El vínculo de Mozart con Sevilla

Wolfgang Amadeus Mozart no necesita presentaciones, ya que está considerado como uno de los músicos más influyentes de la historia. Sin embargo, no todo el mundo sabe que, pese a no haber viajado nunca a Sevilla, ambientó dos de sus óperas en nuestra ciudad (‘Las bodas de Fígaro’ y ‘Don Giovanni’, ésta última inspirada en Don Juan Tenorio). Por esta razón, Sevilla decidió homenajearle con un monumento que fue inaugurado bajo una lluvia torrencial el 5 de diciembre de 1991, coincidiendo con el bicentenario de su muerte. Aquel mismo día, la Sinfónica de Sevilla dio un concierto en la Catedral ante nada más y nada menos que 9.000 personas e interpretó la famosa pieza del austriaco ‘Requiem’.

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El jardín olvidado

Dicen que las mejores esencias se guardan en frascos pequeños, y esta afirmación le viene como anillo al dedo al Jardin de la Caridad, ya que, pese a tener unas dimensiones muy modestas, consigue embelesar a todo el mundo. Para el que ande despistado, hablamos de un jardín con más de cien años de historia que está situado junto al Teatro de la Maestranza. Fue el Hermano de la Mayor de la Hermandad de la Caridad quien, a finales del siglo XIX, solicitó dichos terrenos al Cabildo Catedralicio para que el hospital que lleva el mismo nombre tuviese una zona verde.

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Un teatro con sabor añejo

En la provincia de Sevilla hay un teatro con 2.000 años de historia. Y no, no hemos puesto un cero de más por error. Nos referimos al Teatro de Itálica, la obra civil más antigua de esta provincia romana. Fue construido en la época de Augusto sobre el Cerro de San Antonio, en el término municipal de Santiponce, y originalmente contaba con una capacidad para 3.000 espectadores. En él se representaban esporádicamente obras trágicas y cómicas, casi todas ellas encaminadas a resaltar la figura del emperador y ridiculizar a sus enemigos, aunque también había momentos para espectáculos musicales y de mimos.

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La calle Cuna

¿Por qué la calle Cuna se llama así? Su nombre procede del antiguo Hospicio de Niños Expósitos, también conocido como ‘Casa Cuna’, que se encontraba en el espacio que hoy ocupa el Teatro Quintero. Abrió sus puertas en 1558 por orden del Cabildo Catedralicio Hispalense y no era precisamente un sitio agradable. Al menos, esa es la impresión que le dejó al viajero británico Richard Ford, que escribió sobre ello. “Los que quieran cebarse en horrores pueden visitar el hospital de los expósitos, la cuna, que se llama en España, como si en efecto fuera la cuna y no el ataúd de los desgraciados niños. La cuna o casa de expósitos puede ser definida como el lugar donde los inocentes son asesinados y los hijos naturales abandonados por sus antinaturales padres, y atendidos en el sentido de que se les mata a hambre lenta”.

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Mitad teatro, mitad cine

cervantesEl Teatro Cervantes no sólo es el más antiguo de Sevilla, sino también el único de su época que ha sobrevivido a nuestros tiempos. Fue diseñado por el arquitecto sevillano Juan Talavera y de la Vega (autor también de El Costurero de la Reina) y abrió sus puertas al público el 13 de octubre de 1873, es decir, hace más de 140 años. Sorprendentemente, y pese al paso del tiempo y a las numerosas modificaciones realizadas, su interior conserva la esencia original, lo cual le otorga un valor histórico añadido. Y eso que en la década de los sesenta dejó de ser un teatro para convertirse en cine, aunque nunca perdió su alma escénica.

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Un actor precoz

leonardoPor motivos que la razón no puede explicar, Triana ha sido siempre una excelente cuna de artistas. En sus inconfundibles calles nacieron y crecieron grandes cantantes, bailaores y toreros que cosecharon un éxito rotundo, pero no sólo debemos hablar de su cantera en pasado, sino también en presente y en futuro. Buena prueba ello es que en la pasada edición de la Velá de Santa Ana fue distinguido un niño de ocho años como ‘Trianero del año’. Responde al nombre de Leonardo Aguilar Naranjo y dejó el anonimato tras ingresar en el elenco de ‘Los Miserables’, el célebre musical basado en la obra de Víctor Hugo, y realizar una extensa gira por todo el territorio nacional.  

