
El cambio trata de «recuperar el recorrido clásico e histórico de Los Gitanos», como bien apunta el diputado mayor de gobierno, Emilio Jiménez, quien reconoce que los problemas de seguridad esgrimidos en la alteración del itinerario en los dos últimos años «están ya superados». La junta de gobierno que dirige José Moreno ha tenido a bien retomar pues «el camino de siempre».Pero hay más razones que llevan a esta modificación. El cuerpo de nazarenos está «muy castigado» a la vuelta como para adentrarse por las vías estrechas que llevan a visitar San Román, Dueñas y Santa Ángela. La hermandad busca facilitar la estación de penitencia a los hermanos, y, de paso, adentrarse en esta parte del recorrido «con la fuerza de la noche».La medida busca también hacer «más participativa» la vuelta, pues por la mañana el cortejo recibe un público muy diferente al de la noche:»Vienen muchas familias de la hermandad y devotos del Señor que necesitan un espacio más amplio para disfrutar del discurrir de la cofradía».Así, a la vuelta, la hermandad regresará a casa por la Plaza de Cristo de Burgos, Almirante Apodaca, Plaza Jerónimo de Córdoba y Jáuregui, evitando incluso «el tapón» que en los últimos años viene formándose en Escuelas Pías.Ya sea por tradición, por miramiento con los nazarenos o por el bienestar de quienes se acercan a ver al Señor de la Madrugá, lo cierto es que los Gitanos protagonizará uno de los cambios más significativos. Eso sí, pasarán por debajo de las setas, pues los cerca de 1.800 nazarenos (200 más que el año pasado) que integrarán el cortejo saldrán a la Encarnación por la calle de Alcázares.