La hombría de los garrochistas de Utrera

garrochistasSólo los apasionados de la Historia tienen constancia de la decisiva participación de un grupo de utreranos en la Batalla de Bailén (1808), una de las más importantes de la existencia de España. No en vano, supuso la primera derrota de las tropas napoleónicas en campo abierto, la huída de José I Bonaparte y el regreso forzado de su hermano menor (Napoleón) a la península ibérica para intentar consolidar su posición dominante.

Podría decirse que en Utrera nació lo que hoy conocemos como guerra de guerrillas, es decir, el hostigamiento continuado al enemigo con maniobras rápidas, sorpresivas y, hasta cierto punto, rudimentarias. No en vano, cualquier cosa servía para atacar a los franceses o afrancesados, ya fuese una pala, una azada o una piedra. Todo lo que causara daño era válido y el éxito de las escaramuzas llegó a oídos de los generales españoles, que decidieron instalar allí un cuartel general. Con todo, cabe aclarar que no es que en La Campiña hubiese un movimiento perfectamente organizado para expulsar a las fuerzas de ocupación, pero sí una fuerte convicción de que eso era justamente lo que había que hacer.  

Así se explica que, durante la Guerra de la Independencia, un grupo de utreranos y jerezanos sin experiencia militar se ofrecieran como voluntarios para intervenir en la Batalla de Bailén. Fueron denominados como ‘garrochistas’ y pusieron a disposición de la causa sus propios caballos. Vestían como lo que eran, hombres de campo, y utilizaban como armas las lanzas de conducir el ganado. Pero tras una apariencia un tanto grotesca, el escuadrón escondía una valentía y una fiereza fuera de lo común, hasta el punto de que sus cargas contra los franceses se hicieron famosas en aquellos tiempos y han llegado a nuestros días para ser recordadas por siempre.  

Unidos por la sangre y la comedia

Sevilla y su provincia han sido cuna de grandes escritores desde tiempos inmemoriales y hoy hablaremos de dos ellos que compartían la misma sangre: los hermanos Álvarez Quintero. Serafín y Joaquín nacieron con apenas dos años de diferencia en Utrera a finales del siglo XIX y desde pequeños empezaron a interesarse por la literatura. De hecho, siendo adolescentes ya estrenaron su primera obra en el Teatro Cervantes de Sevilla, titulada ‘Esgrima y Amor’. El gran éxito obtenido invitó a su padre a trasladarlos a la capital hispalense, donde encontraron trabajo en el Ministerio de Hacienda. Allí, entre el trajín burocrático, surgieron nuevas ideas que fueron plasmadas en la tranquilidad del hogar.

Unos años después decidieron dejar su profesión para dedicarse por completo a su vocación y se instalaron en Madrid, donde se especializaron en el género de la comedia de costumbres. Lejos de olvidar sus raíces, ambientaron casi todas sus obras en Andalucía y pusieron en relieve tanto su dialecto como sus tradiciones sin caer en los falsos estereotipos. Así, su estilo giró en torno a unos diálogos fluidos, optimistas, ingeniosos y divertidos, con pinceladas de humor.  En ocasiones se les achacó que sus composiciones carecían de crítica social, pero lo cierto y verdad es que se ganaron el reconocimiento absoluto de lectores y espectadores, así como de la inmensa mayoría de los críticos literarios.

Además de dramaturgos, los Álvarez Quintero fueron poetas (hicieron incursiones en la lírica), periodistas (colaboraron con distintas publicaciones de España e Hispanoamérica) y lingüistas (fueron miembros de la Real Academia Española). Curiosamente, siempre escribieron al alimón e incluso después del fallecimiento del hermano mayor (1938), Joaquín siguió firmando sus escritos con el nombre de los dos hasta el día de su muerte (1944). Algunas de sus obras más importantes son ‘El ojito derecho’, ‘Las flores’, ‘Mañana de sol’, ‘Las de Caín’, ‘Doña Clarines’, ‘Los Galeotes’, ‘Ventolera’, etcétera.

Tate Montoya nos deja

Una de las noticias más tristes que nos dejó el pasado jueves 23 de mayo de 2013 fue el fallecimiento de Tate Montoya. Sesenta y tres años antes había nacido en la localidad de Hinojal (Cáceres), aunque a los pocos días de su llegada al mundo se trasladó con su familia a Utrera, de donde era originario su padre, el cantante Enrique Montoya. Estudió la carrera de Ingeniería Técnica Industrial y la ejerció durante una década en una empresa de automoción, aunque lo que corría por sus venas a velocidad de crucero era el flamenco. Por esta razón, nunca dejó su lado su pasión y más pronto que tarde obtuvo el reconocimiento del público.