Su madre, que sabía mejor que nadie de su talento, le inscribió en el casting por internet, a sabiendas de que la prueba se realizaría en Madrid. En cualquier caso, el desplazamiento no fue una traba para Leonardo, quien destacó sobremanera sobre los 600 niños que se presentaron, adquiriendo así el papel de Gavroche, un crío tremendamente asunto que es capaz de timar a los adultos y unirse a la Revolución Francesa. Su actuación, así como el espectáculo en general, fueron muy bien acogidos tanto por la crítica como por los espectadores, de ahí que ya le lluevan las proposiciones para unirse a otros proyectos.

Con todo, cabe reseñar que Leonardo no era un ‘novato’ al uso cuando fue elegido para formar parte de ‘Los Miserables’. De hecho, a los cuatro años ya participaba en obras de teatro por las calles, a los seis ingresó en la escuela Viento Sur Teatro y en su currículum vitae ya figuran participaciones en un cortometraje, un videoclip, una serie de televisión emitida por internet y el musical ‘La Bella y la Bestia’. En resumidas cuentas, con tan sólo ocho años tiene mucha más experiencia en su campo que muchos adultos, pero, a pesar de su insultante juventud, mantiene los pies en el suelo, compagina su ‘profesión’ con su formación académica (acaba de terminar cuarto de Primaria) y espera seguir subiendo peldaños poco a poco para convertirse en un actor digno de un Oscar. 

El Parque de María Luisa cumple 120 años

teatroHace 120 años que la Infanta María Luisa de Borbón cedió los terrenos del parque que lleva su nombre a la ciudad de Sevilla y para conmemorar tal efeméride el Distrito Sur ha preparado una serie de actividades culturales y deportivas que pretenden poner en relieve el valioso patrimonio del recinto. La más atractiva de todas tiene que ver con unas rutas teatralizadas que comenzarán en los próximos días y se prolongarán durante todo el verano, aunque los interesados en disfrutar de ellas deberán ser rápidos, ya que el periodo de inscripción finaliza el 28 de junio.

Este proyecto, titulado ‘Historias bajo la luna’, conseguirá que célebres personajes como el Cid Campeador, Miguel de Cervantes, los hermanos Álvarez Quintero, Pedro I, o la propia infanta María Luisa ‘abandonen’ sus estatuas y monumentos para volver a la vida transitoriamente en la piel de unos actores.  Las visitas son totalmente gratuitas, reunirán a un máximo de 45 personas y tendrán una duración aproximada de dos horas. Las mismas arrancarán a las 21:00 horas en la Glorieta de San Diego y contarán en su primera fase con Rodrigo Díaz de Vivar como guía turístico de excepción. L siguiente parada tendrá lugar en la Glorieta de Bécquer y allí una señora vestida de miriñaque interactuará con el público y posteriormente entrará en escena el resto de los protagonistas de forma escalonada.

Los actos para festejar el aniversario del parque de María Luisa no concluirán con estas actuaciones, ya que están programadas más iniciativas para el año que viene. Una de ellas consistirá en reabrir los pabellones de la Exposición Iberoamericana de 1929 y se extenderá entre los meses de mayo y julio. Aunque todavía no se han dado a conocer muchos detalles sobre esta seductora idea, sí se ha anunciado que la organización correrá a cargo de una comisión de expertos y que contarán con la colaboración de los barrios de El Tiro de Línea, La Paz y El Porvenir.    

O’Donnell en blanco y negro

Retomamos nuestro recorrido histórico por el callejero de Sevilla haciendo una parada en O’Donnell.  Antiguamente se llamaba calle de la Muela y reunía al gremio de los sombrereros en unos tiempos en los que casi todo el mundo llevaba algo en la cabeza. Con el tiempo también se convirtió en el foco del espectáculo, ya que en sus locales se instalaron los principales teatros de la ciudad, como por ejemplo el Gran Kursa o el inolvidable Café París, y también los cines más vanguardistas, como es el caso del Palacio Central, del que hablaremos detenidamente en el siguiente artículo.

