Vitrinas que guardan nuestro pasado (II)

La sede del Museo Arqueológico de Sevilla fue en su día el edificio más caro que se construyó en la Plaza de América para la Exposición Iberoamericana de 1929. El diseño corrió a cargo del afamado Aníbal González, quien se inspiró en el Palacio de de Monterrey (Salamanca) para crear su Palacio del Renacimiento (así se llamó). Una vez finalizada la muestra, no fue excesivamente difícil adaptarlo a su uso actual, ya que poseía suficiente espacio y una buena distribución. Así, hoy tenemos a nuestra disposición un museo de tres plantas con nada más y nada menos que 27 salas.

Si las visitamos por orden de numeración, haremos un recorrido cronológico por la historia de Sevilla (y de España) en un periodo aproximado de dos horas. El punto de partida es el Paleolítico, prosigue hasta llegar a la cultura tartesia, posteriormente ahonda en la época romana y finaliza con los restos árabes y mudéjares de la Edad Media. Dentro de los objetos más remotos, destacan las cerámicas, huesos e ídolos de la Edad del Cobre hallados en su día en Valencina de la Concepción, que podrían fecharse entre los años 2500 y 2000 antes de Cristo.

Otra de las grandes joyas del museo es la reproducción exacta del Tesoro del Carambolo, que data del año 650 a.C. y fue encontrado inesperadamente en 1958 por unos obreros. Según los entendidos, a través de este conjunto arqueológico es posible entender el origen de los primeros andaluces. De igual modo, la colección contiene una gran cantidad de piezas romanas, procedentes, en su mayoría, de Itálica. Entre ellas, esculturas de diosas como Venus, Isis, Diana, Cibeles; bustos y retratos de emperadores como Augusto, Trajano, Adriano o Vespasiano, etcétera. Si lo que nos apasiona es la Edad Media, también estamos de enhorabuena, pues hay vestigios visigodos, cristianos y musulmanes.   

Por último, cabe reseñar que el Museo Arqueológico será reformado próximamente, si bien aún no hay una fecha concreta para el inicio de las obras. En 2010 ya se aprobó un proyecto de restauración, el presentado por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, aunque el Ministerio de Educación y Cultura quiere revisarlo antes de liberar la dotación, pues considera que su presupuesto (33,5 millones de euros) es demasiado elevado para los tiempos que corren.

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