Piropos desde Austria

Dicen que la tierra tira, pero a los sevillanos nos tira de una manera muy especial. Nos sentimos extremadamente orgullosos del lugar en el que hemos nacido, vemos la perfección a nuestro alrededor y sólo activamos el espíritu crítico cuando cruzamos la frontera. “A los sevillanos nos acusan de ombliguismo, pero es que Sevilla tiene un ombligo digno de ver”, escribió una vez Antonio Burgos. Pero esa especie de egocentrismo no es casual, sino que tiene una base sólida, tal y como han corroborado numerosas personas que han visitado la capital hispalense en distintos momentos. “Lo malo no es que los sevillanos piensen que tiene la ciudad más bonita del mundo…lo peor es que puede que tengan hasta razón”, afirmó en su día el ciudadrealeño Antonio Gala.

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