Hoy día, prácticamente todos esos edificios han sido reemplazados por otros más modernos  que albergan oficinas, tiendas de ropa, restaurantes de comida rápida, etc. aunque los románticos aseguran que el aroma de lo que un día fue aún no se ha evaporado del todo. En cualquier caso, cuando hablamos de O’Donnell, hablamos de la calle con mayor actividad comercial de Sevilla, pues ya cuenta con más establecimientos que su vecina Sierpes. La mayoría de ellos venden productos textiles, aunque también podemos encontrar zapatos, joyas, productos de decoración, perfumes, libros, etcétera.

¿Y de dónde viene el nombre de O’Donnell? Pues de Leopoldo O’Donnell, militar y político español que aglutinó los títulos de Duque de Tetuán, Conde de Lucena y Vizconde de Aliaga. Ascendió al poder gracias a sus habilidades en el campo de batalla durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840), en la que se alineó en el bando isabelino pese a tener a su padre y a sus hermanos en las filas del enemigo. En su agitado ‘currículum’ también consta la participación en varias sublevaciones, la residencia en el exilio durante un tiempo (Francia) y la presidencia del consejo de ministros en dos etapas. Como anécdota, cabe destacar que tras la victoria en la Guerra de África, ordenó acampar a sus tropas a las afueras de Madrid para preparar una entrada triunfal en la capital de España, algo que finalmente nunca sucedió. Sin embargo, lo que sí consiguió es que durante su prolongada estancia en esa ubicación llegaran comerciantes de zonas aledañas, y fue así como nació el barrio de Tetuán de las Victorias.

Unidos por la sangre y la comedia

Sevilla y su provincia han sido cuna de grandes escritores desde tiempos inmemoriales y hoy hablaremos de dos ellos que compartían la misma sangre: los hermanos Álvarez Quintero. Serafín y Joaquín nacieron con apenas dos años de diferencia en Utrera a finales del siglo XIX y desde pequeños empezaron a interesarse por la literatura. De hecho, siendo adolescentes ya estrenaron su primera obra en el Teatro Cervantes de Sevilla, titulada ‘Esgrima y Amor’. El gran éxito obtenido invitó a su padre a trasladarlos a la capital hispalense, donde encontraron trabajo en el Ministerio de Hacienda. Allí, entre el trajín burocrático, surgieron nuevas ideas que fueron plasmadas en la tranquilidad del hogar.

Unos años después decidieron dejar su profesión para dedicarse por completo a su vocación y se instalaron en Madrid, donde se especializaron en el género de la comedia de costumbres. Lejos de olvidar sus raíces, ambientaron casi todas sus obras en Andalucía y pusieron en relieve tanto su dialecto como sus tradiciones sin caer en los falsos estereotipos. Así, su estilo giró en torno a unos diálogos fluidos, optimistas, ingeniosos y divertidos, con pinceladas de humor.  En ocasiones se les achacó que sus composiciones carecían de crítica social, pero lo cierto y verdad es que se ganaron el reconocimiento absoluto de lectores y espectadores, así como de la inmensa mayoría de los críticos literarios.

Además de dramaturgos, los Álvarez Quintero fueron poetas (hicieron incursiones en la lírica), periodistas (colaboraron con distintas publicaciones de España e Hispanoamérica) y lingüistas (fueron miembros de la Real Academia Española). Curiosamente, siempre escribieron al alimón e incluso después del fallecimiento del hermano mayor (1938), Joaquín siguió firmando sus escritos con el nombre de los dos hasta el día de su muerte (1944). Algunas de sus obras más importantes son ‘El ojito derecho’, ‘Las flores’, ‘Mañana de sol’, ‘Las de Caín’, ‘Doña Clarines’, ‘Los Galeotes’, ‘Ventolera’, etcétera.