San Pedro vuelve a divisar el cielo

Después de varios meses de minuciosos trabajos, los andamios han desaparecido por completo y la imponente torre de la parroquia de San Pedro ya mira al cielo de forma natural. Hablamos de una torre con mucha solera, la más alta de Sevilla después de la Giralda, de ahí que preservar su estado de salud sea una prioridad para los feligreses. Han sido precisamente ellos quienes han sufragado las obras, llevadas a cabo bajo la supervisión del arquitecto José María Navarro y del arquéologo Florentino Pozo. Los casi 50.000 euros invertidos han permitido acabar con la frondosa vegetación que se había formado por la interacción de las aves, las cuales traían semillas consigo y producían abono. Todo ello provocaba importantes filtraciones de agua y el resquebrajamiento de la madera y del resto de los materiales. Así mismo, se ha aprovechado la ocasión para reforzar la veleta e instalar un pararrayos.

Esta es la quinta restauración que se realiza en la templo desde que se construyera en el siglo XIV. La primera de ellas fue a colación del célebre terremoto de Lisboa acaecido en 1755, que también se dejó notar en la capital hispalense. Posteriormente, en 1929 se efectuaron más labores de mantenimiento, mientras que en 1992 se colocaron los azulejos, al margen de otras tareas. Y más recientemente, en 2011 se arreglaron las campanas y la techumbre de esta sobria, magna y elegante parroquia que consta dos portadas: la principal, que está situada en la calle Santa Ángela de la Cruz y es atribuida a Vermondo, y la secundaria, que desemboca en la Plaza de San Pedro, fue realizada por Martín Cardino y contiene una estatua de su titular.

Es imposible no relacionar a la Parroquia de San Pedro con las imágenes que descansan en su interior, entre las que destacan la del Cristo de Burgos y la de la Virgen Madre de Dios de la Palma, que procesionan el Miércoles Santo por las calles de Sevilla. La parroquia también es sede de la Hermandad de Gloria de Nuestra Señora del Pilar y de la Hermandad Sacramental de San Pedro. Como dato anecdótico, cabe destacar que en esta iglesia fue bautizado el pintor Diego Velázquez. De hecho, se conserva su partida de bautismo y en 1899 el Ayuntamiento colocó una lápida para conmemorar este acontecimiento.

Santa Catalina pide auxilio

El 3 de junio se cumplirán ocho años del cierre de la Iglesia de Santa Catalina debido a su delicado estado de conservación y aún no se ha iniciado el ansiado proceso de restauración. El abandono por parte de las autoridades competentes ha provocado que una plataforma ciudadana haya propuesto convertir temporalmente el exterior del templo en una especie de muro de lamentaciones, con la idea de dejar constancia del malestar de los fieles, cuyo objetivo no es buscar un culpable, sino encontrar una solución lo antes posible. Y es que Santa Catalina no es una iglesia cualquiera. De hecho, en 1912 fue declarada Monumento Nacional y esa distinción no se concede todos los días.

También es sede canónica de las hermandades de la Exaltación, de la Virgen del Carmen y del Rosario, y de Santa Lucía, y legado de varios estilos arquitectónicos que dejaron su sello en la capital hispalense. Fue construida en el siglo XIV sobre las ruinas de una antigua mezquita que sólo mantuvo partes del mihrab y del alminar de su torre. Pese a los cambios que ha sufrido a lo largo del tiempo, entre los que se incluyen el traslado de la fachada de la desaparecida iglesia de Santa Lucía a su portal, se puede decir que el edificio desprende un aroma de autenticidad difícil de describir, merced a una armónica combinación del gótico con el mudéjar. Sería una pérdida irreparable que tal valor patrimonial se esfumara con un derrumbamiento, pero esta posibilidad es tan indeseada como factible.

Los últimos informes dejaron bien claro que los pilares están cediendo y los cimientos empiezan a tambalearse. Ahora la pelota está en el tejado del Arzobispado de Sevilla (propietario), del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía, que se comprometieron verbalmente a coordinar la financiación. Mientras tanto, bajo la advocación de Santa Catalina de Alejandría, la mártir que fue capaz de convertir al cristianismo a los más sabios de su época y que por ello fue decapitada, y el respaldo de los feligreses y de la sociedad sevillana en general, el templo pide a gritos auxilio.