Inicialmente, dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a componer. De hecho, escribió temas para su propio padre, y también para otros cantantes (El Mani, Pasenquito) y grupos (Los del Río, Los Marismeños). Sin embargo, ya en 1989 se atrevió a lanzar el primero de sus nueve discos de estudio, titulado ‘Por sevillanas’, que contenía uno de sus mayores éxitos: ‘La luna que yo miro’. Conforme su popularidad iba creciendo fue colaborando con más artistas del panorama nacional, incluyendo a Ana Belén (madrileña), Los Sabandeños (canarios), y dirigiendo espectáculos en teatros, como por ejemplo ‘Coplas de la mar, el amor y la tierra’ (2000) y Opre-Romnia (2006).

Previamente también había dado el salto a la pequeña pantalla, presentando el célebre programa ‘Tal como somos’ de Canal Sur. Además, sustituyó a Jesús Puente durante un tiempo en ‘Su media naranja’ en Telecinco, acompañó a Laura Valenzuela en ‘Mañanas de primera’ en Televisión Española y finalmente regresó al ente autonómico para llevar las riendas de ‘La noche más hermosa’. Polifacético a más no poder, Tate Montoya también tuvo una incursión en la política (fue concejal en Utrera en la década de los 80) y otra en la literatura (escribió un libro de poesías y una novela). Su marcha deja un vacío de grandes dimensiones.

Los misterios de El Palmar de Troya (III)

¿Cuánto ha habido de verdad y cuánto de fraude en El Palmar de Troya? Existen múltiples teorías que desmontan todo el entramado que se orquestó después de las presuntas revelaciones, las cuales son difícilmente contrastables. Algunas sostienen que las niñas, inocentemente, pusieron como excusa la aparición del a Virgen para justificar su tardanza aquel día ante los padres, mientras que otras van más allá y postulan que fueron sobornadas para iniciar el movimiento y agitar a la población de la pedanía, en su mayoría analfabeta. En cualquier caso, lo que está fuera de toda duda es que al poco tiempo las cuatro familias se marcharon de El Palmar, ya nunca más se supo de ellas y fueron reemplazadas por un nutrido grupo de visionarios.

Clemente Domínguez y Manuel Alonso fueron casi los últimos en llegar, pero rápidamente se hicieron notar. Se da por hecho que eran pareja sentimental y al primero de ellos le apodaban ‘la Voltio’ en los círculos homosexuales de Sevilla. Antes de ser autoproclamado Papa, Clemente perdió la visión en ambos ojos tras un accidente de tráfico en Bilbao. Aun así, siguió liderando la congregación hasta el 22 de marzo de 2005, día en el que falleció a la edad de 59 años. Como no podía ser de otra forma, su sucesor fue su inseparable Manuel Alonso, aunque cabe reseñar que este nombramiento provocó una fractura entre los adeptos. Bajo el nombre de Pedro II, llevó la voz cantante hasta que murió en julio de 2011 y fue relevado por el actual regente Sergio María (Gregorio XVIII).

En su momento de máximo apogeo, la Iglesia Palmariana contaba con un centenar de sacerdotes, unas 80 monjas, más de 2.000 devotos y varias delegaciones tanto por el territorio europeo como por el de Sudamérica. Ahora todas esas cifras han disminuido considerablemente, ya que se han producido escisiones importantes. Por desavenencias, algunos de sus religiosos formaron una nueva orden en Archidona y otros se integraron en la Iglesia Católica Apostólica Remanente. Un tercer grupo, el denominado ‘La Cruz Blanca’, comparte las creencias originales, pero se desmarcó de la parafernalia desde el primer momento y lleva a cabo sus ritos de forma discreta.

Lejos de ir abriéndose a la sociedad, la Iglesia Palmariana es cada vez más hermética, hasta el punto de que todos sus miembros tienen terminantemente prohibido relacionarse con el resto de la población salvo en cuestiones profesionales (negocios) o de imperiosa necesidad (salud), de ahí que se le considere también como una secta. ¿Qué futuro tiene esta comunidad? Según un experto en la materia como Manuel Molina, está condenada a desaparecer a corto o medio plazo. Y es que sus fuentes de ingresos decrecieron sustancialmente tras ser registrada en 1988 como asociación religiosa (mayor control de Hacienda) y por la posterior fuga de los adinerados que habían deducido impuestos. Así las cosas, se vio obligada a vender los inmuebles que poseía en el centro de la capital hispalense, los cuales sumaban una extensión de 3.000 metros cuadrados. Ahora subsiste gracias a las donaciones que realizan las personas mayores a las que cuida en su extensa finca de la Alcaparrosa.

