Hace más de 200 años, un señor de nombre Richard Trevithick, puso en marcha la primera locomotora impulsada por una máquina de vapor. Sin embargo, la máquina de Trevithick no fue incorporada al ferrocarril porque las vías de hierro no soportaron su peso. Hoy en día, la tecnología ha logrado grandes progresos y, con la alta velocidad, este transporte centenario puede sobrepasar los 200 kilómetros por hora.Al mando de este transporte se sitúa el maquinista, velando por su buen funcionamiento, aunque los avances tecnológicos exigen una formación específica, basada en la seguridad. Para ello, Renfe ha creado centros de formación que disponen de avanzadas aulas tecnológicas.
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