Un teatro con sabor añejo

En la provincia de Sevilla hay un teatro con 2.000 años de historia. Y no, no hemos puesto un cero de más por error. Nos referimos al Teatro de Itálica, la obra civil más antigua de esta provincia romana. Fue construido en la época de Augusto sobre el Cerro de San Antonio, en el término municipal de Santiponce, y originalmente contaba con una capacidad para 3.000 espectadores. En él se representaban esporádicamente obras trágicas y cómicas, casi todas ellas encaminadas a resaltar la figura del emperador y ridiculizar a sus enemigos, aunque también había momentos para espectáculos musicales y de mimos.

Como en todo teatro romano, un espacio semicircular (la denominada ‘orchestra’) separaba el escenario del graderío, donde se sentaban personas de todas las condiciones. Eso sí, cada clase (hombres poderosos, soldados, hombres casados, jóvenes, mujeres y esclavos) tenía reservada una zona distinta. Su uso fue decayendo con el paso del tiempo, hasta el punto de que llegó a convertirse en un vertedero… y en un improvisado cementerio durante la época medieval. La situación de abandono y las frecuentes riadas le dejaron prácticamente sepultado… hasta que en 1935, poco antes del estallido de la Guerra Civil, fue redescubierto.

Ya en democracia, el espacio se adecentó y albergó algunos espectáculos menores, aunque el impulso definitivo llegó en 2009, cuando se iniciaron unas profundas obras de rehabilitación, cuyo presupuesto ascendió a 1,6 millones de euros. Estos trabajos permitieron salvaguardar todos los restos arqueológicos y reforzar la estructura con el objeto de recuperar el esplendor del teatro, algo que se ha conseguido con creces, puesto que cada vez son más las compañías que quieren mostrar sus representaciones allí. De cara al espectador, la ausencia de respaldos cómodos para la espalda se compensa con la singularidad del entorno, que consigue teletransportarnos dos milenios atrás. 

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