Los misterios de El Palmar de Troya (II)

Clemente Domínguez era el rostro visible, y Manuel Alonso, el cerebro. Entre los dos fundaron la Orden de las Carmelitas de la Santa Faz, que se declaraba fiel al papa Pablo VI para intentar ganarse el favor de la Iglesia católica. Sin embargo, tras comprobar que El Vaticano pasaba olímpicamente de sus supuestos milagros, intentaron llamar su atención captando adeptos influyentes. Fue así como persuadieron al inversor suizo Maurice Revaz y a un arzobispo vietnamita llamado Pierre Martín Ngo Dinh Thuc, que nombró obispos a los dos cabecillas sin el permiso de la Santa Sede. Como no podía ser de otro modo, todos ellos fueron excomulgados inmediatamente y llegados a ese punto, no les quedó más remedio que escindirse del catolicismo.

Así las cosas, en 1975 se fundó la Iglesia Cristiana Palmariana, que consideraba a la matriz como una “gran ramera” y acusaba a sus cardenales de manipular al Sumo Pontífice con drogas. Como muestra de despecho, meses más tarde Clemente se autoproclamó Papa, bajo el nombre de Gregorio XVII. No contento con eso, canonizó a todos los símbolos de la extrema derecha española, como Francisco, Franco, Carrero Blanco, José Antonio Primo de Rivera o Calvo Sotelo, además de a Hitler, José María Escrivá de Balaguer y a otros personajes históricos como Cristóbal Colón, Don Pelayo o el Cardenal Cisneros. Asimismo, en un alarde de excentricidad, apartó de su comunión a todos los sacerdotes obreros, comunistas, a la Familia Real y a todos los que hubiesen visto la película ‘Jesucristo Superstar’.

Sus doctrinas sólo aceptan los veinte primeros concilios de la Iglesia Católica y tildan de “falsas” a todas las demás religiones. Sus misas son realmente peculiares, ya que constan de once turnos de tres minutos cada una y son pronunciadas en latín por un sacerdote que da la espalda a los feligreses. Todo ello, en un templo de incalculable valor patrimonial que se encuentra cerrado a cal y canto salvo para los devotos, que deben ir siempre con una vestimenta de acuerdo a la congregación: los hombres con pantalones oscuros y camisas sin remangar, y las mujeres, con una mantilla o un velo que les cubra la cabeza, una falda larga y una camisa abotonada hasta el cuello. Para garantizar la intimidad, el recinto está rodeado por una muralla de cinco metros de altura que impide la mirada de los curiosos.

Los misterios de El Palmar de Troya (I)

El 30 de marzo de 1968, cuatro niñas de entre 12 y 13 años caminaban juntas por un campo cercano a El Palmar de Troya, pedanía de la localidad sevillana de Utrera, cuando distinguieron la figura de la Virgen María en un árbol. Asustadas, rápidamente corrieron al pueblo para contárselo a sus padres, los cuales difundieron la noticia, que corrió como la pólvora de boca en boca. Como no había motivos aparentes para desconfiar del testimonio de unas crías, hubo quien empezó a acudir al lugar de los hechos para realizar sus oraciones. Así las cosas, de la noche a la mañana aquella zona de lentisco se convirtió poco menos que en un lugar sagrado.

A partir de ese momento comenzaron a multiplicarse las presuntas apariciones, curaciones milagrosas y demás fenómenos paranormales. De hecho, decenas de personas de otros lugares se trasladaron hasta el Palmar de Troya para pregonar sus propias experiencias místicas, aunque un hombre en concreto se erigió en el líder de todos aquellos videntes: Clemente Domínguez Gómez. Este corredor de seguros, que nació en Écija y trabajaba en la capital, juró haber visto a la Virgen María y difundió que le había ordenado librar a la iglesia católica de la herejía, el modernismo y el comunismo. Para hacer más creíble la revelación, se estigmatizaba delante de la muchedumbre, en espectáculos en los que abundaba la sangre.

