Hay calles que tienen vida. Nacen en un momento determinado, echan a andar antes de lo previsto, maduran con la experiencia de los años y van desarrollando una personalidad propia que les hacen ser diferentes a todas las demás. Un buen ejemplo es la calle Feria, cuyo semblante es fácil de recordar e imposible de olvidar. Su trazado arranca en la Iglesia de San Juan de La Palma y finaliza en la calle Resolana, dejando entre medias una estela de 900 metros repletos de comercios tradicionales, viviendas con el sello autóctono y edificios con mucha historia. Entre ellos, la Iglesia de Omnium Sanctorum, la capilla de Monte-Sion, el Mercado de Abastos y el Palacio de los marques de la Algaba.
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El parque interminable del Tamarguillo
El Tamarguillo es, ante todo, un arroyo que desemboca en el río Guadalquivir, pero su nombre también está presente en una ronda muy conocida y en un parque relativamente desconocido, aunque hoy trataremos de poner en relieve todas las bondades de éste último. Lo primero que llama la atención del Parque del Tamarguillo, situado junto al Aeropuerto de San Pablo, son sus enormes dimensiones, ya que cuenta con 96 hectáreas de extensión, aproximadamente el doble que el del Alamillo. Tanto es así que, salvo que contemos con un físico excepcional, resulta complicado atravesarlo de punta a punta si no es a través de una bicicleta. Además, su disposición horizontal tampoco ayuda a vadearlo con facilidad.
El Alamillo gana terreno
El 12 de octubre se celebrará el 20 aniversario del Parque del Alamillo y para entonces será más grande y cautivador gracias a las obras que se están realizando en la actualidad. Concretamente, el pulmón de la ciudad ganará unas 40 hectáreas de extensión y llegará hasta la margen del Guadalquivir, incorporando así una amplia zona de naranjales y unas vistas espectaculares. Dichos terrenos pertenecían al parque, pero no estaban acondicionados para el ocio y el tránsito de personas. En ellos, al margen de vegetación, se hallan también restos de antiguas infraestructuras agrarias de los siglos XVIII y XIX, tales como norias de agua, pozos, acequias, albercas, etcétera.
Otra de las novedades que presentará el Parque del Alamillo es el huerto urbano. Hablamos de una parcela situada entre el Puente del Alamillo y el Hotel Barceló Renacimiento que ha sido reservada con la idea de que familias y colegios cultiven verduras, frutas y hortalizas para consumo propio. El espacio será dividido en unos 130 huertos y las adjudicaciones correrán a cargo de la EPSA (Empresa Pública del Suelo de Andalucía). De igual modo, se llevará a cabo un cerramiento de la estación ornitológica para que las aves estén más controladas.
En cualquier caso, la gran novedad que presentará el Parque del Alamillo este otoño será la posibilidad de acceder al mismo en barcas no motorizadas. No en vano, se construirán un embarcadero y un muelle junto al puente, así como una pasarela peatonal. El proyecto contempla que, con la implantación de rampas flotantes, los usuarios de piraguas, kayaks y pequeñas embarcaciones de vela también puedan llegar hasta el recinto verde por la vía fluvial. En definitiva, el parque se abrirá definitivamente al río Guadalquivir y juntos formarán un binomio realmente sugestivo.