Posiblemente, alguna vez se habrán preguntado por qué la Catedral de Sevilla está rodeada de cadenas. No se trata de ninguna medida de seguridad para proteger el edificio, sino de un legado del siglo XVI. Por aquel entonces, existían diferentes órganos de justicia y distintos criterios entre los mismos, de ahí que a cada acusado le interesara ser juzgado en uno u otro. La justicia ordinaria tenía fama de ser la más dura, y por lo tanto, todo el mundo quería esquivarla. Los soldados lo tenían fácil porque podían declarar ante un tribunal militar, y los curas, ante la autoridad eclesiástica, pero el resto de los mortales tenía que buscarse otras artimañas.
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Otro proyecto de mezquita
Los musulmanes afincados en Sevilla no han aparcado el sueño de levantar una mezquita. De hecho, tres representantes de la comunidad islámica, que dicen hablar en nombre de inversores solventes de Emiratos Árabes, se reunieron recientemente con la Gerencia de Urbanismo para transmitirles su proyecto inicial y conocer los requisitos que permitirían materializarlo. El lugar elegido para la edificación es una parcela situada en el Polígono Carretera Amarilla, justo enfrente de Centro Comercial Los Arcos, donde han sido derribadas varias naves en los últimos tiempos.
El tesoro de los faraones
El Pabellón de la Navegación, situado en el número 2 del Camino de los Descubrimientos (Isla de la Cartuja), está acogiendo desde el pasado 21 de diciembre una muestra itinerante titulada ‘El tesoro de los faraones’, la cual recrea de forma fidedigna el esplendoroso Templo de Abu Simbel (Nubia, Egipto). Este histórico edificio, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979, data del siglo XIII antes de Cristo y fue construido durante el reinado de Ramsés II para conmemorar la victoria en la batalla de Qadesh contra los hititas, hacer una ostentación de poder y reforzar la influencia de la religión egipcia en la región.
La exposición ha sido ideada por el artesano egipcio Hany Mostafa y consta de cuatro salas bien diferenciadas. La fachada presenta cuatro estatuas de Ramsés II de unos 20 metros de altura, las dos cámaras recrean el interior del templo, tanto a nivel de arquitectura como de pinturas, y el Santuario ilustra las creencias de la época. Gracias al personal bilingüe, los visitantes no solo pondrán conocer los pormenores de este precioso monumento en particular, sino también todo lo referente a la cultura egipcia en general. De hecho, podrán contemplarse las danzas típicas del Nilo y degustar algunos de sus platos tradicionales.
‘El tesoro de los faraones’ fue expuesto el año pasado en distintas ciudades de Portugal, obteniendo un gran éxito de público, y espera hacer lo propio en Sevilla antes de trasladarse a Francia e Inglaterra. En la capital hispalense, la muestra permanecerá abierta hasta el 4 de mayo y su horario es de 10:00 a 20:00 horas de lunes a domingo. La visita al recinto es guiada y dura aproximadamente unos 20 minutos. Por su parte, las entradas cuestan 5 euros, aunque hay descuentos especiales para estudiantes, grupos y familias.
Mudanza en San Roque
El pasado 11 de diciembre la parroquia de San Roque tuvo que ser clausurada y desalojada por graves problemas estructurales. No en vano, en la última revisión rutinaria fueron detectadas grietas importantes y los técnicos decretaron que tanto la cúpula del presbiterio como la cubierta se hallaban en un estado tremendamente delicado, de ahí que al Arzobispado de Sevilla no le haya quedado más remedio que cerrar sus puertas indefinidamente hasta reparar los daños. ¿Y qué pierde la ciudad mientras tanto? Pues, resumiendo, un hermoso templo con más de 250 años de historia que ya sufrió trágicos accidentes previamente, pero vayamos por partes.
La sede de la Hermandad de San Roque fue diseñada por Pedro de Silva y levantada en la actual Plaza de Carmen Benítez entre los años 1760 y 1764, sobre el solar de la antigua ermita, que fue presa de las llamas. De planta rectangular y dispuesta en torno a tres naves que están separadas entre sí por columnas toscanas de mármol, contaba con un retablo mayor de un enorme valor artístico, obra de Gabriel de Astorga, pero se perdió (junto a los Titulares) en un incendio provocado el 18 de julio 1936. No hace falta ser muy avispado para relacionar la fecha de este triste acontecimiento con uno de los periodos más convulsos de la historia de nuestro país, cuando muchas iglesias, entre ellas la de San Roque, fueron saqueadas.
Afortunadamente, la corporación se sobrepuso a este fuerte revés y buena prueba de ello es que en la actualidad está afrontando con suma madurez este nuevo contratiempo. Así, nada más conocer los riesgos, la junta de gobierno, con la colaboración de los hermanos, trasladó las imágenes al oratorio de la casa de hermandad, donde aguardan la elección de una nueva sede temporal. Y en este sentido, se barajan varias opciones: San Ildefonso, que ya prestó su ayuda durante la Guerra Civil, San Benito, Santiago, San Román, la Anunciación, etcétera. La decisión se tomará probablemente a finales del mes de enero.
La grandeza del Salvador
Con el permiso de la Catedral, la iglesia del Salvador es la más grande que hay en Sevilla. Ubicada en la plaza que lleva su nombre, empezó a construirse en 1674 sobre las ruinas de la Mezquita Mayor (que a su vez antes había sido un templo visigodo) y uno podría preguntarse por qué este antiguo edificio árabe estuvo tanto tiempo en pie si Fernando III reconquistó la ciudad en 1248. La explicación reside en que, tras un periodo en el que se permitió a los musulmanes practicar su religión allí, los cristianos, que admiraban su belleza, decidieron adaptar el santuario a sus creencias y lo convirtieron en parroquia. Tanto es así que se le otorgó la distinción de colegiata, por lo que tenía su propio cabildo.
Sin embargo, a mediados del siglo XVII su deterioro era tan evidente que se procedió a levantar la iglesia que hoy conocemos. El diseño corrió a cargo del arquitecto Esteban García, aunque quien concluyó las obras fue Leonardo de Figueroa en 1712. Pese a que la renovación fue integral, aún se conservan algunos resquicios de su pasado romano y visigodo en el patio. El edificio quedó organizado en torno a tres naves casi de la misma altura y una gran cúpula. De la fachada podemos decir que bebe del manierismo y posee tres puertas de bella factura.
En su interior hay nada más y nada menos que catorce retablos (Mayor, Cristo de los Afligidos, Cristo del Amor, Santas Justa y Rufina, Milagrosa, San Cristóbal, San Fernando, Virgen de las Aguas, Santos Crispín y Crispiniano, Capilla Sacramental, Virgen del Rocío, Santa Ana, Virgen de la Antigua, y Cristo de la Humildad y Paciencia, ordenados todos ellos por orden cronológico). Y es que no hay que olvidar que la iglesia del Salvador es sede de seis hermandades (Pasión, El Amor, El Rocío, La Antigua, El Prado y Maestros Carpinteros), razón por la cual durante la Semana Santa aloja bastantes pasos.