Una venta con alma taurina

Quién le iba a decir a Carlos Antequera, el que fuera mozo de espadas del torero Antonio Fuentes, que la venta que abrió en 1916 iba a llegar a nuestros tiempos. El caso es que sus contados ahorros le permitieron comprar unos terrenos cercanos al río Guadaira y al estadio del Betis, justo donde daba la vuelta el tranvía, y allí levantó un establecimiento para que los viajeros pudieran recargar las pilas antes de adentrarse en la ciudad. Casi sin pretenderlo, su negocio fue acercándose a su antigua profesión, hasta el punto de convertirse en fonda para toreros y ganaderos, así como en establo para los animales.

Podría decirse que la Venta de Antequera suponía la última parada antes de llegar a la plaza. Al principio su éxito radicó en su ubicación geográfica, pero con el paso del tiempo se convirtió en un referente de la tauromaquia por méritos propios, sobre todo, tras su traslado a su ubicación actual (Bellavista) y los fuertes vínculos que estableció con empresarios del sector. Pero no sólo recibía a profesionales de este mundillo, sino también a aficionados que querían ver de cerca a los toros que iban a participar en las corridas. Como no podía ser de otro modo, los días de más trajín eran los de la Feria de Abril, cuando llegaban a formarse colas en las inmediaciones de la venta. Ya en los años 60, los propietarios incorporaron una plaza de toros a las dependencias.

Con todo, en la historia de la Venta de Antequera hay dos hitos que no tienen que ver directamente con la tauromaquia. Por un lado, cabe reseñar que fue sede de la primera reunión de los poetas de la Generación del 27, con Ignacio Sánchez Mejías haciendo las veces de anfitrión y el homenaje a Luis de Góngora como telón de fondo. Y por otro, puede presumir de haber recibido la visita inesperada del rey Alfonso XIII (1930), quien, tras quedar encantado con el servicio, el ambiente y las instalaciones, le concedió el título de Real que aún ostenta.

Con casi un siglo de existencia, la Venta de Antequera –que ahora acoge celebraciones-  vuelve a ser motivo de actualidad, ya que la Comisión Local de Patrimonio ha autorizado el proyecto de rehabilitación que habían presentado sus actuales propietarios para devolverle su aspecto original. Este trámite era indispensable, pues el suelo sobre el que se asienta está catalogado como de interés público y socio-cultural.

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