Unos 100 hermanos de Pasión y Muerte ya han encargado sus túnicas de nazareno. «Tenía la promesa de salir de nazareno el primer año en el que la hermandad fuera con túnicas. Me cuesta mucho trabajo andar y el médico me ha desaconsejado participar en la estación de penitencia, pero pienso cumplir mi promesa y vestirme de nazareno siempre que pueda», confiesa Manuel Bendala López, hermano desde 1996 de Pasión y Muerte, mientras se prueba la túnica ruan en la nueva casa hermandad.Como a Manuel Bendala, a la mayoría de los hermanos de la recién estrenada hermandad, les «parece mentira tener la túnica puesta» después de una larga espera que empezó a contar hace 20 años en la parroquia de La O.
Por esto, «se tiene un sentimiento muy especial», asegura mientras Pablo Retamero se asegura de que le está bien de largo, que los orificios del antifaz están a la altura de sus ojos o que el esparto de 30 centímetros de alto no tiene que recoger más túnica y cola de la cuenta.Retamero, con la ayuda de María José Menjíbar -que «claro que voy a salir de nazarena»-, le ha tomado medidas ya a los cerca de 100 hermanos de Pasión y Muerte que están dispuestos a participar en esta primera estación de penitencia a la catedral de Triana, la parroquia de Santa Ana como hermandad el próximo Viernes de Dolores. De hecho, ya tienen entre 15 y 20 túnicas acabadas «y esta semana llegarán otras 30».Entre las terminadas, está la de Javier Ibáñez, secretario de la corporación, que no puede ocultar su «orgullo e ilusión» por poder vestir esta túnica, aunque con cierta «responsabilidad», por lo que significa y por ser miembro de junta. Javier es también hermano y nazareno de los Estudiantes, pero admite que «es distinto. Allí soy un hermano más que sale el Martes Santo en una larga historia, pero aquí estamos empezando». Aunque no lleva muchos años como hermano, Ibáñez se involucró desde el principio y se siente parte de todo lo conseguido: «No siempre se puede decir que eres hermano fundador y que podido salir en la primera salida como hermandad. No tiene el mismo valor», insiste.La hechura de la túnica, la tela y la entrega ya planchada, con todo lo necesario, cuesta 130 euros, pero quien no pueda hacer este desembolso ahora, «que la cosa está muy mal», como admite el hermano mayor, Antonio Martínez, puede alquilarla o, si fuera necesario, pedir ayuda a la hermandad: «Ningún hermano de Pasión y Muerte va a dejar de salir de nazareno por razones económicas», afirma tajante. «Y, desgraciadamente, ya hemos tenido casos», reconoce.Entre túnica y túnica, Pablo Retamero también prueba las albas a los acólitos, otro de los estrenos de este año, junto al Libro de Reglas, en el que María José Menjíbar está dando puntada tras puntada, como Víctor Manuel Castro, teniente de hermano mayor, y todo el que participa en el taller de bordado. Realizado en cartulina y hojilla sobre terciopelo morado, la orla es una corona de espinas y en el centro -aún por empezar- llevará el escudo de la hermandad.Pero en esta nueva casa hermandad, también hay un banco ocupado por bolsas llenas de alimentos con un cartel cada una que indica «para un adulto»… Se trata del Banco de Alimentos que ha creado la hermandad tras el éxito de la Campaña de Navidad y la necesidad que han detectado entre los vecinos. «Así también hacemos hermandad».
Fuente: http://www.elcorreoweb.es/semanasanta/118282/ilusion/triana/viste/ruan/negro