Nostálgicos hasta la médula. Hace ahora un año de este magnifico post de nuestra usuaria SoldeVivar.

Por: SoldeVivar

 

    Dijo Charles C. Colton que la imitación es la forma mas sincera de adulación (claro que al ser ingles, no dijo exactamente esto sino algo como “Imitation is the sincerest form of flattery”). Sin animo de cuestionar la opinión del Señor Colton (solo faltaba después de que tomo su frase prestada), me gusta pensar que la imitación es a menudo un arrebato de nostalgia.

    Dicen los nutricionistas que somos lo que comemos, por tanto nuestra salud refleja la calidad de nuestra alimentación. Dicen los psicólogos y filósofos que somos lo que pensamos y que nuestra realidad diaria es el resultado de nuestros pensamientos positivos o negativos. Yo, romántica hasta la médula, defiendo que somos lo que amamos, y que la esencia de nuestro entorno es (con suerte) aquello o aquellos que queremos, o (sin ella) aquello o aquellos que añoramos. Como muestra un botón. Después de una larga estancia en escocia, vuelvo (¿como no?) a Sevilla y escribo mientras disfruto del juego de los suaves rayos de sol entre las ramas de los naranjos, en este atardecer sevillano que amo, y de un scotch con hielo que parece traerme algo mas cerca a los amigos escoceses que añoro. 

    Algo así debieron sentir el arquitecto catalán Joan Riquer y su esposa Candelaria Negravernis de vuelta a su finca en L’Arboç del Penedès, tras poner rumbo al Sur en viaje de novios. Tal era su nostalgia de Sevilla que mandaron construir en sus tierras unas réplicas de la Giralda, el Salón de los Embajadores del Alcázar y el Patio de Los Leones de la Alhambra. Si Mahoma no puede ir a la montaña… Una vez fallecido su dueño, comenzó la renovación de esta obra que, como no podía ser de otra forma, continuo tocando corazones. A su paso por este municipio, el marino mercante Manuel Camino, decidió adquirir este conjunto arquitectónico y no contento con ello mando construir una copia del Giraldillo, que hace solo dos años fue finalmente subido a lo alto del cielo del Baix Penedès, como si buscase en el horizonte a su hermano sevillano.


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