En uno de ellos entró en trance nada más y nada menos que ante 30.000 personas, lo que deja a las claras que su popularidad crecía como la espuma. Con una legión de adeptos tras sus pasos, el 22 de diciembre de 1974 Clemente fundó la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, cuyas doctrinas eran realmente peculiares, aunque de ellas hablaremos detenidamente en el siguiente artículo. El caso es que, para emprender un proyecto religioso como el que tenía entre manos, necesitaba financiación y en ese apartado entró en juego su amigo de confianza: Manuel Alonso Corral. Este abogado se encargó de los asuntos burocráticos y de divulgar los milagros de El Palmar en términos locales, nacionales e internacionales, consiguiendo los donativos que permitieron construir el templo. Los más jugosos llegaron procedentes de empresas extranjeras que pretendían deducir impuestos.

El temor de los utreranos

20 de noviembre de 2007. Una salvaje tromba de agua cae desde el cielo sevillano y provoca graves daños tanto en la capital como en la provincia. La localidad de Utrera es una de las que sale peor paradas, registrándose en su término municipal más de 160 litros por metro cuadrado. La experiencia de otras inundaciones no sirve para contrarrestar el pánico que produce el agua, que se acumula por todas partes y tarda una eternidad en conceder una tregua. Por suerte, siempre después de la tormenta llega la calma, pero esta es una calma tensa, ya que toca evaluar la catástrofe e intentar recuperar lo perdido, a veces sin éxito.

En aquel amargo episodio tuvo mucho que ver el desbordamiento del arroyo Calzas Anchas. Desde hacía tiempo, se venía hablando de la necesidad de desviar su cauce pero, como casi siempre, tuvo que suceder una tragedia para que se pasara a la acción, obteniéndose por fin los permisos y la financiación correspondientes. Según las estimaciones del propio Ayuntamiento de Utrera, las lluvias causaron pérdidas por valor de 100 millones de euros (58 en los campos de cultivo, 30 en infraestructuras y servicios públicos, y 12 en casas, locales y garajes). No en vano, 400 familias se vieron afectadas y las tareas de limpieza duraron más de una semana.

Han transcurrido cinco años desde entonces, pero aquellas escenas dantescas siguen estando muy presentes en la memoria de los utreranos, quienes ya habían sufrido las inclemencias meteorológicas previamente. Por poner un ejemplo, las precipitaciones de 1963 se llevaron por delante muchos bienes materiales, entre ellos la biblioteca del Colegio Salesiano. Más recientemente, en 2010, la crecida del arroyo volvió a hacerse notar en distintos puntos del municipio (Puente de la Alcantarilla, Junquillo, Feria, etc.). Por todo ello, pese a las mejoras efectuadas en las infraestructuras hidráulicas, no debe sorprender que los utreranos todavía sientan un incómodo cosquilleo cada vez que las nubes se preparan para descargar.

Fallece un joven al caer de un poste de luz en Utrera

silosLa víctima, de 19 años, se subió a la estructura junto al botellódromo.

Un joven de 19 años, cuya identidad no se facilitó, falleció este domingo de madrugada después de precipitarse desde una torreta eléctrica a la que se había subido durante una noche de movida en el entorno habilitado como botellódromo en la ciudad y conocido como Los Silos. Todo indica que la víctima sufrió una descarga al haber trepado unos metros por el poste de luz, tras lo que salió despedido, según relataron varios testigos a la Guardia Civil.Hasta el lugar de los hechos se trasladaron agentes de la Policía Local y Guardia Civil y facultativos sanitarios del servicio de emergencias del 061, que no pudieron hacer nada por salvar la vida del joven.

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Concluye la VII Feria de la Gallina Utrerana con la entrega de trofeos

Ayer finalizó la VII Feria de la gallina utrerana, que se ha celebrado en la Caseta Municipal del Recinto Ferial de Consolación, Utrera, y que ha sido  organizada por la delegación de Agricultura del Ayuntamiento de Utrera, con la colaboración de la Asociación Nacional de Criadores de Gallinas Utreranas, la Asociación Andaluza de Avicultura, la Federación Andaluza de Defensa del Gallo Combatiente Español, el Club de Colombicultura Hermanos Álvarez Quintero y el Club Deportivo de Criadores de Palomos de Razas Autóctonas Andaluzas, así como Junta de Andalucía, la Obra Social de Cajasol y la empresa Nanta. Con una exhibición de más de mil aves, y miles de visitantes y compradores de distintas comunidades, esta feria se ha consolidado a lo largo de los años, y se ha convertido en un referente del sector avícola a nivel nacional, tal y como destacaba el concejal de agricultura, Don Juan Bocanegra.

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