa y Rufina fueron hermanas carnales, nacidas en Sevilla, Justa en 268 y Rufina en 270, de familia muy modesta con firmes convicciones cristianas, se dedicaban al oficio de alfareras. En la época que vivieron dominaba el Imperio romano gran parte del mundo por ellos conocido. En estos tiempos paganos, las hermanas dedicaban su tiempo a ayudar al prójimo y al conocimiento del Evangelio. Era costumbre celebrar una vez al año una fiesta pagana en honor a Venus en la que se rememoraba el fallecimiento del admirado Adonis. Se recorrían las calles de la ciudad pidiendo limosnas para la fiesta. En cierta ocasión, los paganos llegaron a casa de Justa y Rufina solicitando el dinero correspondiente, pero las hermanas se negaron a pagarlo por ser el fin de éste contrario a su fe, y no sólo esto sino que decidieron hacer añicos la figura de la diosa entre ambas, provocando de esta manera el enfado general de las devotas que se lanzaron hacia ellas.El prefecto de Sevilla, Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no querían ser víctimas del martirio.