Durante más de una década, el AVE comprendía única y exclusivamente el trayecto entre Madrid y Sevilla. La celebración de la Exposición Universal en 1992 propició que el enorme proyecto que tenía entre manos el Ministerio de Fomento arrancara antes en la capital hispalense que en Barcelona, a donde no llegó la alta velocidad hasta 2008, previo paso por Zaragoza y Lérida. De forma paralela, el AVE también fue adentrándose en Andalucía, alcanzando Córdoba y Málaga, y en otras zonas de España, tales como Castilla y León (Valladolid), Comunidad Valenciana (Valencia y Alicante), y Galicia (La Coruña, Santiago de Compostela y Ourense), aunque ésta última región aún no está comunicada con la capital de España.
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El AVE adelanta al avión
A diferencia de otros países europeos, en los que la red ferroviaria adquiere un enorme protagonismo en el día a día de sus ciudadanos, en España siempre hemos preferido el coche y sobre todo el avión (desde que se puede volar) para hacer trayectos medios y largos. No obstante, esa tendencia se está invirtiendo en los últimos tiempos, sobre todo tras la implantación de las líneas de alta velocidad. Y para muestra, un botón: el AVE que conecta Sevilla con Valencia ya tiene más pasajeros que el vuelo que une la capital hispalense con la del Turia.
Al AVE le han bastado sólo dos años para darle la vuelta a la tortilla, ya que en junio de 2012, cuando se puso en marcha esta línea, la cuota de mercado era de un 85% para el avión y sólo un 15% para al tren. Ahora las tornas han cambiado, pues el tren acapara el 60% del tráfico y el avión el 40%. Algún escéptico podría pensar que este vuelco se debe a la caída a la caída de un medio de transporte y no a la subida del otro, pero no es el caso, ya que el número de viajeros del tren Sevilla-Valencia aumentó de un año para otro en un 28%, que se traduce en 210.000 personas más.
Obviamente, una de las claves de este cambio ha sido el abaratamiento de los billetes de tren, así como la aplicación de promociones especiales en determinadas fechas del año. Desde que se habilitó esta conexión, Renfe oferta dos trenes directos al día, con paradas intermedias en Córdoba, Puerto Llano, Ciudad Real y Cuenca, con una duración aproximada de tres horas y 50 minutos. O lo que es lo mismo, la mitad de lo que tardan en llegar los ferrocarriles convencionales en la misma ruta. Por último, cabe destacar que entre el 27 de julio y el 31 de agosto estará operativa la línea Sevilla-Alicante, con el objeto de fomentar el trasvase de turistas durante el periodo vacacional.
El Monte Gurugú: de Melilla a Sevilla
Como el que no quiere la cosa, el Monte Gurugú tiene más de 80 años de historia. Hablamos del carismático montículo que se encuentra en el centro del Parque de María Luisa desde la Exposición Iberoamericana de 1929, concretamente entre la Glorieta de los Hermanos Álvarez Quintero y el Jardín de los Leones. Si bien su elevación (algo más de 20 metros) no es excesiva, el mirador que lo corona ofrece unas vistas hermosas de todo el recinto. Se accede a él a través de una escalera pedregosa que nos retrotrae a tiempos muy antiguos y posee una cascada de agua que desemboca en un pequeño estanque.
Antaño, en sus aledaños se podían divisar patos e incluso pavos reales, pero lamentablemente dicha fauna se fue perdiendo progresivamente. No así la flora, ya que la vegetación es frondosa y heterogénea gracias a la humedad que impera en el terreno. Así, podemos encontrar desde pinos piñoneros a setos, pasando por almeces de tronco liso. Otro rasgo que define al Monte Gurugú es el túnel que lo atraviesa de un extremo a otro. En su día formaba parte del recorrido del tren de la Exposición de 1929, pero recientemente fue rehabilitado como carril bici.
¿Y de dónde viene el nombre de Gurugú? Pues del macizo dominante de la ciudad de Melilla. De hecho, dicho monte es el punto más alto (890 metros) del cabo norteafricano de Tres Forcas, y a comienzos del siglo XX fue escenario de encarnizadas batallas entre las tropas españolas y los rebeldes rifeños liderados por Abd el-Krim. Desde su cumbre se puede divisar, en un día soleado, la superficie de Argelia e incluso Sierra Nevada, aunque más que como paraje turístico, últimamente viene siendo utilizado como refugio de inmigrantes, ya que muchos subsaharianos se ocultan en sus laderas aguardando el momento exacto para cruzar la frontera.
El tren más carismático
Una de las grandes sensaciones de la Exposición Iberoamericana de 1929 fue, sin lugar a dudas, el tren Lilliput. Durante mucho tiempo se creyó que fue un regalo del rey Alfonso XIII a la ciudad de Sevilla, aunque recientemente algunos historiadores han encontrado documentación que pone en duda esta afirmación. Sea como fuere, el pequeño ferrocarril causó más furor que todas las atracciones del parque, incluida la montaña rusa, y recorría el recinto de punta a rabo haciendo paradas en sus cinco estaciones: Glorieta Becquer, Paseo de las Delicias, Barrio Moro, Parque de Atracciones y Plaza de América.
Al parecer, fue José Cruz Conde, Comisario Regio de la muestra, quien adquirió personalmente las cinco máquinas (bautizadas como Sevilla, Santa María, Pinta y Niña) durante su visita a la Exposición de Colonia de 1928. De fabricación alemana, cada locomotora medía siete metros de largo, arrastraba diez vagones y podía transportar a unas 150 personas con una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora. Para que el viaje fuera más atractivo si cabe, se construyó el túnel que actualmente atraviesa el Monte Gurugú y cerca de la Plaza de España se habilitó una galería que simulaba a las Grutas de las Maravillas de Aracena.
Más de 500.000 personas de todas las edades se montaron en él, dejando una recaudación de 684.000 pesetas. En otras palabras, el tren Lilliput, que jamás se averió ni sufrió ningún accidente, se convirtió en la tercera fuente de ingresos de la exposición tras las entradas y la explotación comercial de los terrenos. A la conclusión del evento fue almacenado en unas cocheras que se encontraban próximas a la Avenida de la Borbolla y rescatado en dos ocasiones (1930 y 1932) para sendas exhibiciones. Tras la última de ellas, las máquinas fueron abandonadas a su suerte y se deterioraron notablemente, aunque en 1969 una de ellas (la Santa María) fue restaurada y vendida al parque de atracciones de Madrid, donde fue reciclada durante un tiempo como el Tren del Oeste. Por su parte, la Niña fue reparada posteriormente por la Asociación Sevillana de Amigos del Ferrocarril y actualmente se halla en la Estación de Santa Justa. Así las cosas, el tren miniatura sigue vivo pese a las vicisitudes que le han acompañado durante su existencia.
Rebobinando hasta 1929
El año que viene Sevilla celebrará el 85 aniversario de la Exposición Iberoamericana de 1929 con una serie de actos culturales que pretenden revivir la muestra que cambió para siempre la fisonomía de la ciudad. El programa arrancará con un concierto de la Banda Sinfónica Municipal, que interpretará temas inéditos y recuperará el mítico himno de la exposición, el cual fue compuesto en su día por Francisco Alonso (música) y los hermanos Álvarez Quintero (letra). Asimismo, el Ayuntamiento tiene previsto reabrir los pabellones al público tras haber llegado a un acuerdo con varias delegaciones internacionales.
De esta manera, Estados Unidos rehabilitará la actual sede de la Fundación Madariaga para tal efecto, Portugal hará lo propio con su consulado y se espera que en los próximos meses se unan más países a la iniciativa. Además, guías turísticos y voluntarios explicarán al público la transformación física y funcional que ha sufrido cada uno de los edificios, añadiéndole un valor didáctico a las visitas. Pero también habrá momentos para la diversión, puesto que uno de los objetivos que se ha marcado el Consistorio para esta efeméride es recuperar el entrañable tren Liliput, del que ya hablaremos en profundidad próximamente.
Más difícil, por no decir imposible, sería reconstruir el antiguo parque de atracciones que se encontraba entre las avenidas de La Palmera y La Raza, aunque los organizadores de este evento quieren compensarlo con una exposición temática. No será la única, pues también se pondrá en marcha una feria de pinturas, cuadros, iconografía, mapas y objetos de 1929 en el Casino de la Exposición. Y la cosa no acabará ahí, puesto que también está programado que un globo aerostático rememore los inolvidables vuelos del zepelín. Todas estas actividades tendrán lugar en los meses de mayo y junio de 2014
Las bondades del AVE
¿Sevilla es especial porque siempre estuvo conectada al mundo? ¿O siempre estuvo conectada al mundo porque es especial? Responder a esta pregunta es tan difícil como resolver el enigma de qué existió primero, el huevo o la gallina. Lo que está fuera de toda duda es que desde tiempos inmemoriales la humanidad se ha afanado en llegar a Sevilla, primero a través de la Vía Augusta, posteriormente explotando la navegabilidad del río Guadalquivir y así hasta llegar a los tiempos de las autopistas, los aeropuertos y demás. Hoy, no obstante, nos detendremos principalmente en el AVE, que fue inaugurado el 21 de abril de 1992 con motivo de la Exposición Universal.
Es muy significativo que el primer tren de alta velocidad español uniera la capital del país con Sevilla y no con otras ciudades punteras como Barcelona, Valencia o Bilbao. Su velocidad punta de 300 kilométros por hora fue un avance importantísimos en su día y 20 años después sigue estando muy lejos de la obsolescencia. Tanto es así que el 66% de los turistas que recibió Sevilla en el pasado mes de mayo llegaron a través del AVE, según datos del Instituto Nacional Estadístico (INE). Cifras que dejan a las claras que este medio de transporte sigue siendo el preferido para los desplazamientos nacionales.
La misma fuente desvela que los viajeros que arriban en Sevilla a través de este tren son, en su mayoría, madrileños, catalanes y valencianos, al margen de los propios andaluces, obviamente. Además, el tráfico ha registrado un incremento del 20% con respecto al año anterior gracias, en gran medida, a la bajada de precios que la compañía Renfe puso en marcha hace sólo unos meses. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que atravesar Despeñaperros era una odisea tanto para la gente del norte como para la del sur.
Una selva a tiro de piedra
La capital de la Navidad
Un gran vértice en el mapa